En Reino Unido -y prácticamente en el mundo entero- no se habla de otra cosa. Guillermo de Inglaterra (40 años), el caballero perfecto; Abel, el hermano bueno de Caín -que es Harry-, el futuro rey de reyes, habría pasado el Día de San Valentín con su presunta amante, Rose Hanbury (38), y no con su esposa, Kate Middleton (41). Así lo afirman medios británicos como The Sun, Daily Mail y The Mirror.
Los príncipes de Gales, por su parte, haciendo oídos sordos a la que ha sido la noticia de la semana, reaparecieron este domingo, día 19 de febrero, en los premios BAFTA, desprendiendo complicidad y sonrisas: la idiosincrasia de las familias reales -todo está bien, nada pasa-.
Se presenta, sin embargo, intramuros del palacio de Buckingham, una nueva crisis que la institución deberá capear por la imagen de su heredero, que en los dos meses que llevamos de 2023 ha sido dibujado como un supuesto marido infiel y como un abusador, que agarró por el cuello a Harry, su hermano pequeño, hasta noquearlo en el suelo, tal y como describió el propio duque de Sussex en sus explosivas memorias, Spare.
En el campo contrario, silencio sepulcral. Hanbury no se ha pronunciado en los medios ni tampoco en sus redes sociales, una cuenta de Instagram dedicada únicamente a su hogar, Palladian Houghton Hall. Mucho menos su esposo, miembro vinculado directamente con la Familia Real británica, David Cholmondeley (62), séptimo marqués de Cholmondeley y quien fuera Lord Gran Chambelán desde 1990 hasta el pasado septiembre.
Pero ¿quién es David? ¿Es su matrimonio tan firme como se sospecha? ¿Soportará la pareja este goteo incesante de informaciones sobre el amor furtivo entre Rose y Guillermo? David Cholmondeley fue uno de los grandes solteros de oro de Reino Unido. Durante años apareció en la prensa no sólo por su linaje y apellido, sino también por sus múltiples conquistas a mujeres como la actriz Isabelle Adjani (67) y la productora de televisión Sabrina Guinness (68), Lady Stoppard.
En 2003, David conoció a Rose, modelo, celebrity y persona vinculada a la alta sociedad y, de algún modo, a la Familia Real, pues su abuela fue dama de honor en la boda de la reina Isabel II con el duque Felipe de Edimburgo. El primer encuentro de la pareja tuvo lugar en una fiesta celebrada en la antigua casa italiana del político Lord Lambton, quien renunció a su cargo como diputado tras un escándalo de prostitución en 1973.
Según un íntimo amigo suyo, David supo, a primera vista, que Rose era "la chica que podía darle la familia que necesitaba". Ella tenía 18 años; él, 42. Seis años después de aquel acto social, se prometieron, y, al día siguiente del anuncio, en junio de 2019, se casaron. La madre de Rose terminó revelando que la apresurada boda se celebró porque su hija ya estaba embarazada de gemelos, Alexander (13) y Oliver (13), que nacieron cuatro meses después del enlace. En 2016 llegó la niña, la benjamina de la casa, Lady Iris Marine Aline.
En el top de la jerarquía de la aristocracia inglesa se encuentra la Familia Real. A continuación, llegan los ducados y los marquesados. Dentro de este rango está el de Cholmondeley, que lleva consigo la ascendencia de Lord Great Chamberlain -Gran Chambelán-, es decir, el cargo de guiar al monarca en momentos clave de su reinado y portar, literalmente, la Corona sobre un cojín en sus manos. Un ilustre puesto que le fue arrebatado tras la muerte de Isabel II y el ascenso al trono de Carlos III.
Tal y como avanzó Daily Mail, el séptimo marqués perdió su trabajo como Lord Gran Chambelán tras el deceso de la jefa del Estado por reajustes en la plantilla del flamante monarca, que planteó 100 despidos, incluido el del marqués. Históricamente, el rol del Gran Chambelán está ligado al palacio de Westminster y quien lo ocupa ostenta un papel más que relevante en las ceremonias más formales de la monarquía, como las coronaciones o la apertura y cierre del parlamento.
El abuelo de David Cholmondeley, por ejemplo, asistió a la reina Isabel II en su coronación en la Abadía de Westminster en 1953. Es fácil distinguir al Lord Gran Chambelán en estos eventos ya que es el encargado de sostener el cojín con la Corona imperial del Estado. Además, también se ocupa de vestir al monarca el día de la coronación y de servirle agua antes y después del banquete. Se esperaba que David hiciera lo propio, el próximo 6 de mayo, en la de Carlos III, pero finalmente no sucederá así.
"David siempre supo que no tendría el trabajo de por vida", expresó uno de sus amigos al Daily Mail. "Fue un honor llevarlo a cabo durante tanto tiempo", concluyó. Su lugar lo ocupará Lord Rupert Carington (74), séptimo barón de Carrington, banquero y miembro de la cámara de los lores.