Para nadie es un secreto que Letizia (50 años) tiene predilección por los tacones. En la mayoría de sus compromisos institucionales y, sobre todo, cuando el protocolo lo requiere, la Reina suma algunos centímetros a su altura con elegantes modelos de sus firmas de cabecera. No obstante, en su amplio y variado zapatero también hay espacio para los zapatos planos y cómodos, un diseño a los que ahora podría recurrir con mayor frecuencia debido a la dolencia que padece en los pies.
Letizia padece de metatarsalgia, problema que produce dolor en inflamación en la zona media de los pies, y neuroma de Morton, un engrosamiento del tejido de los nervios de la misma zona. Ambas dolencias provocan crisis muy dolorosas que pueden mermar si abandona el uso de tacones. Una solución que, de momento, no parece imposible para la mujer de Felipe VI (54).
En su zapatero, la Reina cuenta con un sinfín de mocasines, calzados tipo Oxford y bailarinas, tres diseños a los que ha recurrido en alguna ocasión y que bien funcionan para completar con elegancia un look working. Por uno de ellos, de hecho, se decantó este pasado domingo, 16 de octubre, cuando puso rumbo a su viaje de Estado a Alemania.