La agenda institucional de los herederos al trono suele comenzar antes de que cumplan la mayoría de edad. Las casas reales introducen a los futuros Reyes paulatinamente en sus roles públicos para que se produzca una adaptación óptima y poco a poco se vayan acomodando a uno de los papeles más importantes de su vida. Sin embargo, el momento en el que alcanzan los 18 años suele marcar un antes y un después y su protagonismo comienza a aumentar.
Pero hay una casa real que ha marcado la diferencia en este sentido. Moulay Hassan (18 años), el heredero al trono de Marruecos rebasó esa barrera hace ya casi un mes -concretamente hace 25 días- y se encuentra sumido en un estratégico silencio que pudiera estar provocado por el actual ambiente de tensión que vive el país.
Desde el 8 de mayo de este año, fecha de su cumpleaños el heredero se mantiene en un perfil bajo siguiendo las enseñanzas de su madre, la princesa Lalla Salma (43) y tan sólo ha realizado una única aparición pública. Un acto basado en el rezo por el Ramadán en el que, por cierto, no pronunció ninguna palabra. Moulay Hassan, al contrario que su padre y que su tío Moulay Rachid (50), llevaba una mascarilla FFP3: las más protectoras y menos comunes entre la gente de a pie.
No es para nada desconocida la influencia que la madre del heredero provoca en él. Los periodistas marroquíes especializados en esta casa real sustentan que la princesa Lalla Salma es una figura clave en las decisiones que su hijo toma a nivel personal y profesional.
La exmujer del rey Mohamed VI (57) ha sido también quien ha sabido inculcar a su hijo una exquisita educación que el joven ha demostrado en los actos oficiales que ha presidido en solitario desde la temprana edad de los siete años, lo que demuestra una madurez impropia de su edad.
Pero no son todo alabanzas, ya que en el país africano existe cierta preocupación por el estrecho vínculo que une a madre e hijo. De hecho, parte de la Familia Real se niega a que el heredero adquiera más poder debido justamente a la fluida relación maternofilial. La princesa Lalla Salma -jamás obtuvo el título de Reina- ha sido una figura que ha roto con algunos de los convencionalismos que se asocian a la mujer marroquí y por ello siempre se han mirado con lupa cada uno de sus movimientos.
El punto álgido de este comportamiento llegó cuando se hizo público su divorcio del rey Mohamed VI -finales de 2017 y principios de 2018-, una información que se intentó ocultar por todos los medios. En este momento la princesa desapareció de la esfera pública misteriosamente y se levantaron todo tipo de especulaciones. Incluso se llegó a mencionar que su exmarido habría podido prohibirle ver a sus hijos, algo que fue desmentido por el abogado del soberano, el letrado Éric Dupond-Moretti (60).
Con esta situación se espera que el momento en el que se produzca en el Palacio Real de Rabat el traspaso de la Corona de padre a hijo sea una situación tensa. Parte de la familia real marroquí se ha posicionado en contra, sobre todo, las hermanas del rey. Las princesas Lalla Meryem (58), Lalla Asma (55) y Lalla Hasna (53) se han opuesto a que su sobrino asuma más poder ya que temen perder ellas el que ostentan en la actualidad.
[Más información: La princesa Leonor y Moulay Hassan: la inesperada conexión entre los herederos de España y Marruecos]
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