Plaza de Oriente de Madrid. 20 horas de la tarde. La caravana de los reyes, Felipe VI (51 años) y Letizia (47), llega a las puertas del Teatro Real el pasado miércoles. Están a punto de presidir la inauguración de la temporada de ópera con la representación de Don Carlo, la obra de Giuseppe Verdi.
Aunque los tiempos han cambiado y las cosas no son lo que eran, una noche en la ópera sigue siendo una noche en la ópera. Es decir, las mujeres deben ir de corto en modo gala y los hombres con chaqueta y corbata. La reina Letizia lo sabe y es una de las citas en las que más empeño pone con el objetivo de brillar. Si el año pasado dejó a todo el mundo boquiabierto con un mono en azul noche firmado por Pedro del Hierro, este miércoles, Letizia deslumbró a todos con un vestido esmoquin de corte midi en color blanco. Al look, le añadió complementos en color negro haciendo un efecto black & white maravilloso.
Nada más bajarse del coche, las redes sociales empezaron a moverse y a valorar el traje elegido por la consorte. Desde luego era impactante, pero ¿quién lo firma? No es un Varela (parece que Felipe ha pasado al olvido en su armario) tampoco tiene la silueta de un Carolina Herrera (marca que ocupa su corazón desde hace un tiempo) y mucho menos un Hugo Boss. La solución estaba en una pequeña firma, nacida en Madrid, llamada Lola Li.
La marca es la unión de la estilista Amparo Utrilla y del fotógrafo Miguel Reveriego, ambos antiguos compañeros de profesión de Eva Fernández, la única mujer que trabaja en la Secretaría de la Reina y ex estilista de moda de la revista Cosmopolitan. Se desconoce si ella es la responsable de que Lola Li haya entrado en el armario de Zarzuela, pero desde luego tiene toda la pinta.
La apuesta por este vestido era arriesgada. Se trata de un look que le dio algunos problemas. Por eso nada más llegar al Teatro Real, Letizia le pidió a sus ayudantes dos imperdibles, el escote del traje chaqueta le estaba dando problemas. Una vez solucionado el tema, pudo seguir la velada sin problemas.
Esta mañana todo el mundo hablaba del outfit deslumbrante de la Reina y por lo tanto de esta pequeña firma de moda. Lola Li ha visto cómo sus seguidores de Instagram subían como la espuma en pocas horas y su web sufría un colapso de visitas. Aunque muchos medios se han centrado en lo guapa que estaba Letizia, casi nadie se ha hecho eco del impacto que supone que la esposa de Felipe VI luzca un vestido como el de ayer.
Durante muchos años, la moda española se ha quejado de la preferencia de la monarca por ciertos diseñadores. Hubo una época en la que Felipe Varela ocupaba su armario día y noche. Fueron los comienzos de la experiodista dentro de Zarzuela. Por aquel entonces se llevaba bien con sus cuñadas, las infantas Cristina (54) y Elena (55), y fue esta última la que le recomendó al modista madrileño.
Varela tenía un pequeño taller en la calle Ortega y Gasset, en el local del edificio donde por aquel entonces residía la duquesa de Lugo con su marido, Jaime de Marichalar (55). Además, la reina Sofía (80) le dio un consejo a la prometida de su único hijo: "búscate un modisto que te haga todo, que sepa tus tallas a la perfección y que conozca tus gustos, así ahorraras muchas horas en pruebas y arreglos". La emérita sabía de lo que estaba hablando, ya que su armario está compuesto casi en su totalidad de piezas creadas por las Hermanas Molinero.
Y así, Varela pasó de tener una tienda de 70 metros cuadros a ocupar una manzana entera en la Milla de Oro madrileña. Cada vestido que lucía Letizia él lo ponía en su escaparate y aquello era un no parar de fans de la Reina que quería vestir como ella sin importarles que los trajes del creador madrileño rondaran los 3.000 euros.
Las críticas no tardaron en llegar, sin hablar del tema de si eran elegantes o no, los demás modistos españoles se quejaban del trato de favor hacia Varela. La propia consorte lo justificaba con dos contundentes razones: la discreción del diseñador, que nunca ha concedido una entrevista ni ha comentado sus creaciones reales y el no tener que hacerse casi pruebas de vestuario.
Pero las cosas empezaron a cambiar hace unos años. Algunos aseguran que la llegada de Eva Fernández a la vida de Letizia, o mejor dicho, a su armario, supuso la apertura de miras de la ex periodista hacia otras firmas. Pero fueron varias las circunstancias que hicieron que Varela dejara de ser un fijo y pasara a ser ocasional, porque al final para los momentos importantes tira de su confianza como ocurre en los Premios Princesa de Asturias o en la Fiesta Nacional.
Su relación con la casa Carolina Herrera llega de la mano de su amistad con la familia Puig, dueña desde hace varias temporadas de la firma de moda creada por la diseñadora venezolana en Nueva York. Pasito a pasito la marca ha ido desbancando a Varela en el día a día y también en algunas cenas de gala y citas importantes.
Pero en los últimos meses se ha notado en la Reina un posicionamiento nuevo a la hora de vestirse. Por fin ha dado el paso que tantas veces le ha pedido la industria de la moda española, un negocio que mueve miles de millones y que da trabajo a muchas personas en nuestro país. Introducir nuevas firmas en su día a día, pequeñas casas de moda que encuentran en el apoyo real el empujón que necesitan para despegar.
No ha sido este miércoles en el Teatro Real la primera vez que Letizia lucía una marca made in Spain pequeña. Fue en Sevilla el pasado uno de junio, con motivo del Día de las Fuerzas Armadas cuando la Reina apareció con un vestido rojo carmesí de la firma Cherubina. Iba elegante, sencilla y prácticamente perfecta. Se trata de una casa especializada en trajes de novia e invitadas de boda. Volvió a triunfar con la misma marca sevillana unas jornadas después en Londres, el 17 de junio.
Letizia acompañaba a Felipe en la ceremonia de la Orden de la Jarretera con Isabel II (93) como anfitriona. Un momento en el que todos estaban pendientes ya que la ex periodista iba a medirse con el estilo de Kate Middelton (37) y Máxima de Holanda (48), dos pesos pesados del estilo royal. La Reina de todos los españoles salió más que airosa. Fue un triunfo doble, para ella y para Cherubina, ya que fue una publicidad impagable. De hecho, el modelo que uso la esposa de Felipe VI se agotó ese mismo día y las bodas de Andalucía se llenaron de 'Letizias' por todos lados.
La semana pasada, la Reina volvió de nuevo a tener este gesto con otra marca española pequeña. Letizia acudió a una reunión de trabajo en la sede de la Agencia de Noticias Servimedia luciendo un dos piezas, compuesto por blusa y falda, estampados en estrellas con encajes de Poète. Esta firma tiene un poco más de recorrido que las dos anteriores, se trata de una empresa española con 10 años de vida que tiene más de 21 tiendas por toda la geografía del país incluidos varios puntos en algunos El Corte Inglés. Pero sin duda, el empujón de la Reina les viene de maravilla.
Por eso aunque en su día a día en su armario reina la firma alemana Hugo Boss y la creada por la diseñadora venezolana Carolina Herrera, lo cierto es que estos guiños a marcas chiquititas (que para Letizia son un pequeño gesto), para ellas son la mejor publicidad del mundo.
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