Nuevo revés para el príncipe Andrés (62 años). Tras ser despojado de sus deberes y títulos oficiales, a mediados de diciembre perderá su protección policial. Según la prensa británica, el duque de York no contará con sus guardias las 24 horas del día. Un beneficio que le cuesta hasta tres millones de libras (tres millones y medio de euros) a los contribuyentes y que el hijo de Isabel II se niega a perder.
Tal y como ha informado el periódico The Sun, el príncipe Andrés está furioso e inconforme con la medida y pretende denunciarlo antes las autoridades. "Va a escribir al Ministerio del Interior y a la Policía Metropolitana para quejarse de la pérdida de su seguridad financiada por los contribuyentes", dijo una fuente de Buckingham al medio.
De confirmarse la medida, el príncipe Andrés ya no tendría el privilegio de ser escoltado por guardias de la policía cada vez que sale de los terrenos del Castillo de Windsor, tal y como ha ocurrido hasta ahora.
El príncipe Andrés vivirá una situación similar a la de su sobrino Harry (38), a quien el Gobierno británico también le retiró la protección policial en Reino Unido. El nieto de Isabel II proponía costearse él mismo los gastos de este beneficio. Sin embargo, el Ministerio del Interior se negó.
La decisión se ha tomado casi 11 meses después de que el palacio de Buckingham anunciara que el duque de York fue despojado de sus cargos militares y de sus organizaciones benéficas, debido a sus problemas judiciales con Virginia Giuffre, quien lo acusa de haber abusado sexualmente de ella en tres ocasiones, cuando era menor de edad.
"Con la aprobación y el acuerdo de la Reina, las afiliaciones militares y los patrocinios reales del duque de York han sido devueltos a la Reina. El duque de York seguirá sin asumir ninguna función pública y defiende este caso como ciudadano privado", rezaba el comunicado emitido por la Casa Real.
Recientemente, también se daba a conocer que el rey Carlos III (73) pedía formalmente al parlamento británico que sus hermanos Ana (72) y Eduardo (58) fueran nombrados Consejeros de Estado para que puedan sustituirle y asumir ciertos deberes institucionales en caso de ser necesario.
De esta manera, el monarca evita tener que ser sustituido por su hermano Andrés o su hijo Harry, que si bien no son miembros oficiales de la Familia Real, sí siguen siendo Consejeros de Estado.