Este domingo, 31 de marzo, fue un día especial y significativo para la Familia Real británica. El rey Carlos III (75 años) reaparecía públicamente en un acto oficial por primera vez tras su diagnóstico de cáncer. Se trataba de una cita marcada en rojo en el calendario: el monarca o Kate Middleton (42) iban a asistir. Finalmente, y tras las noticias de las últimas semanas, fue el Rey quien decidió tomar las riendas.
A la misa de Pascua acudió el grueso de los Windsor, con la notable ausencia de los príncipes de Gales y sus tres hijos. Mientras que todas las miradas estaban puestas en el monarca y sus gestos, el mundo también miraba a un tímido y serio joven que no se separó del lado del príncipe Eduardo (60) y Sophie de Wessex (59).
Es Jacobo de Wessex (16), el nieto pequeño y más desconocido de la fallecida Isabel II. Sus padres siempre se han mantenido en un discreto segundo plano, rechazan la atención y prefieren vivir una vida tranquila aunque siendo conscientes del rol que desempeñan dentro de la estructura de la monarquía. Pero en los últimos meses, tanto él como sus progenitores han vivido cambios que han afectado a sus vidas.
En el momento de su nacimiento, por cesárea, Jacobo se encontraba en el octavo lugar en la línea de sucesión al trono británico. Actualmente, ocupa el decimoquinto puesto después del nacimiento de los hijos de sus primos y que se encuentran por encima de él. Aunque todavía no ha cumplido la mayoría de edad -le quedan dos años para ello-, ya cuenta con un título oficial que le ha hecho pasar de ser un completo desconocido a que poco a poco vaya acaparando la atención.
El 10 de marzo de 2023, coincidiendo con el 59 cumpleaños de Eduardo, su tío Carlos III le otorgó el título que hasta entonces había lucido su padre, el de conde de Wessex. Precisamente, fue en la misa de Pascua del pasado año cuando estrenó este nombramiento en público. Este año ha vuelto a acudir junto a sus progenitores, pero sin su hermana mayor, Lady Luisa (20).
El balcón del palacio de Buckingham ha sido durante años el lugar de sus apariciones públicas. En cada cita, se veía como el pequeño de la familia iba creciendo y dejaba atrás su rostro infantil y su corta estatura. Ahora ya es un apuesto joven, que ya supera en altura a sus padres y que pronto podrá contar con agenda oficial, si así lo decide.
En cada una de sus contadas presentaciones públicas ha demostrado su saber estar, su educación y lo unido que está a sus padres, Eduardo y Sophie. Tal y como se demuestra, ha sido criado en un ambiente en el que la discreción es fundamental. Con sólo 14 años formó parte de la Vigilia de los príncipes en Westminster Hall de su abuela paterna, Isabel II, junto a sus primos y donde demostró estar a la altura de las circunstancias.
Así hablaba Sophie de Wessex de sus hijos en una entrevista al Sunday Times en 2020: "Intentamos inculcarles la idea de que lo más probable es que tengan que trabajar para ganarse la vida, de ahí que hayamos tomado la decisión de no utilizar los títulos de su alteza real. Son suyos y pueden decidir usarlos a partir de los 18 años, pero es muy poco probable que lo hagan". Por el momento, Lady Luisa ha rechazado lucir el título y habrá que esperar a saber la decisión de Jacobo.
Fuentes cercanas a la familia confirman que le entusiasma la pesca con mosca, algo que fue muy celebrado por Isabel II, ya que era una práctica que la Reina Madre adoraba y que pone en valor su paciencia. Además, demuestra su entusiasmo en cada una de las reuniones familiares, donde siempre busca aportar su granito de arena.
El joven vive junto a sus padres en la casa familiar Bagshot Park en Surrey, donde la familia reside desde su enlace en 1999 y que está a poco más de diez kilómetros de Windsor. El matrimonio decidió hacer un lavado de imagen a la vivienda y poner en marcha una gran renovación, pagada a medias entre la Corona y el dinero del príncipe Eduardo. Se caracteriza por sus llamativos ladrillos rojos y piedra y cuentan incluso con un lago privado.
El rol de sus padres
Con Carlos III y Kate Middleton de baja por los cánceres que padecen, el resto de miembros de los Windsor han tenido que dar un paso al frente y tomar las riendas de la agenda de la institución. Es cierto que la princesa Ana (73) siempre ha tenido un rol fundamental, pero otros como los actuales duques de Edimburgo han pasado de estar lejos de la atención a ser los protagonistas.
Cada vez es más habitual verles en actos públicos representando a la Corona y ganándose el cariño del pueblo que, hasta ahora, ni siquiera tenía una opinión de ellos. Es un matrimonio que siempre ha estado exento de polémicas, algo que resulta incluso extraño teniendo en cuenta el historial del resto de sus miembros.