El escándalo estallaba en Reino Unido hace justo un año. A mediados de abril de 2019 unas imágenes comprometedoras del príncipe Guillermo de Inglaterra (37 años) llegaban a las redacciones de los medios británicos y enseguida veían la luz también en las redes sociales. En ellas se podía a ver supuestamente al heredero al trono disfrutando de una desenfrenada velada en un exclusivo club nocturno junto a Rose Hanbury (36), hasta entonces, la mejor amiga de Kate Middleton (38). Entre el humo y las luces moradas del club se intuían besos y caricias que el hijo de Lady Di dedicaba a su amiga agarrándola de la cintura. Estas fotografías revolucionaron a los británicos y la prensa calificó directamente al futuro rey de "infiel".
Lo que más llamó la atención de estas reveladoras imágenes es la cercanía que mostraba la pareja. Y es que, semanas antes de conocerse estas pruebas, varios medios ya hablaban de una presunta relación extramatrimonial entre el príncipe y la exmodelo durante el tercer embarazo de la duquesa de Cambridge, lo que puso a la opinión pública aún más en contra del nieto mayor de Isabel II (93).
Consolidados periodistas llegado a confirmar los supuestos encuentros furtivos entre el heredero y Hanbury. Cuando estos rumores se hicieron incontrolables, Middleton evitó toda relación con Rose. De hecho, desde los mentideros ingleses se hablaba de la existencia de "una fuerte pelea" entre ambas examigas, hasta el punto de que la esposa de Guillermo prohibió su presencia en actos reales o limitó severamente la distancia entre la aristócrata y los duques de Cambridge -como hizo en junio del año pasado en el banquete de Estado, que sentó a Hanbury justo en la otra punta de la mesa, para ni siquiera cruzarse las miradas-.
Estas informaciones acabaron repentinamente con la hasta entonces inquebrantable amistad entre Rose y Kate. Tras más de una década unidas, todo se desmoronó de la peor manera posible. Su relación comenzó gracias a que pertenecen al selecto club de los Turnip Toffs. Este extraño término se utiliza para describir a los círculos de notoriedad y poder, y en concreto al grupo de aristócratas que viven en el exclusivo campo de Norfolk; residencia habitual de los duques y la marquesa. El hecho de que estos altos cargos no puedan moverse hacia urbes más ajetreadas donde puedan ponerse en peligro, hace que los que viven en la tranquila y lujosa zona se tengan que relacionar casi forzosamente, y así surgió la amistad entre las royal.
Así, Hanbury y su marido, David Rocksavage, marqués de Cholmondeley, fueron invitados a la boda de los duques en 2011, y ella siempre ha sido el gran apoyo de la futura reina. Se apoyaban mutuamente, y Kate no dudaba en acudir a las reuniones benéficas que ofrecía su amiga para dar visibilidad y rigor a su labor, y mostrar así el sustento de la Corona. Pero hace justo un año esto cambió por completo cuando Rose hizo tambalear el sólido matrimonio del príncipe y Middleton. Las mujeres se alejaron radicalmente y así ha sido durante ocho meses. En enero de este año decidieron darse una segunda oportunidad después de que las aguas se calmaran en palacio.
Pero la rebeldía de Rose Hanbury no es nueva. Revisando sus antecedentes personales se puede descubrir una vida repleta de montañas rusas, de polémicas y de contenido muy jugoso que ha protagonizado las portadas de varios tabloides amarillistas ingleses.
La mismísima historia de amor entre la exmodelo y su esposo ya fue muy mediática. Su relación fue apresurada y sospechosa para muchos británicos. En junio de 2009, en cuestión de tres días anunciaron su compromiso, revelaron el embarazo gemelar de Rose y se casaron en secreto en el Ayuntamiento de Chelsea en Inglaterra. Solo cuatro meses después llegaron al mundo los pequeños Alexander Hugh George y Oliver Timothy George, los hijos del matrimonio que nacieron de forma prematura. Dada la compleja situación que vivieron con sus primeros bebés, la pareja se pensó mucho el ampliar la familia y no fue hasta 2016 cuando llegó la menor, Iris.
Este flujo de noticias jugosas para los medios se agrandó con una polémica decisión. Para elegir quién de sus hijos heredaría el título nobiliario, y a falta de un primogénito concreto -pues tuvieron gemelos-, el matrimonio decidió escoger al heredero por el peso. "Han decidido que el octavo marqués será el niño que pesó más al nacer", se publicó en The Telegraph. La diferencia era de apenas 226 gramos. La decisión fue tremendamente criticada entre la ciudadanía y por los expertos en protocolo aristocrático.
A estas controvertidas informaciones que han puesto siempre en el punto de mira al matrimonio Cholmondeley hay que sumarle el dato de la gran diferencia de edad entre los cónyuges. Ella es 23 años más joven que su esposo, algo que hizo sospechar al entorno del marqués cuando Rose se acercó a él. Pero esta situación se repite en la familia de Hanbury. Su hermana, Marina Hanbury, está casada con Ned Lambton, conde de Durham, un hombre 20 años mayor que ella.
Lo interesante de la relación amorosa de Marina es que Rose estuvo comprometida con el hijo de Ned, Fred Viscount Lambton. Este dato volvió a saltar a los tabloides británicos y muchos hablaban de "un idilio incestuoso muy perturbador" porque Rose, su hermana y Fred compartieron piso durante un tiempo. Se dice que fue así como Marina conoció a su futuro marido.
Sin embargo, no es menos relevante la versión que ofrecieron otras fuentes en ese momento sobre el acercamiento de Ned y Marina. Supuestamente él la contactó por Facebook después de soñar con ella una noche y su mensaje fue muy claro: "Sé que soy demasiado mayor para ti, pero te amo". Sea como fuere su relación continuó y se casaron en enero de 2011.
Sin duda el apellido Hanbury está repleto de historias que han dado suculentos titulares para la siempre ácida prensa de Reino Unido. Y es que no hay nada más valioso para los medios ingleses que tener en sus manos una controvertida noticia vinculada a su sagrada Familia Real británica.
[Más información: Rose Hanbury, la mujer que ha puesto en jaque el matrimonio del príncipe Guillermo y Kate]