Más de 2.000 millones de personas en todo el mundo no se perdieron la gran boda del príncipe Harry (33 años) y Meghan Markle (36) el pasado sábado. Todo era idílico: ella estaba impresionante; él, caballeroso; los invitados y las damitas y pajes perfectos; y un sol radiante en plena primavera en Windsor. Parecía que no había ningún defecto que criticar al enlace real hasta que todo acabó y los recién casados quisieron desfilar por la ciudad montados en un carruaje tirado por caballos. Es entonces cuando los veterinarios han salido en defensa de los animales.
Tras el beso de cuento de hadas con el que Harry y Meghan deleitaron a los presentes a la salida de la capilla de San Jorge subieron al coche de caballos y los conductores pusieron en marcha a los animales para que comenzaran a andar. Los equinos permanecían con la cabeza inclinada hacia abajo todos en el mismo ángulo, algo que conseguían gracias al engallador. Este objeto es una cuerda tensa que les mantiene la cabeza erguida a la altura que se desee, lo que impide su libre movimiento. Además, también mostraban anteojeras, una especie de solapa que les limita la visión a mirar siempre hacia adelante, lo que suele causar bizquera.
Pero el punto que más ha indignado a los profesionales de la salud animal es el caso de las bridas. Michael Fox, un veterinario con sede en Minnesota, señala que "varios caballos sacudían la cabeza, se mordían la boca y masticaban y babeaban con obvia incomodidad oral". El uso de las bridas por parte de la brigada real a cargo de los caballos ha quedado patente en una carta del Registro Veterinario.
Fox expresa que un colega veterinario, y precisamente británico, ha atestiguado desde hace mucho tiempo la inhumanidad de la "brida bucal" que utilizan los responsables de la Casa Real para sus caballos. Por eso el profesional inglés ha desarrollado una brida sin la pieza oral, por lo que no causa daños al animal.
Además, argumenta que ya es "hora de que la brigada real de caballos se ponga a la altura de los tiempos y trabaje por el bienestar y el respeto animal y deje de lado la tradición antigua y ciega". Y en nombre de los protectores de la salud equina expone: "Esperemos que esta pareja extienda su compasión para romper el círculo del antropocentrismo y ayude a garantizar el trato humano de todas las criaturas, grandes y pequeñas".
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