De la princesa de Gales se saben muchas cosas, hay quien pensaría que se conoce todo o casi todo. Pero no... Este 31 de agosto, en el 25 aniversario de su muerte EL ESPAÑOL ofrece en primicia los detalles de la visita que Diana de Gales realizó a un local de Magaluf (Mallorca) en el año 1987 cuando ella y su entonces marido, Carlos de Inglaterra (73 años), junto a sus dos hijos pasaron sus vacaciones de verano en el palacio de Marivent junto a la familia real española.
Lo que más le gustaba a Diana Spencer, antes de convertirse en princesa de Gales, era pasar desapercibida y eso es algo que no cambió con el tiempo. De hecho, logró escabullirse en numerosas ocasiones a pesar de estar permanentemente vigilada por los paparazzi. No en vano se convirtió en uno de los personajes más fotografiados del siglo XX.
La que destapa este miércoles este periódico pertenece a una de esas pequeñas aventuras, quizá la más curiosa de todas. La nuera de Isabel II (96) visitaba de incógnito un local de esta conocida zona de la isla balear, que curiosamente tenía mucho que ver con ella. Se llamaba (y se llama) Lady Diana's Gran Café y el dueño de este restaurante habla con este periódico más de tres décadas después para contar cómo sucedió todo.
Lo primero es saber por qué eligió ese nombre y Plácido lo cuenta con total naturalidad. El negocio abrió hace más de cuarenta años, precisamente en la época en la que el príncipe Carlos y Diana comenzaron su noviazgo. "Cuando lo abrí no sabía qué nombre ponerle y pensando, pensando, decidí que Lady Diana era perfecto, porque sonaba muy bien y era pegadizo. Ni tan siquiera sabía que ellos se iban a casar", precisa.
La sorpresa llegó cuando años más tarde Diana visitó el local. El dueño recuerda los detalles como si fuera hoy. "Cuando llegó, se sentó en una esquina del local acompañada de tres señores y luego había otros, que dos estaban más apartados. Todo de manera muy discreta, pidió un Martini con Seven Up. Era de pocas palabras y a los veinte minutos, aproximadamente, se marcharon", confiesa Plácido Muñoz.
No ha olvidado ni siquiera la hora. "Apareció sobre las cinco de la tarde porque es cuando yo suelo acudir al local y Toni, el camarero que entonces tenía 18 años y que aún sigue trabajando con nosotros, se puso algo nervioso por su presencia. Nos pilló a todos tan por sorpresa, que no pudimos hacer una foto de aquel momento. Y tampoco había móviles como hoy en día", dice Plácido.
Obviamente, la princesa no se dejó caer a la aventura. Poco antes una comitiva se había acercado hasta el Lady Diana's Gran Café para planificar el tema de la seguridad. "Cuando murió nos dio mucha pena. Aquel día colocaron como cincuenta ramos de flores en la puerta para recordar a la princesa", asegura el propietario.
También tiene gratos recuerdos de aquel día el camarero: "La princesa llegó y ni siquiera la reconocí. Después vino un señor y me dijo quién era". Aunque el restaurante ha estado dos años cerrado a causa de la pandemia, en unos días volverá a abrir sus puertas, y por supuesto las fotos de Diana de Gales volverán a adornar las paredes para que sus clientes puedan contemplarlas. Hasta ahora habían estado colocadas en un despacho.
No sólo la fallecida princesa ha estado allí, Plácido asegura que tiene más royals en su clientela: "como las infantas Elena y Cristina, que se sentaron en la parte de atrás con otras chicas jóvenes". Además del restaurante, tiene otro local en la playa también en su honor: el Diana Beach Club.