Nuevo achaque de salud para el rey Mohamed VI de Marruecos (56 años). El soberano del reino alauita ha sido operado del corazón este domingo 14 de junio. Según el comunicado emitido en la madrugada de este lunes por su equipo médico y por la agencia MAP, el monarca ha sido intervenido "con un completo éxito" en la clínica del palacio de Rabat.
Esta noticia no ha sido del todo una sorpresa para los ciudadanos de su país ni tampoco para el resto del mundo, pues desde antes de que comenzase la crisis por el coronavirus, el Rey, al contrario que otros jefes de Estado, no ha aparecido en público. Por ende, puede que su mala salud haya sido, en parte, la responsable de que se haya quedado tras los muros de su impresionante palacio de Rabat, escenario de su última intervención quirúrgica.
Los baches de salud del soberano marroquí han sido noticia desde hace ya más de 11 años. En 2009, y por primera vez en la historia de Marruecos, el Gobierno hacía público que el monarca padecía gastroenteritis. Como prueba, adjuntaban el correspondiente documento con certificado médico. Las dolencias de Mohamed VI son prácticamente un tema tabú en Marruecos. Los medios de comunicación y los periodistas que han intentado investigar sobre este asunto de evidente relevancia pública, a menudo han sido interrogados.
En los últimos años, además, tanto los periódicos como la propia opinión pública han sido testigos de cómo el jefe del Estado ha cambiado físicamente. Según desvelan diarios locales, esa subida de peso tan atípica sería la consecuencia de una fuerte medicación que incluiría corticoides y otros fármacos.
En septiembre de 2017, Mohamed VI fue ingresado e intervenido para extiparle un tumor benigno del ojo izquierdo. Apenas cinco meses después, en febrero de 2018, el monarca volaba de urgencia a París, donde tiene su segunda gran residencia, para ser intervenido quirúrgicamente del corazón. Según el comunicado oficial, el 20 de febrero de aquel año el monarca presentó problemas en su ritmo cardíaco y los médicos confirmaron que padece sarcoidoisis, una enfermedad grave que puede no tener síntomas o ser muy dura, como es el caso del soberano, a quien ha afectado a los pulmones, la piel y los ganglios linfáticos.
El 12 de noviembre de 2018, en plena conmemoración de los fastos por el 100º aniversario del fin de la Primera Guerra Mundial, la imagen del rey Mohamed VI durmiendo junto a Melania Trump (50) -y con la mirada de reproche de Donald Trump (74) sobre su figura- dio la vuelta al mundo. Aquella circunstancia, que algunos tacharon de falta de respeto por la importancia del acto, no se trataba de una cuestión de cansancio. La sarcoidosis estaba atacando con fuerza al Rey.
En febrero de 2019, los reyes de España Felipe VI (52) y Letizia (47), por fin, tras posponer hasta seis veces su viaje de Estado, pudieron estrechar aún más sus lazos con la casa real de Marruecos. Uno de los seis motivos que propiciaron la procrastinación de aquel viaje a Rabat fue precisamente la delicada salud de Mohamed VI, que lo llevó a ser operado a la capital de Francia.
En noviembre de 2019, hace apenas siete meses, la Casa Real emitió un comunicado oficial informando que Mohamed VI se encontraba afectado por una "neumonía bilateral aguda" de origen viral, que hizo que su médico personal le prescriba un reposo de varios días. Esta enfermedad le impidió viajar a París, donde tenía previsto asistir a título privado a los funerales de Jacques Chirac para dar el pésame a la familia de este "gran amigo de Marruecos", como destacó, en su día, la nota del Gabinete.
La desaparición pública del soberano, la falta de información sobre su vida personal -desde su sonado divorcio hasta sus evidentes problemas de salud- y sus constantes visitas a París han generado diversos rumores en su país que hablan de una posible enfermedad aún más grave que la sarcoidosis.
Algo que desde su gabinete de comunicación insisten en desmentir pese a la patente preparación a marchas forzadas del príncipe heredero, Moulay Hassán, que a sus 17 años ya preside actos oficiales en solitario en sustitución de su padre por su mala salud.
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