Salma Hayek (51 años) ha sido la última mujer en denunciar a Harvery Weinstein. A pesar del poder tanto profesional como personal que esconde esta mexicana de fuerte carácter, la influencia del exproductor en el mundo del cine también pudo con ella.
Se ha atrevido a relatar su experiencia años después, tras haber consolidado su papel como una de las grandes estrellas de Hollywood y contar con el apoyo de su marido, François-Henri Pinault (55), el rey del lujo francés.
Y es que uno de sus pilares fundamentales es su esposo, a quien conoció en abril de 2006 en Venecia, uno de los escenarios más románticos que existen. La actriz fue la invitada de honor en una exposición que ofreció la familia Pinault en el Palacio Grassi. En la cena posterior, el empresario y la actriz terminaron de congeniar y desde entonces, según los periódicos franceses, la pareja se volvió inseparable.
El romance fue vivido como un auténtico cuento de hadas. Ella era de sobra conocida en el mundo entero gracias a su faceta de actriz en Hollywood. Películas como Frida o El gran golpe nos habían acercado a esta mexicana de gran belleza, rasgos marcados y un fuerte carácter.
En cambio, él era un hombre anónimo, y no por ello menos exitoso. François-Henri Pinault es también conocido como el rey del lujo francés. ¿La razón? Su compañía, PPR, es la dueño de marcas tan exclusivas como Gucci, Balenciaga e Ives Saint Laurent. Aunque estos son solo algunos de sus negocios, ya que el empresario también tiene participaciones en mercados tan variopintos como el deportivo (posee el equipo de fútbol Stade Rennais), los medios (posee Le Point y participa en Le Monde), el arte, distintas tiendas, y hasta subastas. Una amalgama que le reporta suculentos ingresos y le sitúa como una de las fortunas más importantes de Francia.
Antes de Salma, François estuvo casado con Dorothée Lepère, de quien se divorció en 2005 y con quien tuvo dos pequeños: François y Mathilde. Además, tiene otro hijo llamado Augustin fruto de un breve romance con la modelo Linda Evangelista. Nunca ha dejado de lado a sus pequeños, ya que se considera un hombre relativamente familiar.
No obstante, su mundo cambió cuando conoció a la actriz. Son varias las ocasiones en que el empresario ha dejado patente que le vuelve loco su mujer. Él es un hombre sereno, ella una mujer impulsiva, lo que crea un equilibrio perfecto. En 2007 nació la hija que tienen en común, Valentina Paloma. Pero no fue hasta dos años después, con un periodo de crisis incluido de por medio, cuando la pareja se casó por lo civil en París, celebrando posteriormente una ceremonia religiosa en abril del mismo año en Venecia, en el mismo Palazzo en que se conocieron.
La carta de denuncia
El miércoles Hayek publicó en The New York Times una carta donde relataba cómo Harvey Weinstein la acosó. No lo contó antes "con la excusa de que ya había suficiente gente involucrada en poner los reflectores sobre ese monstruo personal. No pensé que importara mi voz o que usarla haría la diferencia".
Se justifica en que pensaba que "a estas alturas a nadie le iba a importar mi dolor; quizá era un efecto de todas esas veces que me dijeron, especialmente Harvey, que no era nadie".
A pesar de todo ello, la actriz consiguió reunir el valor suficiente para denunciar el acoso sexual que sufrió por parte del exproductor: proposiciones continuas, presión para grabar escenas de sexo, e incluso la amenazó de muerte. "Te mataré, no creas que no soy capaz de hacerlo", le dijo en una ocasión.
Concretamente, la mexicana relata el infierno que vivió para conseguir grabar la película Frida, con la que estaba involucrada personalmente ya que lo había interiorizado como un desafío particular. En todo el tiempo de preproducción, rodaje y postproducción, Weinstin le hizo la vida imposible de modo particular y profesional.
Finalmente, gracias a su persistencia y la ayuda de varios compañeros de Hollywood, Hayek consiguió sacar adelante la película, que se convirtió en un auténtico éxito y que consiguió exprimirle al exproductor años después un elogio amargo: "Lo hiciste bien con Frida; hicimos una película hermosa". Unas palabras que a esas alturas llovían sobre mojado, y a las que la actriz pudo quitar importancia gracias a su papel consolidado como estrella de cine y el apoyo de su esposo, François-Henri Pinault.
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