Hollywood se divorcia
La meca del cine ha vivido divorcios dispares en los que los millones de dólares pasaban de unas manos a otras. EL ESPAÑOL recuerda las separaciones de Hollywood más sonadas y qué pasó con sus protagonistas.
24 septiembre, 2016 00:08Noticias relacionadas
En Hollywood, divorciarse es un arte. Y uno de los más caros. Mientras los abogados se frotan las manos con cada titular sobre conflictos en una pareja, otros aprovechan el tirón para sacar tajada a su manera. Así, Gwyneth Paltrow (43 años) prepara su Guía para un divorcio perfecto. Según la revista Grazia, "se centrará en su viaje personal a través del momento más difícil de su vida y pondrá mucho énfasis en cómo superarlo, tratando el cuerpo de forma correcta. Incluirá recetas, guías de suplementos alimenticios y técnicas de meditación". Autoayuda de primera mano gracias a la experiencia de la hija predilecta de Talavera tras su separación de Chris Martin (39) en 2014.
Por su parte, el cantante de Coldplay, que reconoció al Daily Mail que hay muchos días que se despierta con ansiedad y depresión, ha preferido volcar sus amarga emociones en las canciones. Y es que divorciarse con un best seller en las librerías y un número uno de descargas en Spotify ayuda a llevar las penas…
En Hollywod ha habido divorcios para todos los gustos:
Dinero y poder. Ted Turner, creador de AOL Timer Warner, capo de la CNN, archimegamillonario y poderoso. Diez años casado con Jane Fonda (78) y una separación de la que no se dieron cifras, posiblemente para no provocar desmayos entre los lectores. El poder de veto de Turner en el mundo de la información ayudó bastante, ejem, a que se mantuviera en secreto el acuerdo de separación. Mientras él se entregó a cuatro noviazgos simultáneos, la actriz aceptó un breve papel en la serie Newsroom, de Aaron Sorkin. Aunque sus apariciones son breves, son de las que quitarse el sombrero: a sus 73 años aparece espléndida y borda el papel de ¡propietaria de una cadena de televisión! Un pequeña y artística venganza.
Divorcio Express. Las Vegas. 2004. Cuentan las crónicas que Britney Spears (34) vestía pantalones vaqueros y una gorra de béisbol cuando acudió al altar de la Little White Wedding Chappel –la misma en que se casaron Bruce Willis y Demi Moore– del brazo del botones de un casino-hotel, el mismo que condujo la limusina que la llevó junto al novio, Jason Allen Alexander, un amigo del colegio al que se había encontrado por casualidad. Empezaron a tomar chupitos y acabaron en la suite nupcial. El matrimonio apenas duró 24 horas.
Divorcio preventivo: Julia Roberts (48) dejó plantado en el altar a Kiefer Sutherland, con todos los invitando flipando, para liarse con su mejor amigo, Jason Patric, al que luego dejó plantado para liarse con Lyle Lovett. La actriz, que había descubierto una infidelidad del novio, se ahorró el proceso de boda/divorcio y, de paso, echó una canita al aire….
Todos recordamos sonados divorcios con sonadas excusas:
– Nicole Kidman (49) y Tom Cruise (54), con la fuga de la actriz de la cada vez más siniestra participación de su marido en la secta de la ciencilogía.
– Mel Gibson (60) y Oksana Grigorieva, con el reconocimiento por parte del actor de su maltrato y agresividad.
– Arnold Sczhawrzengger (69) y María Shriver (60), con un bastardo por medio. Un desliz del austríaco que, al parecer, había olvidado comentar a su esposa.
– Charlie Sheen (51) y Denise Richards, por la vida disipada de orgías, colones y borracheras que finalmente llevaron al galán (a ver, por favor, que alguien me explique cómo puede,con ese cuerpo-escombro- salir con esas top models, salvo que tenga encantos ocultos o que su tarjeta de crédito eche humo) a reconocer que era seropositivo.
Pero centrémonos en los últimos casos, no por recientes menos llamativos, porque han sido culebrones que han sacado a la luz lo peor de cada una de las estrellas implicadas… Con excepciones de sangre española, eso sí.
Antonio Banderas y Melanie Griffith
Reconozcámoslo, fue un matrimonio por el que nadie apostaba un duro. Banderas (56) empezaba en Hollywood y la hija de Tippi Hedren no levantaba cabeza, aunque sí el codo, tras el éxito de la comedia romantic Working girl. La boda parecía un experimento de marketing para promocionar sus carreras. Los años demostraron que no era así. Melanie (59) descubrió incluso que la gente con capirote no siempre sale a emplumar negros, celebrando todos los años la Semana Santa malagueña. Incluso aprendió que ser camarero de la Virgen de las Lágrimas y favores no te obliga a pasar con la bandeja de canapés. Prueba del amor y del respeto fue el regalo que Antonio hizo a su mujer con el papel protagonista de Crazy in Alabama, una road movie que dirigió para lucimiento de Melanie. No tuvo un brillante resultado comercial, pero las críticas fueron positivas.
