Londres está que arde. Y no solo por el Brexit. Desde la encarnizada separación y divorcio de lady Di y el príncipe Carlos (70) entre 1992 y 1996, la City no había vivido otro episodio semejante hasta la llegada de la princesa Haya Bint Al Hussein (45) (de soltera Haya de Jordania) y Sheikh Mohamed bin Rashid Al Maktum (70), jeque de Dubái y primer ministro de Emiratos Árabes Unidos (EAU).
Desde su huida clandestina a finales de junio con cerca de 35 millones de euros en su maleta junto a sus dos hijos, la jequesa Jalila (11) y el jeque Zayed (7), la cuñada de Rania de Jordania (48) está exiliada en Londres en su inexpugnable mansión de 94 millones de euros en Kensington Palace Gardens, a pocos metros de la residencia de los duques de Cambridge.
Hace unos días, en el Tribunal Supremo del Reino Unido en Londres empezó el juicio más mediático de los últimos años. Al emir le defiende Helen Ward (apodada la gran dama del divorcio que llevó los casos de Madonna (60) o Paloma Picasso (70)) y la princesa tiene a su lado a Fiona Shackleton (63), alias 'magnolia de acero' que ha representado a Carlos de Inglaterra o Paul McCartney (77).
La princesa Haya lo tiene claro. Quiere divorciarse y pide tres órdenes: alejamiento de su marido por supuestos malos tratos, evitar el matrimonio concertado de sus hijos y protección para sus vástagos. En juego también está la vasta fortuna del marido, cifrada en casi 4.000 millones de euros. Las familias reales Windsor de Gran Bretaña, los Maktum de Dubái y los Hachemitas de Jordania quieren evitar a toda costa conflictos diplomáticos. ¿Lo lograrán? Habrá que esperar a la próxima vista fechada para el 11 de noviembre.
La princesa Haya bint Hussein es hija del fallecido monarca Huséin de Jordania y de su tercera esposa, la reina Alia, fallecida trágicamente en un accidente de helicóptero en 1977. Tiene una hermana mayor palestina adoptada, Abir (46), y un hermano menor, Ali (43). Huérfana de madre con casi tres años, su padre le obsequió con un potro llamado Daughter of the wind (hija del viento) con el que le picó el gusanillo de la hípica.
Consciente de la ausencia de la figura materna, el rey no dudó en arroparla y consolarla todo lo que pudo. Los fines de semana siempre eran una fiesta. El monarca cogía a sus hijos, conducía su propio coche por diferentes puntos del país y vivían experiencias inolvidables alejados del servicio y los guardaespaldas. En alguna ocasión, Haya de Jordania ha llegado a comentar que "si por la carretera veíamos algún gato, perro o burro abandonado lo recogíamos y nos lo llevábamos a casa. Así fuimos agrandando poco a poco nuestro zoo particular".
Respetada y conocida en los ambientes ecuestres, en 1992 ganó su primera medalla de bronce en los Juegos Panarábicos, convirtiéndose en la primera fémina en representar a su país. Ocho años después participó en los JJ.OO de Sidney donde también fue la abanderada.
Al igual que muchos miembros de las monarquías de todo el mundo, la joven fue educada en Inglaterra, donde se graduó en filosofía, política y economía en la prestigiosa universidad de Oxford. Admira profundamente a la reina Isabel II (93), a Diana de Gales y a la jequesa Fatima bint Mubarak Al Ketbi, tercera esposa del fundador y primer presidente de los EAU.
A pesar de su influencia inglesa, siempre ha tenido un gran cariño por España. No en vano, su padre fue como un hermano para Juan Carlos I (81), a quien regaló el palacio de La Mareta en Lanzarote, donde murió trágicamente María de las Mercedes, condesa consorte de Barcelona. Un trágico motivo por el que el emérito jamás volvió a pisar la propiedad.
Durante las competiciones ecuestres, Haya entabló amistad con Cayetano Martínez de Irujo (56), Kike Sarasola (55) y Alfredo Fernández Durán (55), un 'amigo especial' de la infanta Elena (55) con quien se dijo que tuvo un tonteo amoroso. Y justamente fueron los equinos los que provocaron el flechazo con su futuro exmarido en un evento en Jerez de la Frontera en 2002.
En las distancias cortas es una mujer risueña, cercana, educada, amable, cosmopolita y con unos ademanes tan elegantes como aristocráticos. Considerada como una de las princesas más bellas del mundo, Haya de Jordania es una mujer de corazón tierno y una sensibilidad a flor de piel. Rasgos heredados de sus padres. Siempre está a favor del más débil, colabora con diferentes organizaciones benéficas para ayudar a la infancia y al empoderamiento de la mujer, es embajadora del programa alimentario de la ONU y está muy concienciada con el medio ambiente.
A pesar de haber estado sobreprotegida por tener sangre real, la hermana del rey Abdalá II de Jordania (57) nunca ha dejado de pisar con los pies en el suelo. Es consciente de la dramática realidad que viven millones de refugiados, pero cuando toca ponerse regia no duda en vestir diseños de alta costura dejándose ver en eventos tan exquisitos como las carreras de Ascot.
En su tiempo libre le encanta la cetrería, la caza (el emir tiene varias fincas en Extremadura), la mayoría de los deportes acuáticos y conducir coches tan veloces como los Aston Martin, su gran debilidad. Por cierto, es la única mujer en Jordania que tiene licencia para conducir camiones pesados.
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