Ira von Fürstenberg, en una imagen de archivo.

Ira von Fürstenberg, en una imagen de archivo.

Casas Reales DURA PÉRDIDA

Ira von Fürstenberg, la mujer que conquistó Marbella: de la extraña muerte de su hijo a su conexión con Juan Carlos I

La princesa de la 'jet set' marbellí falleció este 19 de febrero a los 83 años. Deja un vacío en el mundo del espectáculo, la moda y el cine.

21 febrero, 2024 02:16

La aristócrata Ira von Fürstenberg falleció repentinamente este lunes, 19 de febrero, a los 83 años, en su casa de Roma. Hace una semana tuvo una caída, pero se desconoce si su muerte guarda relación con aquel percance. Al enterarse de la noticia, su hijo Hubertus (65 años) y su esposa, Simona Gandolfi, cogieron un avión con destino a la capital italiana. Se prevé que sea enterrada en el panteón familiar de los Fürstenberg en Austria.

La hija del príncipe Tassilo von Fürstengberg y de Clara Agnelli -hermana de Gianni Agnelli, dueño de Fiat y a quien denominaban el rey sin corona de Italia- era una mujer que en la intimidad disfrutaba de los placeres sencillos. Así lo demostraba cuando en la nevera de la princesa siempre había dos productos que jamás faltaban: la Coca-Cola Zero y el queso emmental. Pero, en cuanto se enfundaba diseños de Chanel, Karl Lagerfeld o Valentino, esos placeres ya pertenecían a otra dimensión.

Sus progenitores la educaron para casarse con un señor con posibilidades. No en vano, por su sangre corría el pedigrí. Siendo pequeña ya aprendió a posar, a salir de los coches con sofisticación y hacer reverencias perfectas para no desentonar en la encorsetada sociedad en la que se movía. A pesar de ello, jamás le importó lo que pensaran de ella, por eso se casó en 1955 -siendo menor de edad, con tan sólo 15 años- con el príncipe Alfonso de Hohenlohe, que le doblaba la edad, y que el año anterior había inaugurado el Marbella Club, el hotel que se convirtió en el epicentro de la Marbella más sofisticada con invitados de la talla de Audrey Hepburn, Deborah Kerr o la familia Bismarck.

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Ira von Fürstenberg, en una imagen de archivo.

Ira von Fürstenberg, en una imagen de archivo. Gtres

Tras la boda de Isabel II y Felipe de Edimburgo en 1947, la de Ira y Alfonso fue una de las más mediáticas desde que terminara la II Guerra Mundial. De hecho, fueron los primeros príncipes en ser portada en la revista Time, lo que permitió al avispado Alfonso hacer todos los contactos necesarios para que acudieran a descubrir los encantos de Marbella. Su hijo Hubertus confesó a EL ESPAÑOL que, "como los americanos han estado siempre obsesionados con la realeza, enseguida les invitaron a todas las fiestas que se hacían en Hollywood".

El matrimonio no tardó en tener fisuras y en una de esas discusiones, Alfonso de Hohenlohe se coló entre las sábanas de Ava Gardner, a quien persuadió para que visitara la Costa del Sol. Entre tanto, Ira y él tuvieron dos hijos, Christoph, fallecido en extrañas circunstancias en Tailandia en 2006, y Hubertus, que sigue siendo una figura indispensable en la noche marbellí. Ninguno de ellos le hicieron abuela.

Ira von Fürstenberg, con su hijo Hubertus y su mujer, en 2022.

Ira von Fürstenberg, con su hijo Hubertus y su mujer, en 2022. Gtres

Al cumplir los 20 años, la situación en su relación se volvió tan insostenible que se separaron, dejó a los niños con el padre y se fugó a Nueva York, donde conoció al empresario playboy Baby Pignatari, con quien se casó en 1961, divorciándose tres años más tarde. El detonante fue que Pignatari era impotente e Ira quería tener más hijos.

En 1969 consiguió la anulación de su boda con el príncipe Alfonso, pero nunca más volvió a pronunciar el sí, quiero. No le faltaron hombres para cortejarla. Algunos de ellos considerados los más ricos del planeta como el Aga Khan IV (87) -valedor de la infanta Cristina (58) en Suiza al ser íntimo de Juan Carlos I (86)-, el príncipe Rainero III de Mónaco sobre cuya relación la princesa Margarita de Inglaterra llegó a decir que "Ira es una mujer demasiado grande para un país tan pequeño" y el también empresario y playboy Gunter Sachs, que acabó casándose con Brigitte Bardot. Sí que confirmó que entre las parejas que tuvo figura el arquitecto italiano Roberto Federici, con quien estuvo cuatro años y que posteriormente fue pareja de Carmen Martínez-Bordiú (72).

