Solo tiene 100 seguidores en Twitter, vive en un pueblo rodeado de campo cerca de Boston y saca a pasear a su perro y sus cabras cada día. Con este perfil pocos creerían que hablamos del multimillonario fundador de Netflix, pero así es. Reed Hastings (56 años) está en Barcelona para asistir al Mobile World Congress, cita que nunca se pierde Mark Zuckelberg, pero que esta vez no contará con su presencia.
A pesar de que la revista Forbes le atribuyó a Hastings un patrimonio mayor a los 1.500 millones de euros, el empresario lleva una vida muy tranquila junto a su familia sin alardear de su riqueza.
Cuando estaba a punto de cumplir la mayoría de edad decidió estudiar la carrera de Matemáticas en Bowdoin College. Nada más acabarla se alistó al Cuerpo de la Marina de Estados Unidos donde puso en práctica su afición por la aventura y el mar. Después, ejerció de profesor en Suiza durante dos años para ahorrar el suficiente dinero para volver a su tierra y estudiar un Máster en Ingeniería Informática en la Universidad de Standford, donde fue admitido gracias a su buen hacer como marine.
En cuanto se graduó tenía claro que quería crear su propio negocio. Lo hizo. Puso en marcha una empresa de desarrollo de software que enseguida tuvo interesados y compradores. Volvió a crear nuevos negocios otras dos veces más, hasta que quiso arriesgar por algo más grande a pesar de no tener el suficiente dinero para ello. Invirtió casi todos sus ahorros en una idea que pensó junto a Marc Randolph. Poco después nació Netflix, un negocio innovador que ha revolucionado la forma de ver televisión y que se ha convertido en todo un éxito que ha llenado de millones de euros las arcas de la joven empresa.
La felicidad por un logro de ese calibre hizo que el equipo de Hastings que sacó adelante el proyecto decidiera disfrazarse para celebrarlo. Escogieron una vestimenta de cheerleader (animadora) para festejar el triunfo y desde entonces este atuendo se ha convertido en 'el traje de los festejos' para celebrar las buenas decisiones que se tomen en el negocio.
Era 1997 y su mujer no daba crédito al cambio de vida que su familia iba a experimentar gracias al triunfo profesional de su marido. Hastings se casó con Patricia Ann Quillin en 1991, y ella fue testigo de cada paso que dio su esposo en el camino hacia el éxito. Cuando Reed se consagró como el businessman que hoy es, sus dos hijos apenas sabían decir varias palabras.
Su hija mayor, Molly Hastings es una adolescente que vive ajena al éxito de su padre. Lejos de los lujos que podría darse como hija de un multimillonario, la chica disfruta con la austeridad, tanto en rutinas con los amigos como en vestimenta. Su mayor pasión es la música. De hecho, tiene una banda junto a un amigo. El grupo se llama Beverly Tender y se definen como dog-rock. Ella toca la guitarra eléctrica y pone la voz.
La familia Hastings Quillin disfruta de la naturaleza y de los animales. Tienen un perro, Meadow, y un par de cabras mini como mascota, que incluso alguna vez han ido con los niños al colegio. El perro fue un regalo para los hermanos que adoptó la madre hace tres años.
Un año antes, en 2013, los pequeños de la familia decidieron hacerse con unas simpáticas cabras baby para alegrar los días de su finca. Hoy, cuatro años después, los animales son una parte fundamental del clan y más que cabras, Molly asegura que en ocasiones se comportan más como perros que como lo que son.
En ese afán de los Hastings por implicarse con la naturaleza, mientras los hijos optan más por cuidar de las mascotas, los padres prefieren ir a esquiar o coger el barco de un amigo e irse a navegar. Son los únicos lujos que se permiten en su calmada vida en el puerto de Boston.