"En algunos momentos, cuando estaba sola con mi adicción me daba cuenta de que estaba muy, muy enferma; pero entonces tenía que acudir a la próxima cita". Donatella Versace (62 años), icono de la alta costura y de la extravagancia, ha ofrecido una cruda entrevista al medio canadiense Ssense donde habla sin tapujos de su adicción a la cocaína durante 18 años.
"Algunas noches ya no podía funcionar y me avergonzaba frente a mis hijos. El odio hacia mí misma se volvió más y más intenso", explica la italiana en referencia a su dependencia.
El punto álgido de su adicción tuvo lugar tras la muerte de su hermano Gianni, un asesinato que Netflix acaba de llevar a la pequeña pantalla y que fue uno de los momentos más duros de su vida.
"Yo era la nueva cara de Versace. ¿Quién compra moda a una diseñadora débil e inestable que está loco porque toma drogas y, por lo tanto, no puede soportarlo? ¡Nadie! Así que creé una segunda Donatella: fría, distante, agresiva y aterradora", asegura la diseñadora.
Lo cierto es que hubo un antes y un después de ese 15 de julio de 1997 cuando por el joven Andrew Cunanan. La italiana notó cómo todas las miradas estaban puestas sobre ella y la presión por cumplir con las expectativas crecía: "Mi cabello se volvió más y más rubio, mi maquillaje más grueso. Sentí que todo el mundo me miraba con dagas en los ojos y creé una máscara que me protegía. No quería que nadie viera por lo que estaba pasando".
Ayudada por Elton John
A pesar de los años que han pasado, sin embargo, Donatella no se olvida de los amigos que estuvieron a su lado. Uno de ellos fue Elton John (71), íntimo también de su hermano, quien le tendió una mano poco antes del 18 cumpleaños de la hija de Donatella. "Unos días antes acudí a un concierto suyo. En vez de mezclarme con el público me quedé en el margen del escenario llorando. No sabía por qué estaba llorando", describe la italiana.
Elton se percató que algo le ocurría y durante toda la actuación observaba cómo la Donatella que se mostraba fuerte ante el mundo ahora se derrumbaba bajo un llanto descontrolado. El cantante le comentó que tenía un avión privado esperándola en el aeropuerto para llevarla a una clínica de desintoxicación en Arizona.
Pero no era una decisión fácil, y ante tal propuesta Donatella comenzó a hacer peticiones algo "estúpidas", como ella misma las califica hoy en día. "Iré allí solo si hay comida baja en grasa. Quiero camarones y pescado a la parrilla. Sin aceite, sin sal".
Sin embargo, aunque nadie pensaba que aceptaría la oferta, unos minutos más tarde se cambiaba su vestido de fiesta y sus diamantes por un chándal para dirigirse al aeropuerto a la clínica de desintoxicación. Iba con el pelo recogido en una simple cola de caballo y sin maquillaje. Eso sí, los tacones no podían faltar.
Una nueva vida tras su paso por la clínica
El paso por la clínica de desintoxicación supuso un antes y un después en su vida. "Lo peor de la desintoxicación fue el impacto de la realidad después de salir de la clínica. Las drogas me habían cegado sobre lo mal que estaba gestionando la compañía", reconoce Donatella.
Ahora, su vida es radicalmente distinta a la fría y distante italiana de melena rubia que se puso al frente de la compañía en 1997. Tanto ha cambiado que incluso dejó de fumar hace ocho años gracias a una advertencia de su hija: "Si quieres volver a verme dejarás de fumar hoy, para siempre".
Unas declaraciones sinceras que retratan a Donatella en uno de sus peores momento que, por suerte, ha conseguido dejar en el pasado.
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