En vida viajó por todos los continentes. No hubo fiesta con pedigrí que no contara con su presencia. Desayunaba con los duques de Windsor, merendaba con Betsy Bloomingdale, bailaba con Frank Sinatra y cenaba con los Reagan. Su agenda era una de las más envidiadas del mundo. En España era íntima de Cayetana de Alba, Isabel Presyler (73), Beatriz de Orleans (82), María Luisa de Prusia (79) y Tomás Terry (87). A muchos de ellos les convocó en su palacete del Madrid de los Austrias de tres millones de euros para celebrar su 80 cumpleaños que retrasó debido a la pandemia. La suntuosa residencia perteneció al decorador Duarte Pinto Coelho.

Ira von Fürstenberg, en una imagen de 2003.

Ira von Fürstenberg, en una imagen de 2003. Gtres

Durante décadas, ha preservado de las miradas indiscretas su cortijo Las Monjas en Ronda, que había pertenecido a su primer esposo y que se convirtió en su hogar más querido en España. Sus fiestas eran legendarias. Uno de sus amigos más íntimos revela a este periódico que "era una gran anfitriona, generosa, amable, delicada y con gran sentido del humor". De repente, los flashes dejaron de captar su figura en los saraos marbellíes.

Tal y como confesó hace una década a la revista Vanity Fair, la jet set terminó "cuando las fiestas se volvieron eventos comerciales", y prosiguió: "Empezaron a aparecer todos estos patrocinadores y alfombras rojas en todas partes. Por favor, ¿para qué necesito anunciantes en una fiesta para mis amigos?".

Amante de las grandes fiestas, con motivo de su 70 cumpleaños, organizó un fiestón en el palacio de uno de los príncipes de Yugoslavia en Belgrado, pero como anécdota, uno de sus amigos cuenta que la mitad no pudo llegar por la erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull que provocó el colapso aéreo y, por consiguiente, el cierre de varios aeropuertos europeos.

Su estilo marcó una época. La alta costura era su pasión y las joyas su devoción. Siempre admiró la etérea presencia de la socialité Gloria Guinness y atesoró como una reliquia un diamante de Golconda de Joséphine de Beauharnais, esposa de Napoleón Bonaparte, que su padre le regaló cuando era joven. A pesar de su influencia a nivel social, hubo pocas cosas que se le resistieron, como que Richard Avedon no pudiera retratarla. Sí lo hizo con 14 años Cecil Beaton y posteriormente Henry Clarke, Helmut Newton y Willy Rizzo, alma mater de la Dolce Vita que adquirió una gran notoriedad como diseñador de muebles y que estuvo casado con la belleza angelical de Elsa Martinelli.

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Desde pequeña le entusiasmó el arte. No en vano, creció en palacios en los que las paredes eran museos vivos. En cierta ocasión, cuando Dalí observó su arrolladora belleza, quiso que posara desnuda para él, pero no obtuvo el beneplácito paterno. Años después la princesa se desquitó cuando el poderoso productor Dino de Laurentiis la contrató en exclusiva para hacer cine, debutando en Sin rival (1967) en la que apareció como Dios la trajo al mundo junto a Donald Pleasence y Patrick O’Neal. En España es inmortal al protagonizar No desearás al vecino del quinto (1970) junto a Alfredo Landa, el único actor del mundo en crear su propio género cinematográfico, el Landismo.

Ira von Fürstenberg también se convirtió en artista en las últimas tres décadas de su vida. Realizó jarrones, copas, crucifijos, candelabros y cabezas de Buda con los materiales más exquisitos, entre ellos, el jade, la malaquita, el oro y piedras semipreciosas. Tuvo un gran éxito ya que algunas de sus exposiciones viajaron de París a Jakarta, pasando por Hong Kong, Líbano o París. Uno de esos objetos, un frutero con un trébol de cuatro hojas de jade que compró Corinna Larsen (60) para regalárselo a Juan Carlos I dio la vuelta al mundo porque apareció sobre la mesa del monarca cuando abdicó formalmente por televisión.