Julio de 2020 no fue un mes fácil para la Casa Real española. Por consejo del Gobierno, Felipe VI (55 años) tuvo que tomar una difícil decisión: pedir a su padre, Juan Carlos I (86), que abandonase España tras las polémicas en las que se había visto envuelto.
El lunes 3 de agosto a las 10 horas de la mañana, un jet privado despegaba desde el aeropuerto de Vigo con destino Abu Dabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos. Desde aquel momento, del que han pasado más de tres años, poco se ha vuelto a saber sobre la vida del Emérito en el país, ya que la información que llega es muy limitada.
El libro publicado por el periodista Alejandro Entrambasaguas, Juan Carlos I, el Rey en el desierto (Ed. La esfera de los libros), plasma ahora en papel cómo han sido los últimos años del Emérito, alejado de su familia y viviendo una vida que nada tiene que ver con la que estaba acostumbrado. Fue el investigador quien, precisamente, dio con su paradero en Abu Dabi cuando algunas voces lo situaban en República Dominicana, Suiza e incluso Nueva Zelanda.
En las 358 páginas del libro, el autor relata desde su viaje a Abu Dabi en busca del Rey al estrecho vínculo que sigue uniendo a padre e hijo y que estos prefieren mantener alejado del foco mediático.
En mayo de 2022, casi dos años después de su partida, Juan Carlos I regresaba a España para participar en las regatas de Sanxenxo, una cita que congregó a cientos de periodistas en busca de sus primeras fotos. Nada más aterrizar y antes de salir del avión, el Emérito le mandó un mensaje a su hijo, tal y como recoge el libro ahora: "Al pisar suelo español mi primera llamada ha sido a ti, pero no me has contestado. Te envío este mensaje para decirte que ya estoy en España".
A pesar de lo que se ha dicho durante este tiempo sobre la relación que ambos mantenían, el periodista asegura que la distancia ha ayudado a que el vínculo entre ellos sea todavía más inquebrantable. "Ha abierto un espacio para la introspección y la revalorización de los lazos familiares. Para Felipe, el papel de Rey no es solo una responsabilidad hacia su nación, sino también un legado heredado de su padre".
Precisamente esa primera visita a España llegó días después del primer encuentro privado entre Juan Carlos I y Felipe VI. La cita tuvo lugar en Abu Dabi tras el fallecimiento de Jalifa bin Zayed al Nahyan. Felipe se trasladó hasta el país para rendir homenaje al jeque en un funeral de Estado y aprovechó para reunirse con su padre en un encuentro que se ha conocido ahora. Fue entonces cuando sentaron las bases de su primer regreso a España y que se están dando cada vez con más frecuencia.
Entrambasaguas asegura que las llamadas telefónicas entre ellos son habituales y da algunos detalles de ellas: "Aunque no pueden suplir la calidez de un abrazo o la familiaridad de una conversación cara a cara, ofrecen un puente temporal que conecta a padre e hijo. Juan Carlos comparte anécdotas de su vida en el emirato y Felipe actualiza a su padre la situación en España y las novedades familiares. Ambos se esfuerzan por mantener un tono ligero y optimista, pero es innegable que una tristeza de fondo se cuela entre las palabras".
Aunque afirma que su relación ha pasado por baches en los últimos años, la unión que hay entre ellos es "inquebrantable". "En el caso de Felipe y Juan Carlos, estas fricciones han sido exacerbadas y magnificadas por el ojo público. Lo que en una familia común podría ser visto como una diferencia pasajera, en el contexto real se convierte en un escándalo", defiende el periodista, que también asegura que su relación es "rica, compleja, llena de matices y cariño". El Emérito en todo momento entendió, tal y como recoge el libro, el papel que tenía que desempeñar su hijo y la división de sentimientos que éste tenía.
Su relación con Sofía
Además de hablar largo y tendido sobre el vínculo que une a padre e hijo, el periodista relata algunos detalles desconocidos sobre la relación entre la reina Sofía (85) y su marido. A pesar de que la distancia les tiene separados y su matrimonio no ha atravesado en los últimos años un buen momento, mantienen "conversaciones telefónicas constantes".
Unas llamadas que han creado a la Emérita un vacío, tal y como se recoge en el libro, ya que se ha dado cuenta de que ese espacio, a pesar de estar rodeada de familiares y amigos, no ha sido cubierto.