Era un secreto a voces: Nicolás Sarkozy (61 años) está decidido a recuperar el Elíseo y peleará por ello en las elecciones presidenciales que se celebrarán en Francia el próximo año. La noticia ha corrido como la pólvora y enseguida todos los ojos se han puesto sobre él y sobre su esposa, la cantante y modelo Carla Bruni (48), quien en los últimos meses ya daba pistas acerca de cuál sería el rumbo profesional que tomaría su recién encauzada carrera en el mundo de la música.
Durante la presidencia de su marido, Bruni se mantuvo siempre en un segundo plano, salvo por aquellas ocasiones en las que protagonizaba auténticos duelos estilísticos con otras homólogas y royals, y aquellas otras en las que se la ensalzaba como auténtico icono de estilo a la manera de Jackie Kennedy.
Especialmente famoso fue su encuentro con la reina Letizia (43) durante la primera visita del presidente francés y su esposa a España, en 2009. La fotografía de ambas mujeres ascendiendo por las escaleras del Palacio de la Zarzuela ha quedado en la retina del común de los mortales.
El perfil bajo que ha mantenido durante todo ese tiempo la intérprete de Quelqu'un m'a dit, dedicándose únicamente a acompañar a su marido en actos y viajes y a cuidar de su hija Giulia (4), sólo se ha visto interrumpido en contadas excepciones. Como cuando participó en el filme Midnight in Paris (Woody Allen) en 2011. Una incursión cinematográfica que muchos achacaron nuevamente a su marido. No en vano se trataba de promocionar la capital de su país.
Tres años antes, en 2008, había sacado el único disco que vio la luz durante su cargo de primera dama. Después, esperó hasta 2013, cuando ya había abandonado el Elíseo (lo hizo meses antes), para relanzar su carrera artística con su siguiente álbum, Little french songs.
En total fueron casi cinco años de ostracismo con el único objetivo de no eclipsar a su marido, al que por cierto le dedicó uno de los temas.
Precisamente la artista llevaba meses preparando el que sería su siguiente disco: un álbum de versiones en inglés que comenzó a grabar a principios de este año. Esperaba sacarlo en otoño, pero los planes de su marido han trastocado los suyos y por esta razón ha decidido aparcar su carrera como cantante con el fin de no acaparar demasiado protagonismo en detrimento de la campaña electoral de Sarkozy.
Así lo desvelaba el semanario Le Canard Enchaîné, que apuntaba que, de irle bien las cosas al político, los fans de Bruni tendrían que esperar al menos hasta la primavera del año que viene -cuando están previstas las elecciones- para poder disfrutar de las nuevas canciones de su ídolo.
"Me convertí en la mujer de una pareja clásica"
Hace apenas un mes la propia Bruni reconocía en una entrevista concedida a la versión francesa de Elle haberse convertido durante su estancia en el Elíseo en una mujer como nunca creyó que sería: "la mujer de una pareja clásica", que aparca su exitosa carrera para dejar que su marido triunfe.
La italiana siempre ha defendido que adora su vida familiar y así lo reconoció en una entrevista concedida a Woman Madame Figaro, también este año. La actitud que mantiene Bruni podría volver a repetirse dado el rumbo que están tomando los acontecimientos. Este paréntesis fuera de la residencia presidencial le ha servido, eso sí, para volver a sentirse cantante y modelo, pues en 2015 renovaba su contrato con Bulgari y se convertía nuevamente en imagen de la lujosa firma. También protagonizó una campaña publicitaria de Ford con el fin de aumentar las ventas de la marca automovilística en Francia.
Esas dos incursiones en el mundo de la moda y su disco de 2013 han sido prácticamente los únicos trabajos de Bruni, que ha visto cómo su marido volvía a triunfar, esta vez fuera de las urnas gracias a sus aptitudes literarias, pues Sarkozy publicaba recientemente La France pour la vie, el séptimo libro del político que se ha convertido ciertamente en best seller.
Con todo, habrá que esperar para comprobar si, una vez más, Carla Bruni se convierte de nuevo en la sombra de su marido para dejarle brillar otra vez en su camino hacia el Elíseo.