Fue el pasado 9 de abril cuando Felipe de Edimburgo fallecía a los 99 años. Tras su deceso, una de las cuestiones más comentadas en los medios de comunicación ha sido su herencia, esa fortuna que amasó a la sombra de la reina Isabel II (95 años). Se calcula que serían 35 millones de euros. Según lo estipulado, tamaña cantidad está destinada, en primer lugar y gran parte, para la monarca, pero no sería la única que se beneficiaría de ese montante. Más allá de la Reina, hay tres personas con las que el duque quiso ser generoso, tres fieles ayudantes en palacio. Sus personas de confianza, las que han estado a su lado día y noche.
Según la información que maneja Daily Mail, a través de una fuente de palacio, esas personas son su secretario privado, Archie Miller-Bakewell, y sus ayudas de cámara, William Henderson y Stephen Niedojadlo. "A diferencia de otros miembros de la realeza, el príncipe Felipe fue generoso con los tres hombres que lo cuidaron hasta el final", ha asegurado esa fuente al tabloide. Esas tres personas formaban parte de las seis que cerraban el cortejo fúnebre tras su muerte. Sin embargo, el escándalo y la indignación no estaban ahí, sino en lo concerniente a sus nietos.
En concreto, Harry de Inglaterra (36). No lo desheredó; seguía estando en su testamento, incluso después de la demoledora entrevista que él y su esposa, Meghan Markle (39), concedieron a Oprah Winfrey (67). Esto ha sorprendido a la par que molestado en Reino Unido. No se entiende, con todo el desdoro que se le causó a la imagen de la Corona. Se asegura que el duque, pese a todo, nunca hubiera sacado de sus últimas voluntades a su nieto Harry, como se hubiera esperado.
No todo el mundo estuvo de acuerdo con su decisión. "El duque de Edimburgo no era la clase de hombre que castiga a un nieto por portarse mal. Era un hombre muy justo, imparcial y encantador. Nunca le guardó rencor", ha sostenido esa fuente cercana a palacio. Se explica que, en lo tocante a los hijos del duque, podrán "coger lo que quieran" de su colección de 13.000 libros de su biblioteca en el Palacio de Buckingham.
Otro escándalo: la niñera de Archie
Según informaba hace unos días el diario The Sun, Meghan Markle despidió a una de las empleadas encargadas del cuidado nocturno del primogénito de los duques. El tabloide recogía las palabras de Omid Scobie, amiga de la duquesa, que detallaba el motivo de la contratación de esta trabajadora: "Tras la llegada de Archie, Harry y Meghan querían algo de ayuda para establecer un patrón de sueño. Ellos contrataron a una niñera nocturna".
La allegada de la esposa del príncipe Harry aludió motivos legales para no aportar mucho más detalles sobre la ruptura de la relación contractual de inmediato con la citada trabajadora: "Fue un incidente en una de las primeras noches que llevó a la pareja a posponer la decisión de tener una niñera nocturna". Desde que abandonaran Reino Unido, los duques han residido en varias viviendas, a cual más exclusiva. La primera de ellas fue en la isla de Vancouver, Canadá, por donde se les vio dando largos paseos.
Pronto, se cansaron del destino y pusieron rumbo a Los Ángeles, donde se instalaron en una vivienda perteneciente al actor Tyler Perry (51). De estilo clásico, la morada alberga 12 baños y ocho habitaciones. Pero este no fue su destino definitivo que parecen haberlo encontrado en la exclusiva localización de Montecito, también en California, de donde es oriunda la duquesa. La casa es su primera vivienda en propiedad y la pareja pagó por ella casi 15 millones de dólares.
Asentados en su residencia que por el momento es la definitiva, la pareja espera la llegada de su segunda hija, cuyo sexo desvelaron en la mediática entrevista que concedieron a Oprah. La hermana de Archie llegará previsiblemente al mundo el próximo mes de junio y este alumbramiento se producirá después de que la esposa del príncipe Harry sufriera un aborto espontáneo el pasado verano.
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