Una noticia en los Países Bajos ha suscitado un gran debate en toda Europa. Especialmente en aquellas tierras del Viejo Continente donde hay instaurada una monarquía parlamentaria, como en España. "La princesa Amalia, heredera al trono de Holanda, podrá ser reina si se casa con una mujer", titulaban los periódicos neerlandeses.
Fue Mark Rutte (54 años), el primer ministro en funciones, quien respondía a esta cuestión planteada por parte de liberales de derechas y socialdemócratas en una sesión ordinaria en el Congreso del país, una de las monarquías con más presencia en Europa. Tampoco habría ningún tipo de problema si el heredero de los reyes Guillermo (54) y Máxima (50) hubiera nacido varón y quisiera contraer matrimonio con una persona de su mismo sexo, con un hombre.
Pero ¿qué sucedería en nuestro país con la princesa Leonor (15)? ¿Contempla la Constitución de 1978 alguno de estos matices? ¿Qué pasaría con el heredero del heredero en caso de concebir un hijo por inseminación artificial, adopción o gestación subrogada? Para dar respuestas a estas preguntas EL ESPAÑOL ha consultado con el abogado Nicolás Martín y otras fuentes expertas en Derecho Constitucional.
"El rey o la reina se pueden casar con quienes quieran. El propio rey Felipe se podría haber casado con un señor y seguiría siendo rey. El fundamento está en la Constitución. La misma Constitución que regula la monarquía recoge en el artículo 14 que todos los españoles son iguales ante la ley sin que ningún tipo de condición o circunstancia personal -incluida la orientación sexual- pueda privar a ningún ciudadano de sus derechos", declara Martín.
Y continúa: "Si Felipe nació príncipe y, por su nacimiento, uno de sus derechos es ser rey -cuando corresponda-, aunque se hubiera casado con un hombre, su condición sexual jamás podría haberle hurtado sus derechos dinásticos. Y en este caso, si la hija del Rey, la princesa Leonor, que está llamada a ser reina, tiene esos mismos derechos como ciudadana -aunque sea una ciudadana especial por su derecho a ser reina- se podría casar con un hombre, con una mujer o con un transexual".
En esta misma línea se expresan otras fuentes expertas especializadas en Derecho Constitucional consultadas por este periódico. "La Constitución no recoge nada sobre el matrimonio homosexual. Simplemente dice que el hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio (art. 32). El Tribunal Constitucional ha confirmado que el matrimonio homosexual, que se establece por ley, es conforme con la Constitución Española (STC 189/2012). Es decir, el hecho de que la princesa Leonor se casara con una mujer no afectaría nada a su condición de reina", señala.
A diferencia de Normas Fundamentales anteriores, la Constitución Española de 1978 no exige el consentimiento de las Cortes sobre la persona del cónyuge del futuro rey o reina. Sí establece, sin embargo, que si el rey o las Cortes prohíben de forma expresa el matrimonio del futuro rey (o de otros miembros de la Familia Real con derechos sucesorios) y ese matrimonio se celebra, quedará excluido de la sucesión tanto él como sus descendientes.
En nuestro país, la persona llamada a ser jefa del Estado, Leonor de Borbón Ortiz, tiene un perfil parecido al de Amalia de Holanda (17): es una mujer, aún menor de edad y, hasta la fecha, se desconoce su orientación sexual. Es algo extremadamente íntimo para el común de los mortales -el derecho a la intimidad personal y familiar ampara al ciudadano español- pero ¿tienen derecho los españoles a conocer la tendencia de su rey?
"Eso no está regulado en la norma", declara Nicolás Martín, que añade: "Pero todos sabemos que desde que Felipe VI es rey, prometió, al acceder al cargo, transparencia en la Casa Real. Dijo que iba a ser un ejemplo. Personalmente me parecería un gran ejemplo que un homosexual de la Familia Real, sea hombre o mujer, lo hiciera público. Sería un ejemplo de igualdad, integración, ciudadanía... un ejemplo del siglo XXI. En el caso de la futura reina sería demasiado trascendental como para que el derecho a la intimidad prevalezca. Pero genera un problema muy grave, que es el motivo de existir la monarquía: la descendencia".
Se da por supuesto que el rey o la reina asegurarán la continuidad de la institución a través del matrimonio y la llegada de un heredero con el principio clásico de consanguinidad. Sin embargo, ¿qué sucedería en este caso si la jefa del Estado se casase con otra mujer? ¿Tendría el mismo derecho a reinar un niño nacido de un matrimonio heterosexual que un niño nacido por inseminación artificial, adopción o gestación subrogada?
"Si yo adopto a un niño, tengo una resolución judicial de que es mi hijo. Y la tengo yo y la tendría Leonor. Por tanto, sería su descendencia. Si yo accedo a la subrogación en Estados Unidos o Rusia o cualquiera de los países donde es legal y hay acuerdo, y luego llego a España y logro tramitarlo legalmente, también sería su heredero legal. Volveríamos al artículo 14. ¿Por qué si Leonor tiene un hijo adoptado con una sentencia que dice que es su hijo va a perder sus derechos a heredar el trono? Lo estaríamos discriminando por ser adoptado. Sería un escándalo. Aunque no sabemos cómo afectaría eso a esta u otras monarquías por el principio propio del funcionamiento de la institución: la sangre", concluye Nicolás Martín.
"En cuanto a su heredero", apostilla otra fuente constitucionalista, "se determina por los principios de primogenitura y representación (artículo 57 de la Constitución). La cuestión de inseminación, adopción o acceder a gestación subrogada depende de si el hijo se considera o no heredero. La filiación se puede establecer por adopción y, en el caso de las mujeres, por inseminación, conforme a las técnicas de reproducción asistida de la ley 14/2006. Con gestación subrogada sería más cuestionable porque el contrato de gestación es nulo en Derecho español (artículo 10.1 de la ley 14/2006)".
Peter Rehwinkel, el exdiputado socialdemócrata autor del libro Amalia, plicht roept (Amalia, la llamada del deber), la obra que ha despertado este agitado debate en el parlamento holandés, recordó que en el año 2000 "el Gobierno afirmó que en el caso de que un heredero o rey titular se casase con alguien del mismo sexo, esa línea sucesoria llegaría a su fin". De ese modo, "la esencia de la monarquía hereditaria" no tendría sentido, ya que "no podrían surgir hijos de tal matrimonio".
Esto es, que la princesa Amalia debía ceder el trono a su hermana Alexia (16) -quien, por cierto, estudia Bachillerato Internacional con Leonor de Borbón en el UWC Atlantic College de Gales-, segunda en la línea de sucesión en la Casa de Orange-Nassau.
El pasado martes, 12 de octubre, tras la comparecencia de Rutte, el biógrafo de Amalia se mostró "satisfecho de que la situación haya sido adaptada" en el sentido de que no se pierdan esos derechos dinásticos por contraer matrimonio con quien se ama. El Gobierno de los Países Bajos, en cambio, no se ha pronunciado aún sobre el futuro en el trono de los hijos, ya sean adoptados, nacidos de un donante de semen, o bien a través de una gestación subrogada.
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