Reino Unido y la Familia Real británica siguen conmocionados tras la inesperada muerte de Thomas Kingston, a los 45 años. Al filo de las siete de la tarde de este martes, 27 de febrero, eran el príncipe y la princesa Michael de Kent junto a su hija y suegros quienes, a través de un sentido comunicado, anunciaban el deceso de una persona muy querida dentro del seno de la familia real.
Aunque era conocido en su país por su vínculo con los Windsor tras pasar por el altar con Lady Gabriella (42), también fue una pieza fundamental para el Gobierno durante la guerra de Irak en 2004. Tras conocerse la noticia de su repentino e inesperado fallecimiento, son muchos los conocidos del empresario que han relatado algunas de las anécdotas más desconocidas hasta el momento.
A pesar de contar con una licenciatura en Historia económica por la Universidad de Bristol, se embarcó en una de las aventuras más peligrosas de su vida. Se unió a la Unidad de Misiones Diplomáticas del Ministerio de Asuntos Exteriores en Irak.
Se trasladó hasta la zona, donde pronto se acostumbró a la inestabilidad, convirtiéndose en una de las personas más importantes de la misión. Su rol no era nada fácil, pero con tesón y determinación consiguió salvar la vida de decenas de personas. Trabajó como negociador en la liberación de rehenes y también actuó como mediador en la resolución de disputas entre los líderes religiosos del país en guerra.
A punto estuvo de perder la vida en su estancia en Bagdad. Poco tiempo después de su llegada, vivió en primera persona un atentado suicida en la única iglesia anglicana del país, donde se encontraba en aquel momento. Un suceso que se cobró la vida de 22 personas. Andrew White, encargado de presidir la iglesia, ha querido tener unas palabras de cariño hacia Thomas en Daily Mail. "Era un joven excepcional. Utilizó su feroz determinación para hacer que las cosas tuvieran éxito y su gran conocimiento de lo que mueve a los humanos, tanto buenos como malos, para ver más allá de lo imposible".
Tras su paso por Irak, donde también trabajó para establecer la paz y reconstruir la vida de los cristianos iraquíes, comenzó su andadura por el mundo de las finanzas. Hasta 2017, ocupó el puesto de director general de Voltan Capital Management.
Precisamente, un año después de abandonar su cargo, se comprometió con Lady Gabriella Windsor, a quien conoció en 2015 por amigos en común y con quien formó un estable matrimonio. En mayo de 2019 pasarían por el altar en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor, cita que no se quisieron perder los miembros royals más destacados como la reina Isabel II o Felipe, duque de Edimburgo.
Si bien no formaban parte de la realeza, al no contar con una agenda oficial o eventos a los que asistir, los Windsor les integraban en muchos de las citas más importantes, como el Trooping the Colour -ceremonia oficial con la que los monarcas británicos celebran sus cumpleaños-. De hecho, la última aparición pública de Thomas antes de fallecer fue el día de San Valentín, cuando acompañaron a la reina Camila en la inauguración de una exposición de obras de Shakespeare.
Thomas Kingston no provenía del mundo de la aristocracia. Su padre, William Martin, es abogado especializado en derecho urbanístico, y su madre, Joseph Pearman-Smit, administradora de un centro cristiano en Cirencester. Entre sus descendientes, hay un embajador británico en Dinamarca y un alcalde. Fueron sus familiares lo que le inculcaron desde pequeño su amor por la fe cristiana, rol que luego aprovechó en Bagdad para aumentar el número de fieles en la zona. De hecho, con su palabra logró que 6.500 se uniesen a la inglesia anglicana.
Thomas Kingston se convirtió en un héroe. Sin embargo, y a pesar de que él arriesgó su vida por muchos, nadie pudo salvar la suya. Fue hallado sin vida en su vivienda en Gloucestershire, al oeste de Inglaterra. Por el momento, no se han hecho públicas las causas de su fallecimiento, aunque se descarta la implicación de terceras personas.