Pero el buen rollito se acabó el 6 de junio de 2014. Recordemos el mensajito de Melanie en Instagram cuando vio la nueva novia, Nicole Kimpel, de su Antonio-te-quiero-una-jartá: "¿Estás saliendo con mi ex? Me estoy comiendo un sándwich, ¿también quieres las sobras?" Una pensión de 720.000 euros anuales, la casa que tenían en Aspen para ir a esquiar y un Picasso (El pintor y la modelo) son algunos de beneficios que se garantiza Melanie. El actor ha reconocido haber sido "una persona muy importante en mi vida, es la madre de mi hija Stella del Carmen"… Razones por las que no ha querido llevar la separación al barro de las declaraciones chungas y las exclusivas sucias.
Johnny Depp y Amber Head
En Disney no saben si darse a la bebida o tirarse desde la torre del Castillo de la Bella Durmiente. Su actor fetiche, el rostro y pluma de Jack Sparrow –de la franquicia Piratas del Caribe– envuelto en un divorcio con acusaciones de la más baja estofa. Ya en 1999, Depp (50) fue detenido por agresión a un paparazzi por hacerle una foto con Vanessa Paradis, pero aquello se queda en chiquillada….
25 de mayo de 2016. Tres días después del funeral por la muerte del actor, la señora de Depp se planta –moratón en un ojo incluido– en un juzgado de Los Ángeles para anunciar que solicita orden del alejaminento, una pensión de 50.000 dólares al mes para mantener su estilo de vida y una retahíla de acusaciones de violencia doméstica: agresiones, insultos, amenazas… Todo ello, según la esposa, por el abuso del consume de alcohol y drogas. Insisto en que imaginen la cara de los ejecutivos de Disney, que están atados al actor por un contrato millonario. La pareja contrató sendos detectives para demostrar sus malas artes respectivas, a la caza de pruebas que se han ido filtrando con cuentagotas. A pesar de todo, los malos tratos no figuran en la petición de divorcio de una pareja que, por cierto, está marcada por la diferencia de edad: él tiene 50 años; ella, 30. La fortuna de Depp, estimada por la revista Forbes en unos 300 millones de euros: es el botín de esta ruptura que, de seguir mostrando el lado oscuro del actor, puede dañar su carrera: ¿será Piratas de Caribe: los muertos no cuentan cuentos su despedida?
Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones
Lo curioso de este caso es que Michael (71), escarmentado por el divorcio anterior –que le costó 50 millones de dólares y la obligación de compartir la maravillosa casa de Mallorca, obligó a Catherine (46) a firmar un acuerdo prematrionial. Casados en el año, 2000, la Carrera de Zeta Jones le permitió a la actriz darle menos importancia a ese trámite porque películas como Traffic, Chicago (con el merecido premio del Oscar a la Mejor Actriz de Reparto), Crueldad intolerable, Ocean’s Twelve o La leyenda del Zorro han puesto su cuenta corriente en una inmejorable situación. El contrato blindaba la custodia de los dos hijos de la pareja, una penalización por infidelidad y, finalmente, una cómoda pension para la actriz de unos 3 millones de dólares por año de matrimonio. Más de una década de amor compensa.
Hay un matiz importante en este caso, máxime ahora que ambos han sellado una paz que les permite coincidir en fiestas y actos públicos sin perder la dignidad: Michael Douglas pasó por un terrible cáncer de garganta y Catherine Zeta-Jones está en tratamiento por un trastorno bipolar. La pareja reconoció que el estrés por sus respectivas enfermedades hizo mella en la relación, algo más que comprensible.
Ben Affleck y Jennifer Garner
Este es un curioso caso de divorcio de ida y vuelta. Coincidiendo con el décimo aniversario de boda, anunciaron su sepración; un año después, comunicaron que suspendían el divorcio sine die, a la espera de una segunda luna de miel o de una definitiva ruptura. Padres de tres hijos –Violet, Seraphina y Samuel–, propietarios de una casita en California de 16 millones de dólares de la que no quieres deshacerse, los actores protagonizaron una historia de culebrón barato: Christine Ouzounian, niñera y acompañante de Ben en Bahamas, fue acusada de mantener "relaciones íntimas" durante el viaje… Muy placentero, si fuera cierto, pero poco profesional si tenemos como modelo a Mary Poppins. Por si fuera poco, la niñera de marras fue despedida y poco después se supo que también cambiaba pañales a las órdenes de Tom Brady, que lo pasó canutas entonces con Giselle Bündchen (36). La niñera que se entrega a los famosos, podríamos llamarla.
Ben (44), que ha protagonizado un bazatazo monumental con Batman vs Superman, mantiene a pesar de todo una carrerra con más tirón que la de su esposa, que –sin embargo– provoca tanta pasión entre sus seguidores que tuvo que poner una orden de alejamiento en 2008 contra un acosador desequilibrado.