El rey de Arabia Saudí, Salman Bin Abdulaziz (83), pasará las vacaciones este año en su país debido a la situación de la Familia Real después de la polémica del príncipe heredero Mohamed Bin Salman (33) con el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul (Turquía) el pasado mes de octubre. Según los medios nacionales, el gobernante saudí habría decidido no abandonar el país, y calmar las diferencias dentro de la Familia Real.
Ha elegido para el periodo estival Neom, en el noroeste, cerca de la frontera con Jordania y Egipto. Esta mega ciudad futurista de casi 26.500 km² erigida a orillas del mar Rojo es parte de la estrategia saudí de 2030 dirigida por el príncipe heredero. Su objetivo es crear un lugar totalmente gestionado por la inteligencia artificial.
En el olvido quedan Tánger y Marbella, las dos ciudades donde han pasado parte del verano los últimos años. Son las segundas vacaciones que se ausenta de Marruecos, donde posee un palacio próximo a cabo Espartel con vistas al Océano Atlántico.
La mansión real está compuesta por cuatro pabellones de color amarillo pálido y techos de tejas azules. Además dispone de una jaima exterior para acoger a los invitados al aire libre, con los menús de tres restaurantes de lujo y sus propias instalaciones médicas. La familia wahabita la adquirió por 2,5 millones de euros, pero en la actualidad su valor ha aumentado por los arreglos posteriores.
El rey Salman cuenta con dos propiedades de lujo con playa privada en Marruecos. La intimidad y el respeto lo ha tenido asegurado a diferencia de en Francia, donde al cerrar una playa cerca de Cannes se creó una polémica entre los turistas y residentes, y por ello el monarca se vio obligado a adelantar su viaje a Tánger en aquella ocasión.
La playa de Jbila (Tánger) se blinda con un campamento de militares y fragatas del ejército porque el palacio, rodeado de un muro de un kilómetro y medio salpicado de cámaras de seguridad, da directamente a la playa. El interior alberga cuatro helipuertos y cien coches.
En la ciudad marroquí siempre fue bienvenido e incluso considerado una "bendición". De hecho, en 2016 celebró la boda de su hijo con los reyes de Marruecos, Mohamed VI (55) y Lalla Salma (41), como invitados. Para la ocasión bloqueó los hoteles lujosos durante un mes y alquiló 650 coches.
Hace cinco años que la familia real de Arabia Saudí cambió el sur de España por el norte de Marruecos para disfrutar de sus vacaciones estivales durante un mes. Entre las leyendas de esta elección, se cuenta que su esposa Fahda prefiere Tánger a Marbella, porque la ciudad andaluza le gustaba a Sultana, su primera esposa fallecida en 2011, y allí pasaron mucho tiempo juntos cuando era príncipe heredero.
En 2017, último año que el rey Salman disfrutó de Tánger, se reservaron unas 900 habitaciones en hoteles de 5 estrellas y alquilaron 400 automóviles de lujo. Tres años antes, el entonces todavía príncipe, había adquirido un terreno en Tánger de 5.000 metros cuadrados, propiedad del expresidente español Felipe González (77). Posteriormente construyó un palacio, aunque la antigua propiedad se conserva en el interior.
Marruecos perdió 100 millones de dólares por la ausencia del rey Salman
Hasta el verano pasado, Tánger "hacía el agosto” con las vacaciones de la monarquía saudí porque su gasto en restauración, seguridad, servicios, ocio y restauración salvaba la temporada turística de la ciudad.
La Familia Real saudí y todo su séquito disfrutaron durante tres años de un mes completo de vacaciones. Normalmente desde mediados del mes de julio a mediados de agosto. Ocho hoteles quedaban cada verano reservados, además de chalés y apartamentos amueblados. Por lo que los operadores turísticos se frotaban las manos con la llegada de la familia saudí.
Una semana antes de la llegada del rey, un centenar de trabajadores encargados de la cocina y del protocolo real se instalaban en la propiedad. El séquito de 1.600 personas se distribuía en hoteles de cuatro y cinco estrellas, y ocupaban el 14% de la capacidad de alojamiento de Tánger. Cada huésped gastaba 2.500 dírhams por noche (240 euros) y 1.000 dírhams (90 euros) de limusina con chófer cada día.
Este año se ha echado de menos la vestimenta saudí entrando y saliendo de los establecimientos de lujo de Tánger. "Los saudíes" fueron los grandes ausentes. El responsable de uno de los hoteles que cierra para acoger a los familiares del rey explicaba a los medios locales qué ocurrió este verano: "Recibimos reservas, pero después se cancelaron". Así la ciudad de Tánger vio escapar 100 millones de dólares, el dispendio que realizaron en 2017, según el periódico israelí Haaretz.
Ayyoub tiene una pequeña empresa de alquiler de coches con cinco conductores en Tánger. Estos tres veranos, con la estancia del rey saudí, arrendó todos los coches y empleó a cinco chóferes a través de una empresa nacional que da servicio a la casa real marroquí. Su padre también se dedica al turismo, regenta una tienda y un restaurante en la medina de Tánger. Explica a JALEOS que normalmente bloquea un mes en verano "para trabajar con los saudíes". Además, llegan también trabajadores de otras ciudades de Marruecos, incluso prostitutas de lujo.
El rey Salman no dedica todo el mes al ocio, también recibe importantes visitas. Por el palacio desfilaron entre otros el emir de Qatar, Tamim Bin Jalifa Al Thani (67) o el ex presidente francés Nicolás Sarkozy (64). Así, la residencia se convirtió también en un centro de relaciones internacionales y decisiones geoestratégicas, que confirió prestigio a la recién reformada ciudad, considerada la 'perla de El Estrecho'.
La relación entre los reinos wahabita y alauita se remonta a las raíces de la historia del islam en la península arábiga, al margen de los modernos acuerdos en los ámbitos social, cultural y económico. Arabia Saudí prestó a Marruecos 22.000 millones de euros, 5.500 millones por año, para invertir en sus fuerzas armadas en 2016. El objetivo es que Marruecos cree una industria de defensa propia y dependa menos de países extranjeros.
El país magrebí siempre ha sido un aliado de la monarquía saudí, en especial en su enfrentamiento con el régimen shii de Irán. Cierto es que no estuvo de su lado en junio de 2017 cuando rompió relaciones diplomáticas, junto a otros países aliados (Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin), con Qatar.
No se entiende por qué el rey Salman no se instaló el verano pasado en Tánger, pero la tensión entre Arabia Saudí y Marruecos quedó en evidencia el mes de junio, en la votación del Congreso de la FIFA para decidir la sede del Mundial de Fútbol de 2026. Riad votó en contra de Marruecos, y en Rabat se entendió como una auténtica traición.
Con ocasión del peregrinaje de los marroquíes a La Meca, el rey Mohamed VI envió un mensaje al rey Salman, a través del ministro de Turismo, invitándolo a visitar Marruecos. Al último encuentro de ambos monarcas en Tánger en 2017 acudió también el príncipe heredero Moulay Hassan (16) en una "visita de amistad y cortesía".
Y como símbolo de mejora en las relaciones entre Rabat y Riyadh, el ministro de Interior saudí viajó a Marruecos el 8 de octubre de 2018 en una visita oficial acompañado de agentes de seguridad de alto nivel de su país.
En Tánger siguen esperando acoger de nuevo a la corte de Arabia Saudí en próximos veranos.
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