Cuando este pasado martes fallecía Menchu Álvarez del Valle, la abuela paterna de la reina Letizia (48 años), muchos destacaron la delicada situación con la que la Reina se enfrentaba a este duro trance. No estaba a su lado, arropándola, Felipe VI (53), el cual se encontraba en esos momentos aterrizando en Lima, Perú, con motivo de un viaje de Estado. La agenda del Rey impedía, pues, que estuviera a la vera de su mujer en estos aciagos momentos para los Ortiz Rocasolano. 

Pese a este contratiempo, el monarca sí ha mostrado, a 9.500 kilómetros de España, sus condolencias por el fallecimiento de la abuela de su mujer. Si bien el Rey aterrizaba este pasado 27 de julio en Lima con un traje gris oscuro, camisa azul y corbata añil, tras ser informado del deceso, y en su segundo acto oficial, ha cambiado notablemente su indumentaria. Así, en clara señal de luto, Felipe VI ha optado por un traje de chaqueta negro, corbata del mismo color y camisa blanca. Detalle que se ha destacado especialmente y que el monarca suele utilizar en señal de condolencia. 

Aunque Felipe no ha hecho ninguna mención especial durante este encuentro en Perú, sí ha querido acordarse de Álvarez del Valle en la distancia. No hay que olvidar que Felipe VI tenía una especial relación con la abuela de su mujer. Se entendían a la perfección porque tenían el mismo carácter. Además, la casa de la abuela Menchu en Sardéu fue perfecta para muchas de las escapadas de los Reyes cuando su relación era todavía un secreto. Fue en aquel hogar en el municipio de Ribadesella donde Felipe y Letizia se vieron en los últimos premios Príncipe de Asturias, los de 2003, en los que fueron como solteros. 

Compartieron muchos momentos en familia, muchas confidencias. "Es encantador, dulce, delicado, pero a la vez con mucho carácter y con una gran educación. Considero a Felipe una gran persona, muy inteligente y tremendamente discreto... Está loco por sus hijas y es un padre presente. Los dos lo son. Las atienden, las cuidan y siempre están pendientes. Y cuando viajan, los teléfonos queman comunicándose con sus hijas", aseguró en alguna ocasión Menchu sobre Felipe VI. Tal era la unión especial que tenían que la abuela de Letizia fue la única de la familia de la novia en participar en la ceremonia de la boda de los entonces Príncipes de Asturias aquel 22 de mayo de 2004 en la Catedral de la Almudena de Madrid.

No cabe duda de que Menchu era para todos, como ella se definía, una "abuelina". Y ejerció ese papel hasta el último momento. De momento, se desconoce si este fallecimiento modificará la agenda de la Familia Real en los próximos días, cuando tenían pensado desplazarse a Palma de Mallorca para iniciar sus vacaciones de verano. El único evento al que la Reina había confirmado su asistencia este próximo 1 de agosto era la entrega de los premios Atlàntida Film Festival, certamen organizado por la plataforma Filmin, de que la mujer de Felipe VI es suscriptora desde hace más de diez años. 

Una despedida íntima

Pese a que Felipe VI no ha podido estar al lado de su mujer en esta dura despedida, lo cierto es que Menchu Álvarez del Valle pidió un funeral de carácter privado y en la más estricta intimidad. Por tanto, este miércoles, en su último adiós en el cementerio de El Carmen de la localidad asturiana de Ribadesella, no han hecho acto de presencia ni Letizia ni sus hijas, la princesa Leonor (15 años) y la infanta Sofía (14), puede que respetando así las voluntades de la abuela Menchu. Tan solo Jesús Ortiz (72) y su hermana Henar han despedido a su madre. 

En Ribadesella, esta longeva periodista era muy querida entre su gente y como era una "riosellana de devoción", esta tarde de miércoles, tras su entierro, repicarán las campanas de la iglesia de San Salvador de Moru en su memoria. En el cementerio de El Carmen también descansan los restos del marido de Menchu, José Luis Ortiz, y de su hija Cristina, fallecida como consecuencia de un cáncer de estómago. 

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