Con dos tallas más que las demás, pero sobre todo con más autoestima que ninguna. Siera Bearchell (23 años) pisaba fuerte este lunes la pasarela filipina de Miss Universo representando a Canadá. La joven se convirtió en el centro de todas las miradas, pero no precisamente porque fuera una de las favoritas a ganar el certamen sino porque su cuerpo rompía el estereotipo por el que se regían el resto de modelos.
La canadiense rompió el molde por el que parecen estar creadas las concursantes de los certámenes de belleza y quiso imponer un nuevo canon en la sociedad. "Esta es la generación de la diversidad de los cuerpos. Es el momento de empezar a trabajar juntos para redefinir la visión global de belleza", explicaba en sus redes sociales junto a una fotografía del desfile de moda de baño de Miss Universo.
Sin embargo, Siera ha cambiado mucho su aspecto este último año. Hace siete meses la canadiense se coronaba como reina de la belleza de su país con una figura más fina que la que luce en la actualidad. Sus fotos de Instagram corroboran su transformación. En junio del pasado año la modelo colgaba imágenes de ella en bikini en la que podían apreciarse sus trabajados abdominales y unas piernas más esbeltas que las que pudimos ver sobre la pasarela filipina.
Por otra parte, la propia joven explicaba junto a esas fotos que no "se sentía a gusto con ese tipo de cuerpo" y que "se pondría manos a la obra de cara al certamen de Miss Universo". Y es que Siera prefirió concienciar al mundo sobre los diferentes cánones de belleza que existen, que llevarse la corona a la más guapa y dejar que siga imperando la estética de siempre.
Ella misma lo explica de forma muy clara en su Instagram: "Soy segura y es lo que me hace bella. Cuando me dicen floja, gorda y mediocre, pienso en lo que les están diciendo a las mujeres del mundo. Miss Universo es una organización construida en la base de la inclusión y diversidad. No es más el 'concurso de belleza que solía ser. La misión de Miss Universo es proveer las herramientas a las mujeres para alcanzar lo mejor de ellas mismas y usar esas habilidades para que les sirva a otros. Es exactamente lo que estoy haciendo y no me derribará la negatividad superficial. De hecho, eso solo alimenta mi fuego de seguir trabajando en una plataforma que evidentemente necesita progreso. El viaje apenas ha empezado".
La preocupación de Siera tiene una explicación. La canadiense posee una tienda de ropa y es testigo cada día del poder que ejerce el mundo de la moda en la sociedad. Por ese motivo se ha implicado en la reivindicación de un estilo de vida saludable y en la aceptación de uno mismo con los defectos y virtudes de cada uno.
"No puedo contar la cantidad de chicas jóvenes que me han dicho en este último tiempo: 'Me han ayudado a quererme tal y como soy' o 'Gracias por ayudarme finalmente a encontrar la felicidad conmigo misma'. Esto es de lo que se trata Miss Universo, impactar en las vidas de todo el mundo y hacer que el impacto dure". Desde luego, ese 'impacto' ha tenido nombre propio en el certamen y no es otro que el de Siera Bearchell.