Leer su nombre en los pies de foto de las revistas de moda significaba hasta ahora prestigio y poder de aquella publicación que tuviera el lujo de poseerles entre sus filas. Sin embargo, a partir de este domingo Mario Testino (63 años) y Bruce Weber (71) no gozarán de la impecable reputación que les ha acompañado durante décadas en el mundo artístico.
Casi una treintena de modelos han acusado a los dos fotógrafos de "acercamientos sexuales, manoseos e incluso masturbaciones" aprovechando las sesiones de trabajo. En la denuncia de los maniquíes se asegura que Testino y Weber utilizaban su labor tan cercana a ellos para pedirles "desnudos innecesarios", momento en el que el acoso sexual se hacía de forma muy explícita.
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Uno de los modelos que ha revelado este inadecuado comportamiento de Testino le define directamente como "un depredador sexual". Esta dura acusación llega después de una larga carrera del peruano en la que no se ha separado de su cámara. Pero antes de que un click de Testino valiese oro y retratase con éxito a rostros como el de Madonna (59) o Kate Moss (43), era un estudiante empedernido de todo lo contrario al mundo artístico: es licenciado en Economía, Derecho y Relaciones Internacionales.
Se interesó por la fotografía cuando se asentó en Chelsea, donde comenzó a vender sus servicios a jóvenes modelos a quienes enseñaba su humilde porfolio para convencerles y se ofertaba por 28 euros con el pack de peluquería y maquillaje incluidos en el precio. Pero en la actualidad gana millones por una sola sesión de trabajo. Ha sabido hacer de su curiosa visión tras el objetivo toda una mina de oro cuyo brillo ha quedado ahora ensombrecido por los escándalos sexuales que le atribuyen.
Testino también fue condecorado por la realeza inglesa con la Orden del Imperio Británico por su "aporte a la fotografía y al bien social". Esta segunda parte del título no se verá ahora de igual modo que entonces, cuando se desconocían las presuntas inapropiadas prácticas que llevaba a cabo con sus modelos. Algo parecido ocurre con el reconocimiento adquirido por Bruce Weber, cuyo trabajo ha sido todo un referente para el arte contemporáneo.
Weber es el autor de las campañas publicitarias más exitosas de firmas como Calvin Klein, Abercrombie&Fitch o Ralp Lauren y fue el propulsor de incluir al género masculino en imágenes tradicionalmente protagonizadas por mujeres. Dio una vuelta revolucionaria al cómo expresar deseo mediante fotografías y todo ello con tonos monocromo. El minimalismo siempre fue su sello, tanto que siempre optaba por usar poca ropa, algo que 'ayudaba' a llevar a cabo sus planes sexuales con los modelos, según los denunciantes. Los que trabajaron con él afirman que una vez desnudos les pedía que se relajaran y respiraran profundo, momento en el que aprovechaba para hacerles tocamientos y acariciar por completo sus cuerpos.
El gran prestigio que otorgaba tener el nombre de uno de ellos en el book de cualquier modelo fue el motivo por el que muchos maniquíes -conocedores del acoso sexual que recibirían en las sesiones fotográficas, según les alertaron varios de sus compañeros- no se vieran capacitados a decir "no" a una campaña firmada por Testino o Weber. Su poder podía abrir las puertas de la moda a cualquier joven promesa que quisiera reconocimiento, pero el precio a pagar suponía tragarse la mismísima dignidad.