Cena de Estado, pero sin gala. Así lo han decidido las dos delegaciones, la de Corea y la de España. Por el rango del presidente del país asiático y su esposa, las mujeres deberían ir de largo y los hombres de etiqueta, pero en tiempos de coronavirus está mal vista la pajarita y la tiara, y se ha decidido que ellas vayan de corto y ellos de chaqueta y corbata.
Una pena, esperemos que esta absurda llamada 'nueva normalidad' no imponga esta idea y nos quedemos sin esas veladas de joyones y bandas que tanto nos gustan con el Palacio Real como escenario.
Pero si la reina Letizia (48) tiene un vestido de noche en su armario que se acerque a lo que llamamos gala, sería perfecto para cualquier alfombra roja de cualquier festival de cine, es el que ha lucido esta noche de martes, firmado por Dries Van Notten, es una verdadera preciosidad.
La creación del modista belga está realizada en seda japonesa de corte gordo y lleva bordadas unas flores en dorado y verde esmeralda. El cuerpo, sin mangas, se ajusta a la cintura para terminar en una falda que le da algo de volumen al cuerpo de la Reina. Es un vestido divino, delicado y súper elegante.
La primera vez que se lo vimos a Letizia fue en la entrega de los Premios Cuco Cerecedo en el Hotel Ritz de Madrid en noviembre de 2019. Es una creación completamente atemporal, podrían pasar 20 años y seguiría siendo perfecto para cualquier noche. La esposa de Felipe VI (53) conoció a este diseñador belga por una recomendación de su colega, Matilde de Bélgica (48) y su íntima amiga Máxima de los Países Bajos, ya que ambas son clienta habituales de la marca flamenca.
Lo que no nos ha gustado nada es el recogido estilo Bernarda Alba que ha elegido la Reina. Con la raya al medio y un moño tan bajo, sumado a las canas que se ha empeñado en dejarse en nombre de la naturalidad, le dan un aspecto al personaje de García Lorca que nos da tanta pena y tristeza. Su delgadez, y la mascarilla no ayudan a darle un tono menos duro al gesto de la cara de la Reina.
Lo que sí podemos destacar como un acierto han sido los pendientes. Por fin unas joyas XXL que se vean bien y con ganas. Se trata de una pieza de Helena Nicolau, una joyera afincada en España que maneja el oro como nadie. Son preciosos.
También nos gustan los zapatos que ha elegido. Fueron los mismos con los que estrenó el vestido de esta noche. Son un diseño de Magrit que solo le hemos visto en estas dos ocasiones pero que debería ponerse más.
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