El funeral en honor a Pilar de Borbón celebrado este miércoles en El Escorial ha reunido a diversas personalidades de la realeza, la política y la aristocracia española. Entre los asistentes, han estado los miembros de la familia del Rey al completo: los reyes eméritos, don Juan Carlos (82 años) y doña Sofía (81), el rey Felipe VI (51) y la reina Letizia (47), y las hermanas de Felipe, Elena (56) y Cristina de Borbón (54).
Elena y Cristina han acaparado buena parte de la atención mediática debido a que son pocas las veces en las que se las puede ver juntas desde que no forman parte de la Familia Real. Además, había mucha expectación por ver el reencuentro entre la infanta Cristina y la reina Letizia, pues han coincidido públicamente en ocasiones contadas y su mala relación parece un secreto a voces.
No obstante, la reaparición pública de Elena y Cristina ha sorprendido por el gran cambio físico que han experimentado. Más allá de la solemnidad propia del acto, el rictus de las infantas en la basílica ha sido más serio de lo normal. Ambas están visiblemente más delgadas que en sus últimas apariciones, luciendo un aspecto desmejorado.
La infanta Cristina ha viajado a Madrid desde Moscú, donde presidía el lunes la inauguración de una exposición de la Fundación Gala-Salvador Dalí de la que es patrona, para asistir al funeral de Pilar de Borbón. La hermana menor del Rey presenta unas facciones mucho más marcadas que antes y unas incipientes bolsas en los ojos provocadas, probablemente, por el cansancio del viaje y la pérdida de peso.
Elena de Borbón, por su parte, ha vuelto a lucir su nueva melena tipo bob rizada y corta con la que, sin embargo, no ha conseguido rejuvenecer su aspecto, que evidencia visibles marcas de expresión y una mirada cansada.
El riguroso negro del atuendo que han llevado las infantas aumenta la sensación de delgadez en su figura, un aspecto que contrasta bastante con el que mostraban las hermanas hace apenas 20 días en el entierro de Pilar de Borbón en Madrid.
Tenso reencuentro
Elena y Cristina se han situado en la segunda fila de la basílica, junto a la princesa Beatriz de Holanda (81). Delante de ellas estaban los reyes eméritos, don Juan Carlos y doña Sofía, a los que Felipe y Letizia han saludado en primer lugar a su llegada al templo.
Tras ello, los Reyes se han dirigido a la antigua reina de Holanda, a la que han saludado con dos besos. Pese a la cercanía física con las hermanas del Rey, los monarcas no se han dirigido en ningún momento a ellas. Al cruzar la mirada con Felipe, Elena ha mostrado un discreto gesto de complicidad, esbozando una sonrisa; sin embargo, el rostro de Cristina ha permanecido inalterable, limitándose a mirar de reojo al Rey durante unos segundos.
La frialdad entre las infantas y la Reina ha sido aún más palpable, ya que no han tenido ni la más mínima interacción. Algo que, aunque puede ser justificable en un acto de este tipo, alimenta los rumores de mala relación entre las hermanas y la esposa del Rey.
El funeral
Unos 200 asistentes han acudido al Real Monasterio del Escorial para despedir a la hermana de don Juan Carlos de Borbón, que fallecía el pasado 8 de enero víctima de un cáncer de colon.
Los cinco hijos de Pilar de Borbón han estado arropados por distintas personalidades como la princesa Beatriz de Orleans (78), la baronesa Thyssen (76), Eugenia (51) y Alfonso Martínez de Irujo (69), la vicepresidenta Carmen Calvo (62) o la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso (41), entre otros.
El próximo viernes 31 de enero, se celebrará en la Catedral de la Almudena otra misa funeral en honor a Pilar de Borbón, esta vez abierta a toda la ciudadanía que desee asistir.
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