Todo parecía indicar que la misa en homenaje a Constantino de Grecia dejaría una memorable estampa de Felipe VI (56 años) y Juan Carlos (86). Padre e hijo volvían a reencontrarse públicamente en un acto solemne y de riguroso protocolo. Lo que nadie podía predecir era el contexto en el que se iba a producir dicha imagen.
Durante la misa, que tuvo lugar en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor este pasado martes, 27 de febrero, se sentaron en el mismo banco, pero no juntos. En medio se encontraba la reina Letizia (51). El contacto entre padre e hijo -al menos de cara al público- se produjo una vez terminó la ceremonia, cuando el ex Jefe de Estado se apoyó en Felipe VI para salir del templo. Un gesto que no tardó en viralizarse y que, en términos profesionales, según explican a EL ESPAÑOL, se define como "tacto instrumental".
Poco después de que la imagen se hiciera pública, este periódico se puso en contacto con Sonia El Hakim, presidenta de la Asociación Española de la Comunicación No Verbal, quien ha analizado el comportamiento de padre e hijo.
"El rey Juan Carlos y Felipe VI están haciendo tacto instrumental. Es decir, el Emérito se apoya en su hijo para poder caminar", explica la experta. "El actual soberano hace las funciones de segundo bastón en la mano izquierda de su progenitor", añade El Hakim, describiendo la secuencia de imágenes.
En su análisis, la profesional en lenguaje no verbal pone el foco en el significado de este gesto, teniendo en cuenta que no es la primera vez que el Emérito se apoya en una persona para poder desplazarse, pero sí la primera en la que su hijo ejerce de ayudante.
"A pesar de que se trata de un tacto instrumental, como el que podía hacer su hombre de cofianza -como ha ocurrido en otras ocasiones-, en este caso el apoyo de Juan Carlos es su hijo. Por tanto, en este contexto, este tacto tiene una connotación afectiva. Con toda la paciencia del mundo, Felipe VI aguanta el peso de su padre para que éste pueda caminar".
Fue al término de la misa cuando Juan Carlos cogió a su hijo para que lo ayudara a salir del templo. Felipe, amable y cariñoso, no dudó en tenderle la mano a su padre. El Emérito, además, se apoyaba en su bastón.
Tras avanzar pocos pasos, justo detrás de la reina Letizia, padre e hijo se encontraron con Vicente García-Mochales, más conocido por su entorno como Mochi, quien desde hace más de 15 años es el jefe de seguridad del Emérito e íntimo amigo. Juan Carlos, sin embargo, siguió su camino al lado de Felipe VI.
El actual monarca no soltó la mano de su padre en todo el recorrido. De esta manera, en la puerta de la capilla de San Jorge, los fotógrafos inmortalizaron otras tantas imágenes en las que se veía Felipe VI sosteniendo a su progenitor, mientras intercambiaban palabras y alguna sonrisa. Así fue hasta que el monarca acompañó al Emérito hasta el coche dispuesto para él.
Justo detrás caminaron la reina Letizia y la emérita Sofía (85), quien dentro del templo no se sentó con su hijo y nuera, pues siendo familia directa de Constantino de Grecia ocupó un asiento en la primera fila. La actitud de ambas también fue cercana y cariñosa. Al mismo tiempo que Felipe ayudaba a su padre, suegra y nuera contemplaban la escena a la vez que mantenían una breve conversación.
"No hay distancias entre ellas. Están muy cerca la una de la otra, casi tocándose. Es una distancia normal entre una suegra y una nuera", ha explicado al respecto Sonia El Hakim.
A lo largo de su análisis, la experta recuerda que hace poco más de un año, precisamente en el funeral de Constantino de Grecia, también se produjo una escena cariñosa entre Felipe VI y Juan Carlos que daba a entender que la relación entre ambos es cordial. Sin embargo, teniendo en cuenta que son pocas las ocasiones en las que se les ve juntos públicamente y que el Emérito hace vida en Abu Dabi, a casi 7.500 kilómetros de Madrid, las estampas no dejan de sorprender y por ello no tardaron en viralizarse.