Tánger

Marrakech va camino de quitarle el título de ciudad del amor a París. Este fin de semana vuelve a ser escenario de una boda de lujo. La periodista y guionista española Maite Carpio (52 años) volverá a dar el 'Sí quiero' junto a Paolo Bulgari (82 años), presidente de la firma de joyas italiana fundada en 1884.

Se enamoraron, a pesar de la diferencia de edad de 30 años, tras una entrevista. Fue una casualidad con final feliz. Una compañera del programa Lo Más Plus pidió a Carpio que la sustituyera a última hora para entrevistar al que después se convirtió en su marido. Llegó tarde, nerviosa, y se fue rápidamente pero con la convicción de que le había salido bien la entrevista. Se intercambiaron las tarjetas de visita y pasaron dos años hasta el siguiente encuentro.

Paolo Bulgari celebra sus bodas de plata con su esposa española Maite Carpio.

Esta vez, el escenario fue Londres. Carpio se había trasladado a la capital inglesa para estudiar cine. El magnate comenzó a llamarla en sus viajes de negocios a la ciudad, y así llegó el amor. Además, son grandes compañeros porque comparten aficiones, la política, la música, el arte contemporáneo y el cine. Carpio siempre ha presumido de la inteligencia y el sentido del humor de su marido.

Entonces se instalaron en Roma, donde estudió italiano y Filosofía para evitar ser "la esposa de". La periodista madrileña dirige y produce documentales independientes, además de haber escrito varios libros. Es una mujer discreta y comprometida con las causas sociales, sobre todo en el continente africano.

Ahora, 25 años después, celebran sus bodas de plata junto a sus dos hijas de 23 y 19 años, en Marrakech, donde la pareja posee ya un riad en el corazón de la medina vieja al pie de uno de los tres palacios reales, el Dar El Bacha. A pesar de que los riads aledaños tienen tradición francesa, la pareja prefirió destacar la parte oriental.

Paolo Bulgari conoció a su esposa cuando esta le hizo una entrevista.

Durante un viaje a Sevilla, cerciorándose de la similitud de la Giralda con la Koutubia en Marrakech, a donde dan las vista del dormitorio de la pareja, y la Torre de Hassan en Rabat, decidieron cambiar el estilo. Así el diseñador malagueño Pablo Paniagua la transformó en una vivienda joya decorada con taracea granadina, alabastros egipcios, orfebrería siria y ebanistería marroquí, siempre bajo la atenta mirada de los propietarios. Techos con artesanado de cedro tradicional marroquí dominan uno de los salones con un perfumero sirio sobre la mesa central y una colección de vasos egipcios antiguos de alabastro. Destacan también los butacones forrados de terciopelo sobre una alfombra tejida a mano en el Medio Atlas, y desde el ventanal se vislumbra el hamam, el baño turco tradicional.

En este crisol de culturas, a las piezas propias de colección que poseía el matrimonio, se añadieron otras compradas en cuatro de las ciudades imperiales marroquíes: Rabat, Marrakech, Fez y Meknes; mientras los tejidos y las alfombras provienen del Bajo y Medio Atlas. Tampoco faltan tejidos de firmas occidentales por los varios salones, comedor, biblioteca, sala de lectura, incluso en la alberca, rodeada de árboles frutales presidida por una cama turca.

En este escenario de las mil y una noches, podrán disfrutar los invitados al enlace, que viajarán desde España en un avión privado que fleta el empresario para la ocasión. De hecho, algunos de los invitados españoles residentes en Marruecos han viajado a Madrid para unirse al séquito.

En mayo de 2015, la revista americana Forbes estimó el patrimonio neto de Paolo Bulgari en 1.300 millones de dólares. La casa de Marrakech no es la única que posee el matrimonio, que tiene propiedades en Grecia, la Toscana y en Roma, una vivienda que perteneció a uno de los ingenieros del régimen de Mussolini, y por donde han desfilado estrellas de Hollywood como Brad Pitt (55), Steven Spielberg (72) o Woody Allen (83).

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