Dolor y consternación en el mundo entero por el fallecimiento de la reina Isabel II de Inglaterra a la edad de 96 años. La monarca ha perdido la vida este jueves, 8 de septiembre de 2022, en su casa de Balmoral, en Escocia.
La Casa Real británica lo ha anunciado a través de un comunicado: "La Reina murió pacíficamente en Balmoral esta tarde. El Rey y la Reina Consorte permanecerán en Balmoral esta noche y regresarán a Londres mañana".
Queen Elizabeth -en español, la reina Isabel-, la soberana más longeva de la historia, que cumplió 70 años en el trono el pasado mes de junio, deja el legado de una familia, hoy unida físicamente, pero dividida en lo emocional y marcada por las tensiones y los escándalos.
Se marcha la monarca con el pesar de haber tenido que despedir, hace 17 meses, al gran amor de su vida: el príncipe Felipe de Edimburgo. El matrimonio real más duradero de todos los palacios de la Tierra no siempre fue tan idílico, aunque sobre todos los problemas, adversidades e infidelidades -por parte de él-, venció el amor.
[La Casa Real británica emociona al mundo con un nostálgico vídeo en recuerdo al duque de Edimburgo]
La entonces princesa Isabel, hija del rey Jorge VI, conoció a Felipe de Grecia y Dinamarca cuando ella tenía la temprana edad de 13 años y él, 18. El escenario fue el emblemático Brittania, el barco de la Royal Naval College donde después él se graduaría como el mejor cadete de su promoción. En la Navidad de 1943 se produce el encuentro que los llevaría a iniciar un inocente romance que llevaría a la princesa a estar feliz "como nunca antes se la había visto", según desveló su niñera, Marion Crawford en sus diarios personales.
Una relación cuya génesis sucede en plena II Guerra Mundial. Los enamorados mantienen viva la llama de su amor a través de románticas cartas que se envían mientras que él sirve a su país, Reino Unido, como un soldado más. Entre tanto, Isabel recibía las misivas, que leía con su hermana Margarita, cuando ambas se encontraban protegidas de la guerra en Balmoral, su residencia de verano. Paradójicamente, el castillo de Aberdeen en el que este jueves ha fallecido la monarca.
En septiembre de aquel histórico 1943, en los últimos resquicios del verano, Felipe acudió hasta Escocia para visitarla en Balmoral y fue ahí donde le pidió matrimonio. El soberano británico Jorge VI comunicó a la pareja que habría que esperar a que Isabel cumpliera los 21 años para que la boda tuviera lugar.
El pasado alemán de Felipe y sus oscuros apellidos no ayudaron demasiado a que la relación de la pareja cayera en gracia en la Familia Real y los entornos más conservadores de la sociedad. La década de los 40, hasta su boda, tampoco fue fácil para ellos, pues Isabel, en su papel de princesa asumía responsabilidades y tomaba decisiones que a menudo Felipe, por las costumbres machistas, le afeaba.
El 20 de noviembre de 1947, la princesa Isabel, hija del rey Jorge VI y la reina Isabel Bowes-Lyon, heredera al trono inglés, contraía matrimonio con su gran amor: Felipe Mountbatten. En cuanto él pronunció las palabras "I do" ("Sí, quiero") en la siempre imponente Abadía de Westminster en Londres, perdió para siempre su título "de Grecia y Dinamarca".
Para su tranquilidad, el soberano Jorge le concedió el tratamiento de Su Alteza Real y lo nombró desde entonces conde de Merioneth, barón de Greenwich y el título más importante y con el que pasará a la historia: duque de Edimburgo. En 1952, cuando Isabel ya era madre de su primogénito, el príncipe Carlos (73), ascendió al trono tras la muerte de su progenitor, siendo su esposo el consorte de la reina que lo revolucionó todo.
Cinco años más tarde, Isabel II le concedió dos títulos muy significativos y relevantes para su historia institucional: príncipe del Reino Unido y primer caballero en la precedencia del Reino Unido. Así como en otras monarquías, como la española, la mujer obtiene el título de Reina al desposar a un rey, en el papel contrario, ellos aspiran, como máximo, al título de príncipe. La imposición de la corona a Isabel II, que decidió mantener su nombre de pila como reina, levantó cierta polvareda por la posibilidad de que la Casa Windsor pasase a llevar el apellido originario de Felipe: Mountbatten.
Por expreso deseo de la reina María en petición formal al primer ministro Winston Churchill, Isabel mantuvo el nombre de la Casa, pese a la indignación de su esposo que afirmaba con cierta ira ser "el único hombre del país al que no se le permite dar su apellido a sus hijos". En 1960, la Reina emitió una orden en la que declaraba que sus descendientes masculinos que no llevasen el tratamiento de Alteza Real o el título de príncipe llevarían el apellido Mountbatten-Windsor.
Fruto de su boda con Felipe de Edimburgo, Isabel II tuvo cuatro hijos: los príncipes Carlos, Ana (72), Andrés (62) y Eduardo (58). Además de cuatro vástagos, tenía ocho nietos y diez bisnietos. Su primogénito, el príncipe de Gales, es padre de William (40) y Harry (37), quienes a su vez son padres de George (9), Charlotte (7) y Louis (4), y Archie Harrison (3) y Lilibeth Diana Mountbatten-Windsor (1), respectivamente. La princesa Ana es madre de Peter (44) y Zara (41), quienes a su vez son padres de Savannah (11) e Isla Elizabeth (10) y Mia (7) y Lena (2).
[¿Quiénes son los hijos de la reina Isabel II y el príncipe Felipe de Edimburgo?]
El polémico Andrés de York es padre de dos hijas, nacidas de su matrimonio con Sarah Ferguson (62). Ellas son las princesas Beatriz (34) y Eugenia de York (32). Princess Eugenie acaba de ser madre de un niño al que ha llamado August. Para concluir, el conde de Wessex, Eduardo, tiene dos hijos: Lady Luisa (19) y Jacobo Mountbatten-Windsor (14).
El 9 de abril de 2021, el duque de Edimburgo se marchó para siempre a la edad de 99 años. Habría llegado al siglo de vida tan sólo unas semanas después. No pudo ser. Un año y cinco meses más tarde es su esposa, Isabel II, la reina de todos los británicos, la soberana más relevante e influyente de todas las monarquías, la que se reúne en la vida eterna con su razón de amor.