La madrugada del miércoles Zimbabue despertó en un ambiente de clara tensión: soldados del ejército salían a la calle en lo que, a todas luces, parecía ser un golpe de estado contra el presidente, Robert Mugabe (94 años) y su mujer, Grace Mugabe (52). A media mañana la noticia se confirmaba: el mandatario y su familia habían sido detenidos y destituidos en pocas horas.
Sin embargo, para la gran mayoría de los españoles es la primera vez que escuchamos estos nombres y la pregunta surge rápidamente ¿Quiénes son los Mugabe? Se trata de una familia que llevan gobernando el país más de 30 años, lo que les ha permitido llevar una vida llena de despilfarros, amaños, corrupción y lujos.
Grace es la segunda mujer del jefe de Gobierno, con quien se casó en 1996. La pareja se conoció cuando ella trabajaba como secretaria del presidente, época en la que se convirtió en su amante. Posteriormente tuvieron tres hijos: Bona, Robert Peter Jr. y Chatunga.
Sin embargo, si por algo es conocida la primera dama de Zimbabue es por su alto nivel de vida, despilfarrando el dinero totalmente ajena a las penurias que padecía su pueblo, por su ambición política (se cree que quería ocupar el puesto de Robert) y por sus abusos de poder.
Un nivel de vida al alcance de muy pocos
Cuando se trataba de disfrutar de los 'pequeños' placeres de la vida, Grace Mugabe no ponía precio a su felicidad, con lo que consiguió ganarse el apodo de Gucci Grace.
Entre algunos de lo lujos de los que disfrutaba la mujer de Robert se encuentran los más de 3.000 pares de zapatos que posee, los cuales debían estar perfectamente pulidos en todo momento, y los 100.000 euros que la zimbabuense se gastó en apenas dos horas de compras en París.
No obstante, si hubo una compra que ocupó titulares fue el encargo de un anillo de diamantes valorado en 1,3 millones de euros, como regalo de aniversario de su esposo a principios de 2015. Un gasto más que excesivo en un país donde gran parte de la población se encuentra en situación de riesgo alimentario, teniendo incluso que importar 300.000 toneladas de alimento.
En este sentido, muchos aseguran que para llevar este alto nivel de vida Grace involucró a su familia en el comercio de diamantes de sangre. Según las filtraciones de Wikileaks, el matrimonio estaba ingresando millones de dólares gracias a la extracción ilegal de estas piedras preciosas.
Una mujer agresiva y poco tolerante
También se define a Grace como una mujer "agresiva" y "poco tolerante", lo que le ha valido ser una de las personas menos queridas por el pueblo zimbabuense. Como prueba de este tipo de comportamientos, este año fue demandada en Sudáfrica acusada de agredir a dos mujeres. Una de las víctimas, una joven de 20 años, afirma que se encontraba en un hotel con amigos cuando fue golpeada por la primera dama, que se alojaba en la habitación contigua.
"Estábamos tranquilamente en nuestra habitación y ella vino para golpearnos. Tengo una herida abierta en la frente. Soy modelo y el dinero lo gano con mi look", declaró Gabriella Engels al diario sudarficano The Times. Al parecer, la primera dama golpeó a esta joven con una alargadera eléctrica en la cabeza tras encontrarla en la habitación de su hijo, en un lujoso barrio de Johannesburgo.
Sin embargo, Grace consiguió librarse de los cargos tras recibir inmunidad diplomática. Las autoridades de ambos países prefirieron llegar a esta solución para evitar desencadenar un incidente diplomático entre los dos países.
Ambición política desmedida
En 2014 diversos medios se hicieron eco de la ambición política de Grace, cuando ya se perfilaba como la posible sucesora del presidente. Con los años, la mujer consiguió ganarse el apoyo de los principales miembros del partido, incluido el de su marido.
En este sentido, son muchos los que aseguran que Grace ya era la encargada de gestionar los asuntos de Estado y la que se ocupaba de tomar determinadas decisiones. Un paso que muchos interpretaron como una maniobra dinástica para que continuara en el poder el clan Mugabe.
Aunque ella lo ha negado en varias ocasiones, asegurando que el verdadero líder es su marido, a quien le votarían los zimbabuenses "incluso si se presenta su cadáver a las elecciones", todo apunta a que, de no haber ocurrido este golpe de estado, se habría convertido en la próxima sucesora de Robert.
En todo momento ella ha sabido jugar las cartas y aprovechar su posición de poder. Uno de los ejemplos más significativos tuvo lugar en 2014, cuando se matriculó en la Universidad de Zimbabue para ampliar sus estudios, y a los dos meses ya recibía el título de doctoranda en sociología sin siquiera haber asistido a clases.