El príncipe Harry de Inglaterra (38 años) ha realizado este viernes, día 8 de septiembre, una visita inesperada a la Capilla de San Jorge en el Castillo Real de Windsor -a unos 40 kilómetros de Londres-, donde está enterrada su abuela, Isabel II, de cuya muerte se cumple un año.
La imagen del hijo menor del rey Carlos III (74) y la difunta Diana, vestido con camisa blanca y pantalón oscuro, ha sido colgada en las redes sociales, y le muestra saliendo del templo en dirección a un Land Rover que le espera.
Isabel II, fallecida el 8 de septiembre de 2022 a los 96 años, y su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo, están sepultados en la Capilla conmemorativa del rey Jorge VI, parte de la Capilla de San Jorge, donde el propio Harry se casó con Meghan Markle (42) el 18 de mayo de 2018.
El Príncipe ha hecho esta visita fugaz antes de participar este próximo sábado, 9 de septiembre, en la inauguración de los Juegos Invictus para veteranos de guerra heridos que se celebra del 9 al 16 de septiembre en la ciudad alemana de Düsseldorf.
También participó el pasado jueves en la entrega de los premios WellChild en honor de niños enfermos, en su primer evento en el Reino unido desde que el pasado junio declaró ante un tribunal como parte de su demanda contra algunos periódicos.
El primer aniversario de la muerte de Isabel II se ha marcado con salvas de cañón disparadas desde varios puntos del país, como el parque de Hyde Park, en la capital.
Carlos III, que hace un año ascendió al trono en sustitución de su madre, y Camila (76) asistieron a un servicio religioso en la capilla de Crathie Kirk, cerca del castillo escocés de Balmoral, mientras que los príncipes de Gales, Guillermo (41) y Kate Middleton (41), lo hicieron en la catedral galesa de St Davids.
La muerte de Diana
Hace unos días, Netflix estrenó el documental Corazón de Invictus, en el que participa Harry. La producción explora la vida de los veteranos militares heridos y enfermos que participan en esta competición anual creada por el príncipe Harry en 2014 -inspirándose en los célebres Warrior Games norteamericanos y en los Juegos Paralímpicos-.
No obstante, más allá del contenido principal, han llamado especial atención las declaraciones que ha vertido el duque de Sussex. Hablando de sus experiencias personales -pérdidas, abismo y superación-, marcadas por la traumática muerte de su madre, Harry rememora su experiencia como miembro de las Fuerzas Armadas en una misión en Afganistán.
Significó aquella experiencia una suerte de catarsis personal para él, en la que pudo poner en orden sus sentimientos tras el fallecimiento de Lady Di, años atrás, en 1997.
"Cuando estuve en Afganistán en 2012 para pilotar un helicóptero, algo dentro de mí se vino abajo", ha asegurado. En esa línea, añade Harry sobre el peor momento de su vida: "La mayor lucha para mí fue la gente. (...) Nadie a mi alrededor podía realmente ayudarme. No tenía esa estructura de apoyo, esa red o ese asesoramiento de expertos para identificar lo que realmente estaba pasando conmigo".
Unas palabras que han sido interpretadas por muchos con un reproche a los Windsor. Continúa el Príncipe hablando de ese accidente de tráfico en el que su progenitora perdió la vida en París con Dodi al Fayed: "Se desencadenó algo en mí, y fue todo lo que pasó desde 1997, cuando tenía 12 años. Perdí a mi madre siendo joven y fue un trauma del que no era consciente".
Sostiene el hermano de Guillermo de Inglaterra que la tragedia familiar "nunca se discutió y tampoco se habló de ello, durante todos esos años no tuve ninguna emoción, no podía llorar, no podía sentir. (...) Me puse a darme contra las paredes".