En una de las paredes de su oficina cuelga un cartel con dos palabras gigantes: “The End”. Una declaración de intenciones, como si fuera una película. Son las paredes del bufete de abogados Wasser, Cooperman & Mandless, el encargado del divorcio más sonado de los últimos tiempos. No se equivocan, no: el de Angelina Jolie (41años) y Brad Pitt (52). La letrada que ha puesto la demanda en nombre de la actriz es Laura Wasser (48), hija de uno de los fundadores del despacho y una de las abogadas más famosas de Los Angeles.
Laura Allison Wasser (las siglas de su nombre, L.A.W., signifcan ley en inglés) representó a Melanie Griffith (59) en su separación de Antonio Banderas (56). Y pese a que se la ha calificado de despiadada, lo cierto es que su filosofía es la contraria. Wasser defiende el entendimiento entre los futuros ex para evitar gastos de más en un proceso siempre duro y complicado. Y no presenta una demanda de divorcio hasta que las partes han llegado a un acuerdo que se trabaja durante meses. Los Pitt Jolie, pues, llevan casi un año separados.
Así lo constató la ex de Banderas en una entrevista: “Trabajamos en el divorcio durante un año y medio largo antes de que se publicara. Antes de presentar la demanda. Cuando salió en los medios fue cuando presentamos la demanda, porque había algunas cuestiones personales en las que Antonio y yo debíamos ponernos de acuerdo para evitar que aparecieran en los papeles oficiales y se filtrara a la prensa”.
Es el clásico procedimiento de Wasser. Así que no es de extrañar que los primeros rumores de separación entre Jolie y Pitt surgieran en enero de este año. Seguramente en ese momento ya estaban separados, dedicados a llegar a algunos acuerdos que nunca verán la luz. No al menos en la prensa. Wasser también suele recomendar a sus clientes que esperen a poner la demanda de divorcio hasta que pueda presentar la de varias parejas a la vez, en especial cuando se trata de personajes públicos.
Lo contó en una entrevista al canal Bloomberg. “A mis clientes les digo: ‘Tengo a alguien más, no te puedo decir quién es, pero deberías esperar para poner la demanda todos a lavez’”. Esta extraña costumbre sirve, dice Wasser, para despistar a la prensa y quitar el foco de una pareja en concreto. No ha sido el caso de los Pitt, cuyo divorcio, después de 12 años de relación y dos años de casados, ha sorprendido a casi todos. No se habla de otra cosa y hasta la BBC emitió ayer un ‘Urgente’ con la noticia.
El nombre de Wasser está asociado a algunos de los divorcios más famosos del Hollywood reciente y por algo llaman a Laura Wasser ‘Disso queen’ (la reina diso, por estar especializada en la disolución de matrimonios). Parece que lo aprendió en casa. Sus padres son abogados ambos, y él, Dennis M. Wasser (74), es un matrimonialista que representó en sus divorcios a Tom Cruise (tanto de Nicole Kidman en 2001 como de Katie Holmes en 2012) y a Steven Spielberg (de Amy Irving en 1989).
La abogada también tiene en su currículum una larga lista de nombres conocidos. Fue ella la encargada de representar a la parte femenina en divorcios de parejas como Ben Affleck y Jennifer Garner; Gwen Stefani y Gavin Rossdale; Kim Kardashian y sus anteriores maridos: Damon Thomas y Kris Humphries; y Britney Spears y Kevin Federline. También representa, a veces, a la parte masculina de la pareja: ha sido la abogada de Johnny Depp en su divorcio de Amber Heard.
Divorciada dos veces (uno de sus ex es madrileño de Pozuelo) y con hijos de ambas parejas, nuestra protagonista suele decir que sabe de separaciones, no de matrimonios. Es la autora de un libro sobre divorcios cuyo título ya es una declaración de principios: No tiene que ser de ese modo: Cómo divorciarse sin destrozar a tu familia y sin caer en la bancarrota. Parece que es una cuestión importante. Wasser no engaña a sus clientes y no les dice lo que quieren oír. Asegura que una pérdida de tiempo, con clientes de economías con semejante envergadura es, sobre todo, una pérdida de dinero. “No quiero tener que resolver algo medio millón de dólares después”.
Curiosa manera esta de contar los minutos, los días y los meses. Certera, en su caso. El bufete de la familia de Wasser sólo cuenta con “clientes de alto nivel”, tal y como ha declarado su padre en alguna ocasión. Clientes que pagan 850 dólares (unos 760 euros) por hora. En estos casos, decíamos, monetizar el tiempo no es una tontería.