La princesa Basmah de Arabia Saudí (56 años), la hija pequeña del rey Saúd bin Abdulaziz Al Saúd, que fue jefe del Estado del país entre 1953 y 1964, se encuentra en una prisión de alta seguridad junto a una de sus hijas, Sohd Al-Sharift. Basmah, que se erigió en los últimos años como una figura clave a nivel internacional por sus críticas a la monarquía y a la situación de la mujer en su país, ha logrado emitir ahora unos mensajes a través de su cuenta oficial de Twitter donde desvela la desesperada situación en la que se halla.
Se sospecha que la princesa, que tiene derecho a una visita semanal en la cárcel de Al Hayer, podría haber solicitado a la persona que acudió a verla por última vez que lanzase ese grito desesperado a través de sus redes sociales. En él, Basmah señala directamente como responsables de su encarcelamiento a su tío el rey Salman bin Abdulaziz Al Saud (84) y a su primo, Mohamed bin Salman (34), más conocido por sus iniciales MBS.
"Como quizás ya muchos de ustedes sepan, actualmente estoy detenida por una arbitrariedad en la prisión de Al Hayer sin haber sido acusada penalmente. Mi salud se está deteriorando gravemente, lo cual podría provocarme la muerte. No recibo ninguna atención médica ni tampoco respuesta a las cartas que envié al Palacio Real. Fui secuestrada, junto con una de mis hijas sin que se me diera explicación alguna y fui encerrada en prisión a principios de 2019", escribía alguien en nombre de la princesa desde su cuenta oficial este jueves 16 de abril. Unos tuits ahora prácticamente imposibles de encontrar. Han sido eliminados de sus redes sociales.
Esos mensajes, publicados originariamente en árabe y en inglés, no solo tenían como emisores a su "querido tío" (como ella misma lo llamó) y a su primo, el heredero MBS, también llevaban una mención directa a presidentes de varios países como Donald Trump (73), a una ONG en defensa de los derechos humanos y a algunos medios de comunicación. Estos últimos han sido los encargados de capturar los desgarradores mensajes de la princesa encarcelada, presuntamente, por dos miembros de su propia familia.
Era febrero del año 2019 y la princesa Basmah junto a una de sus hijas, Sohd Al-Sharift, se disponían a viajar desde Yeda hasta Ginebra en un vuelo privado de la compañía Redstar. Una vez llegase a Suiza, la princesa iba a recibir tratamiento urgente por prescripción médica debido a su estado de salud. Finalmente aquel viaje jamás tuvo lugar. El día 28 de aquel mismo mes, Basmah encontraba a nueve hombres armados cuando llegó a su hogar en Yeda. Según unas imágenes publicadas por ABC, la princesa fue apresada, le informaron de que la conducirían frente a su primo Mohamed bin Salman y finalmente fue llevada junto a su hija pequeña a la prisión de Al Hayer donde permanece aún en estos días.
Meses más tarde y después de que diversos medios de comunicación a nivel global denunciaran la desaparición de la princesa Basmah de Arabia Saudí, su abogado, el estadounidense Leonard Bennett declaró lo siguiente: "Nadie sabía dónde estaba. Nos temíamos lo peor". Finalmente se conocía el desenlace: Basmah estaba en prisión, supuestamente, por las críticas públicas que a través de medios de comunicación internacionales había realizado sobre la monarquía de su país.
La realidad es que la princesa Basmah siempre se ha manifestado públicamente y sin miedo, ha firmado artículos para The Independent o la BBC pero sus comentarios sobre la Familia Real no han sido sino moderados: "Sigo siendo una ciudadana obediente y siempre estaré detrás de la familia real", ha llegado a declarar. Entre sus caballos de batalla siempre estuvieron las ideas de convertir Arabia Saudí en una monarquía parlamentaria, al estilo España, o la distribución de la riqueza total en el reino, para que sea así más justa para sus ciudadanos. Hoy la princesa Basmah, por romper su silencio en el uso legítimo de su libertad, cumple pena de prisión en una cárcel donde se teme por su vida.
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