La princesa Beatriz de York (31 años), nieta de Isabel II (93), y su prometido Edoardo Mapelli Mozzi (37), han decidido cancelar oficialmente su boda real por la crisis social y sanitaria que ha generado el coronavirus en Reino Unido, según han informado varios medios este jueves.
La hija del príncipe Andrés (60) ya había reducido en marzo algunos de los planes de la ceremonia, y canceló una recepción que se iba a celebrar en el Palacio de Buckingham.
"No hay planes para cambiar de lugar o celebrar una boda más grande. Ni siquiera están pensando en su boda en este momento. Llegará un momento para reorganizar, pero aún no", informa la revista People, citando a un portavoz de la pareja.
La pareja tenía previsto contraer matrimonio en la Capilla Real en el Palacio de St. James en el centro de Londres el próximo 29 de mayo, pero finalmente su día especial se ha pospuesto hasta que pase la crisis generada por el coronavirus.
Lo cierto es que la Reina ya confirmó antes de que las medidas de confinamiento se aplicaran en Reino Unido que ya no sería la anfitriona de su boda en el Palacio de Buckingham.
Actualmente la princesa Beatriz y su prometido Edoardo están pasando la cuarentena en su casa del oeste de Londres. El resto de la familia York, incluida su hermana Eugenia (30), se encuentran en la casa del príncipe Andrés, el Royal Lodge.
Una boda repleta de problemas
Desde que anunciaron su compromiso, los planes de boda han estado rodeados de multitud de polémicas. Semanas después de dar a conocer la buena nueva, Beatriz de York tuvo que hacer frente al primer obstáculo: su padre, Andrés de York, se había visto envuelto en el escándalo de Jeffrey Epstein, el magnate acusado de tráfico sexual de menores y que apareció ahorcado en su celda de Nueva York.
El foco mediático se cebó entonces con la Familia Real, especialmente con el duque de York y con sus hijas. Por eso, desde el palacio de Buckingham se decidió reducir al máximo todo lo relacionado con Andrés. Y eso afectaba, por lo tanto, a los planes de boda de su hija. "Todo el mundo ahora está preocupado por Bea. Pobre Bea. Se merece tener la boda que ella quiere, pero el público se va a volver loco (por lo de su padre)", aseguró entonces una fuente cercana a la familia a Entertainment Tonight.
Durante el tiempo que el escándalo estuvo en su máximo apogeo se pidió a Beatriz y a su prometido que mantuvieran un perfil bajo y que no hicieran ningún tipo de comunicado sobre el enlace.
Las informaciones sobre la supuesta relación entre el príncipe Andrés y Jeffrey Epstein continuaron saliendo a la luz en las semanas posteriores, y se hizo palpable el descontento por una gran parte de la población. Un rechazo que, de nuevo, volvió a afectar a los planes de boda de la pareja y que tuvo dos consecuencias directas: el enlace se tendría que sufragar con su propio dinero (nada de fondos provenientes de las arcas públicas) y ninguna cadena de televisión iba a retransmitir la ceremonia.
Con la llegada del año nuevo, y un considerable enfriamiento del escándalo de Andrés de York, parecía que había llegado el momento de que Beatriz y Edoardo pudieran continuar organizando su futura boda en un ambiente más tranquilo. Sin embargo, su gran día se volvió a ver ensombrecido con el anuncio de que Harry (35) y Meghan (38) decidían dar un paso atrás para dejar de formar parte de la Familia Real británica.
La Casa Real se vio envuelta de nuevo en los polémicos titulares que tanto temen, por lo que volvieron a tomar la decisión de que el resto de miembros de la Familia Real mantuviera un perfil bajo. Una orden que afectaba a Beatriz de York que tuvo que ser lo más discreta en las semanas posteriores.
A escasos dos meses de celebrarse la boda, sin embargo, se encontró con el último gran obstáculo y el que ha dinamitado todos los planes: la pandemia provocada por el coronavirus. Con un Reino Unido sumido en una gran crisis social y sanitaria, la pareja ha tomado ahora la decisión de cancelar su enlace.
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