En medio de la polémica por el secuestro de las hijas de Mohammed bin Rashid Al Maktoum (71 años), emir de Dubái, el nombre de la reina Isabel II de Inglaterra (94) aparece unido al de este en los titulares. Al parecer, la monarca británica seguiría aceptando los caballos de carreras que el padre de las princesas Latifa (35) y Shasma (39) le ofrece como regalo, incluso después de que su sexta esposa (la más joven de su harén), Haya Bint Al Hussein (46), huyera a Inglaterra. De que saliera de Emiratos Árabes para alejarse, precisamente, de su marido en marzo de 2018.
Esta revelación, realizada por el diario Times, llega tan solo unos días después de que se instara a la reina a usar su influencia para que los principales gerentes de establos del país presionaran al emir para que libere a sus hijas. En las últimas semanas, ha sido Latifa quien, a través de la BBC, ha lanzado un par de llamamientos públicos denunciando la situación en la que se encuentran tanto ella como su hermana. Obteniendo la respuesta de su familia, vía comunicado, en la que se subraya que está siendo bien atendida, que la reclusión se debía a motivos de seguridad y que se esperaba su pronto regreso "a la vida pública".
Mohammed bin Rashid Al Maktoum es conocido por ser uno de los criadores y dueños de caballos de carreras más importantes y poderosos del mundo. De hecho, durante el proceso de divorcio de la propia Haya, estos animales fueron uno de los puntos más conflictivos. Fue el pasado verano cuando se vieron las caras en los juzgados por este motivo, ya que ella, que participó en una de las pruebas de equitación representando a Jordania en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, es propietaria de varios de esos caballos que, ahora, han saltado a primera plana con Isabel II como protagonista.
Es la misma publicación la que señala que, además, estos caballos no le han salido del todo gratis a Isabel. ¿Por qué? Porque si bien es cierto que, en los últimos años, ha conseguido embolsarse casi 50.000 euros en premios por sus joyas equinas, no menos lo es que, de acuerdo con el Times, se ha gastado más de 375.000 euros en mantenimiento y entrenamiento. Con lo cual, el saldo le sale más que negativo.
Los problemas de la reina
El revuelo que se ha generado en Inglaterra es aún mayor porque, tan solo dos semanas después de que Haya tuviera que buscar refugio lejos de Dubái, la propia monarca la invitó a tomar el té en palacio. Un gesto que podría haber hecho sospechar que cortaba lazos con el emir. Algo que, ahora, queda demostrado que no y sobre lo que puede que se vea obligada a contestar de manera pública.
Lo cierto es que la reina Isabel se ha encontrado con numerosos obstáculos en los últimos años. Escándalos a los que está teniendo que hacer frente y sobre los que no siempre se ha pronunciado. El último escollo que ha tenido que librar es la decisión definitiva del príncipe Harry (36) y Meghan Markle (39) de desvincularse, de manera definitiva, de la corona británica. Pero también esa relación de su hijo el príncipe Andrés (61) con Jeffrey Epstein que le obligó a retirarse de la vida pública. O el enfado de los británicos con el príncipe Carlos (72) y la duquesa de Cornualles (73) por marcharse a pasar la cuarentena tras dar positivo por coronavirus a Escocia.
Isabel II, que no ha podido siquiera acercarse al hospital donde su marido, el duque de Edimburgo (99), lleva ingresado casi dos semanas, tendrá que lidiar de nuevo con las informaciones que la relacionan con uno de los hombres más polémicos del momento. Y mientras, sus caballos siguen dándole gastos y, ahora, quebraderos de cabeza en la prensa.
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