Continúa el goteo de visitantes a la cárcel de Brieva (Ávila) para ver a Iñaki Urdangarin (50 años). Desde su ingreso en prisión el pasado 18 de junio, el exduque de Palma ha recibido la visita de su mujer, la infanta Cristina (53), de su madre, Claire Liebaert (83) y una última de sus dos hermanas: Ana y Laura Urdangarin.
Tan sólo dos semanas después de su ingreso en el centro penitenciario, donde cumple una condena de cinco años y diez meses, ha recibido más de una visita. Ana y Laura han sido las últimas tras acudir el pasado fin de semana a la institución penitenciaria, según adelanta la revista ¡HOLA!.
Ambas han acudido acompañadas por sus maridos quienes, junto a ellas, pasaron más de tres horas dentro de la prisión donde vieron a su hermano, que ve cómo los días de sentencia pasan en un módulo especial de la cárcel de mujeres de Brieva.
Ana y Laura portaban un gran bolso con el que accedieron a las dependencias penitenciarias. En su interior, parte de las pertenencias del exduque de Palma y objetos personales que necesite en el interior del centro.
No es la primera visita que ha recibido el exduque en el tiempo que lleva en prisión. Aunque no han trascendido imágenes, la infanta Cristina visitó a su marido el pasado 24 de junio. Aquel encuentro no estuvo exento de polémica por el trato a favor que recibió la infanta. No tuvo que hacer colas, accedió en coche y lo hizo cuando el primer turno de visita había finalizado.
Su madre, Claire Liebaert, fue la primera persona en entrar a Brieva para estar junto a su hijo. Lo hizo en la más estricta cautela y consiguió pasar inadvertida ante la prensa que no pudo captar su imagen entrando en la cárcel.
Según las primeras informaciones, el exduque de Palma tiene derecho a una visita semanal de 50 minutos en el locutorio del centro penitenciario, con un cristal que le separe de su visita y un auricular de teléfono para comunicarse u orificios que les permite escucharse. También tiene derecho a llevar a cabo un vis a vis al mes, ejercicio reservado para los familiares cercanos. El exduque está muy bajo de ánimo desde que puso un pie en la cárcel, aunque los servicios de prisión, como la alimentación, son de su agrado, Iñaki se encuentra en muy baja forma anímica.
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