Los Reyes se encuentran en Londres para uno de los primeros eventos después de la pandemia que ha reunido a casi todos los royals de la vieja Europa. Esta vez no era una boda, coronación ni nada muy alegre que celebrar, pero a la llamada de la reina Isabel II (95 años), la reina entre las reinas, han acudido todas las monarquías.
La cita ha tenido lugar en la abadía de Westminster donde se ha celebrado la misa de acción de gracias por la vida del duque de Edimburgo que falleció el 9 de abril del año pasado a los 99 años de edad. En este tipo de actos el protocolo es claro, mujer de oscuro, corto y cabeza tapada -no es obligatorio, pero sí recomendable- los hombres de chaqueta y corbata, y tenemos que decir que Letizia (49) lo ha clavado.
Si ves las imágenes puedes pensar que se trata de un momento pre-Covid, ya que en Reino Unido apenas quedan restricciones sanitarias, así que los Reyes y todos los demás invitados, no llevaban mascarilla, cosa que nos ha permitido ver la cara de Letizia, algo que hacía mucho que no veíamos.
Letizia no ha vestido de negro, una misa de acción de gracias no es un funeral, por lo tanto, el color del luto no es obligatorio. La experiodista ha elegido un tono elegante y respetuoso, como el verde botella en un diseño elegante y sofisticado. Un color que como todo en la mayoría de los estilismos de la Reina no está elegido al azar. Se trata de un modo de sutil de homenajear al difunto duque, cuyo color de uniforme oficial era el llamado verde Edimburgo.
La Reina ha lucido un vestido abrigo en lana prensada. Es un diseño limpio, de corte cruzado que hace un escote en pico elegante y discreto. El cuello se eleva en la zona de la nuca dándole un toque elegante. El tejido es tan pesado que cae solo y al hacer vuelo en la cintura le da a la falda un toque años 40 ideal para la silueta de Letizia. Como detalle lleva terciopelo del mismo tono en la zona de la cintura y en los puños, que van doblados para darles más presencia. Tiene toda la pinta de ser un encargo a su modista secreta.
Pero sin duda, el protagonista del look ha sido el tocado: un casquete en forma de lágrima del que sale un pequeño detalle que imita un lazo y, lo que le da el toque perfecto, la rejilla para tapar parte del rostro de la Reina. Nos encantan este tipo de adornos, nos parecen tan sofisticados. Lo firma Balel, de Isabel Terroso.
Letizia ha lucido el cabello recogido en un moño bajo, lo que dejaba ver los pendientes de la firma española Gold&Roses, una pieza realizada en oro rosa, diamantes y esmeraldas que se llaman Jardín de Aire y que podéis comprar en la web de la marca por 1.855 euros.
Los demás complementos sí han ido en color negro, unos salones de Manolo Blahnik y el bolso de Hugo Boss tan estilo lady que le iba perfecto al vestido abrigo de lana prensada.
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