Los Rockefeller, una estirpe de "primos" que tiene que repartirse 11.000 millones de euros
Este lunes fallecía David Rockefeller, el último heredero que disfrutó de una fortuna que permanecía en pocas manos. En la actualidad, las nuevas generaciones de la familia deberán 'conformarse' con una cifra menor en la repartición.
22 marzo, 2017 02:42Noticias relacionadas
¿Qué haría usted si de la noche a la mañana hereda 660 millones de euros? Esa es la cantidad que ha dejado David Rockefeller en herencia para cada uno de sus cinco hijos que aún viven, un total de 3.300 millones. Una cantidad desorbitada para cualquiera, pero no para los miembros de esta familia. Y es que el patrimonio generado por su apellido está valorado en más de 11.000 millones de euros.
David era el último en aglutinarlo y hacerse cargo de la gran fortuna que generó su abuelo, el gran magnate del negocio petrolífero en los años 60, John Davison Rockefeller. Tras la muerte de sus hermanos John Davison Rockefeller III, Lawrance, Abby, Winthrop y Nelson, David poseía la responsabilidad de salvaguardar el patrimonio de los orígenes de su acomodada posición. Ahora, tras su fallecimiento este lunes, llega la generación conocida como "los primos", que son los bisnietos del legendario empresario y que no tendrán el privilegio de cuidar de su legado multimillonario.
El recientemente fallecido David repartirá su propia fortuna entre sus cinco hijos, pero cederá unos 525 millones a causas benéficas y asociaciones sin ánimo de lucro, según rezan sus últimas voluntades. Su hija más joven tiene actualmente 64 años. Se trata de Eileen una filántropa, como buena Rockefeller, que centró su vida en los avances de la ciencia para la salud, además, escribió el libro Being a Rockefeller (Ser una Rockefeller). Richard era el segundo más pequeño de los hijos de David, que murió en junio de 2014 a los 65 años en un accidente de avioneta. Margaret (70) es profesora y activista de causas humanitarias en lugares de pobreza. Neva (72) continuó la vena filantrópica familiar. Abby (74) es ecologista y estuvo infiltrada como agente del FBI, y David (75) es marinero y también filántropo.
Quien ejercerá en la actualidad de patriarca de los negocios y las fundaciones que llevan el nombre de la familia Rockefeller será John Davison Rockefeller IV (79). Es el sobrino del desaparecido David e hijo de John Davison III. Mantener el mismo nombre del creador de su riqueza es una tradición que ha pasado de generación en generación entre los primogénitos varones para asegurar siempre un cabeza de familia y el legado de los Rockefeller. Y no han descuidado esta tradición los bisnietos del originario John D. Rockefeller, que ya cuenta con un John Davison Rockefeller V (47) y su hijo John Davison Rockefeller VI (10). Sin embargo, la legendaria fortuna ya no es cosa de uno, sino que a partir de ahora quedará repartida entre multitud de manos. Hoy, los 11.000 millones que amansa la familia pertenecen a lo creado por las generaciones que han ido pasando y no, por los únicos logros de su bisabuelo.
Menos fortuna, pero mismo espíritu filantrópico
A pesar de esta nueva repartición del patrimonio, el legado que sí sigue intacto y va vinculado al apellido es el espíritu filantrópico que siguen mostrando todos los miembros de la familia. Los 18 bisnietos del magnate del petróleo han llenado su currículum de acciones y cargos en entidades filántropicas relacionadas con la naturaleza y el tercer mundo. De todos ellos el más joven tiene 50 años, el más mayor, 85 y siete de ellos ya fallecieron - Abby y Marilyn, las dos hijas de la también desaparecida Abby Rockefeller; Winthrop Jr, el hijo de Winthrop Rockefeller; Laura, hija de Laurance Rockefeller; Michael y Roman Clark, hijos de Nelson Rockefeller; y Richard, hijo de Nelson Rockefeller.
Junto a los seis hijos de David y el actual patriarca del legado Rockefeller, John D. IV, otros once bisnietos han continuado el legado filantrópico de sus antepasados. Mientras John D. IV es el único que ha seguido con el ejercicio de la política en la que tanta influencia ha tenido su apellido, el resto han preferido aliarse al lado filántropo, social o cultural de su herencia.
Las hermanas del nuevo patriarca destacan por su labor de cooperación con los sectores más necesitados. Sandra (80) y Alida (69) han luchado siempre por hacerse un hueco en las reuniones de los mayores mandatarios del globo para dar voz al medio ambiente. Por su parte, la tercera hermana, Hope Aldrich, es editora de un periódico en EEUU.
Entre los descendientes de Laurance están Laurance Jr (73), que es abogado medioambiental, Lucy Aldrich (75) que no duda en hacer donaciones constantes a ONGs y trabajó por la preservación histórica del medio ambiente, y Marion (79), la hermana más centrada en las finanzas y la economía.
Nelson es el nieto cuya vida está marcada por una gran tragedia. El hermano de David perdió al hijo pequeño de su primer matrimonio, Michael, cuando este apenas tenía 23 años de edad. El joven desapareció cuando se desplazaba en una canoa que volcó durante una expedición antropológica en Nueva Guinea. Nunca apareció su cuerpo, y los rumores no hacían más que agrandar el dolor de Nelson que tenía que oír cómo la gente especulaba con que se lo habían comido unos caníbales. Michael tenía una hermana gemela, Mary (79). También están Ann (82) y Steven Clark (80) que permanecen concienciados con la planificación familiar y su necesaria labor, mientras su hermano Mark Fitler (50) lucha por la fauna y el medio ambiente, y Nelson Aldrich (53) tiene la cabeza en los negocios.
Filantropía y riqueza son palabras que aún siguen ligadas al apellido Rockefeller. No obstante, y aunque todavía su patrimonio les asegure la comodidad vital, lo cierto es que en tres generaciones la familia ha pasado de ser billonaria a 'solo' multimillonaria.