Con una sonrisa pintada en sus labios, la reina Letizia (45 años) saludaba a los medios de comunicación apilados a las puertas del Santa María de los Rosales en el primer día de colegio de las infantas. A tenor de las imágenes, debió ser lo único que la soberana 'se pintó' aquella mañana de septiembre donde sin imposturas ni esfuerzos, acompañó a sus pequeñas acorazada de exquisita sencillez.
Observando un primer plano del retrato más espontáneo de la reina, se contempla cómo ha recurrido tan solo a una máscara de pestañas (superpuesta sobre sus extensiones) y al infalible brillo de labios hidratante color melocotón de su marca fetiche de cosméticos de lujo. Por norma general, Letizia, enfundada en su atuendo diario de reina, utiliza un determinado nivel de maquillaje dependiendo del corte y la hora del evento.
Para actos institucionales ordinarios de agenda, la madre de la princesa de Asturias utiliza todos los medios para lucir una piel perfecta: hidratación, antiojeras, base líquida, iluminador, máscara de pestañas y generalmente un leve toque respeto al juego de sombras. Si el evento es de noche o se trata de una recepción de Estado con correspondiente cena de gala (y uso obligado de joyas de pasar), su maquillaje se agudiza, es más profundo, recurre al lápiz negro, el highlight y a las sombras de colores más atrevidos. Verbi gratia, la azul oscuro de los Premios AS, día en que sorprendió con un espectacular estreno de del Pozo o la sombra azabache con smoky en malva cuando se entregaron los Premios Mariano de Cavia, Luca de Tena y Mingote de 2016.
Atrás (y por un día) han quedado los vestidos ceñidos, los peinados ultrapensados y los complementos exagerados. En su aparición más 'campechana', Letizia recurrió por una blusa blanca, pantalones pitillo en mismo tono de Hugo Boss y una sahariana multibolsillos gris con cinturón incorporado, aunque abierto. Es complicado encontrar a la reina de una forma tan natural en sus actos oficiales. Pese a que el primer día de colegio no consta en agenda oficial al tildarse de 'acto privado', es clásico y tradición que la prensa acuda; y los reyes saluden, es decir, que la decisión de mostrar su faceta más natural es coherente a sabiendas de que la noticia podía convertirse en esa.
Ídem respecto al calzado. Letizia ha dado un descanso a sus pies relegando sus altísimos tacones hasta otra ocasión. Presumiblemente al primer acto en solitario que presidirá tras las vacaciones de verano, este martes, en su tierra, Oviedo. El pasado martes la reina recurrió a unas sneakers blancas de Hugo Boss (250 euros) que ya había lucido anteriormente. En concreto, la última vez que sacó a pasear las clásicas de su firma alemana favorita fue en el primer día de 'cole' de las infantas, pero del 2017.
La naturalidad brindada se ha visto magnificada cuando al salir del Rosales se dirigía al coche compartiendo plano junto al rey, ataviado con traje de chaqueta, corbata y listo para arrancar su jornada laboral. Letizia, además, ha optado por no guardar su teléfono móvil personal en el pantalón o la parka y ha lucido una sobria funda negra en la mano con la que no saludaba. Voces cercanas a Letizia hablan de ella como una mujer pegada a sus dos teléfonos. Pese a las escasas pruebas de esto, sí que se han publicado determinadas imágenes donde la esposa de Felipe prestaba más atención a su teléfono que a lo que tenía a su alrededor. Por ejemplo, el último 12 de octubre, día de la Hispanidad, momento en que a su llegada a la Plaza de Lima para presidir la celebración junto al rey, se observó cómo utilizaba su móvil mientras que con la otra mano saludaba a los ciudadanos de Madrid.
Desde que en 2008, Letizia ingresase para someterse a una rinoplastia y a un retoque en su prominente mentón, las informaciones sobre las operaciones de cirugía estética de la reina han sido una constante. Una década en la que su rostro ha experimentado una evidente metamorfosis y que ha posibilitado que ahora se atreva a presumir de faz sin apenas maquillaje, aunque sea, eso sí, solo una vez al año.
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