En marzo de 2014, un periódico nacional publicaba, con motivo del Caso Noos, una serie de emails que Iñaki Urdangarin (51 años) había enviado a su cuñado, el entonces Príncipe Felipe (51). Demostrando no ser muy inteligente, el duque de Palma de Mallorca dejó por escrito ciertas opiniones sobre algunos miembros de la Familia Real que llamaron mucho la atención al público en general.
Sin embargo, pocas personas se percataron de un mensaje que el marido de la Infanta Cristina (53) envío al despacho del heredero en Zarzuela. La carta, fechada el 16 de abril de 2004, rezaba lo siguiente: "'Veo que os ha ido bien en La Caixa. Espero que estéis más tranquilos y relajados. Es normal lo que ha pasado. Mucho ánimo, Iñaki". Aunque tras leer el mensaje se puede pensar que los actuales Reyes acudieron a la entidad bancaria para presidir como Príncipes algún acto, lo cierto es que estuvieron visitando a la Infanta Cristina tras vivir una de las mayores peleas como novios.
Quedaba poco más de un mes para la gran boda en la Catedral de La Almudena de Madrid, y en Barcelona casi se suspende todo. El 15 de abril la pareja había viajado hasta la capital catalana acompañados por la reina Sofía (80) y por la madre de Letizia Ortiz (46), Paloma Rocasolano (67). Mientras que Felipe acudía a una reunión, las tres mujeres viajaban con la intención de ir al taller de Manuel Pertegaz, el modisto encargado de hacerle el traje de novia a la que se iba a convertir en la Princesa de Asturias en poco más de un mes.
La jornada estaba programada de la siguiente manera: primero la futura esposa de Felipe se probaría el traje para que le hicieran los últimos ajustes y después sería el turno de su suegra, Sofía, ya que el diseñador también había recibido el encargo de crear el traje de madrina de la madre del novio.
El caso es que nada más llegar al atelier de Pertegaz, antes de que apareciera el modisto y tras una fuerte discusión con su prometido en el avión que les llevaba a Barcelona por un asunto de protocolo, Letizia sufrió un ataque de ansiedad en toda regla. La todavía periodista comenzó a decir que anulaba todo, que ella no se casaba, que no quería hacerlo... Tras echar a todos los presentes de la sala, le acercaron una infusión para que se tranquilizara, cosa que no lograron.
Por lo que la comitiva decidió marcharse al Palacio de Albaniz, donde se solía alojar a Familia Real cuando viajaba a la Ciudad Condal. Allí se reunió con ellas el Príncipe Felipe, que había sido avisado de la crisis que estaba sufriendo su novia. En una habitación cerrada, los gritos de la pareja se escuchaban en todo el palacio. Mientras Felipe y Letizia discutían sobre su futuro, Sofía y Pertegaz le daban, en otra habitación del recinto, los últimos toques al vestido para marcharse después al taller.
Letizia se dejó convencer y a las ocho de la tarde acudió a las oficinas del diseñador para hacerse la famosa prueba que le había llevado a Barcelona. La cita se prolongó durante una hora. Después, las tres abandonaron sonrientes el taller del diseñador, mientras los curiosos que se habían congregado frente al estudio jaleaban a la novia al grito de "guapa, guapa". También hubo quien preguntó a Letizia cómo andaba la confección del vestido a lo que la futura Princesa contestó con una oscilación de mano que parecía significar un así, así.
Una vez concluida la visita al modisto, la emérita Sofía y Paloma Rocasolano regresaron a Madrid. En cambio, Felipe y Letizia acudieron a La Caixa a ver la Infanta Cristina, que al parecer fue la mediadora perfecta para que todo acabara en el 'sí, quiero' en la Catedral de la Almudena tal día como hoy, pero con lluvia y hace quince años.
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