Melania Trump ha cumplido 50 años este domingo día 26 y lo ha hecho como una mujer discreta, fuerte e hierática, aunque amable y cálida en sus formas. Lejos de ser una mujer florero, esta eslovaca afincada en Estados Unidos, hoy primera dama de América, ofrece una imagen de estabilidad en tiempos de crisis.
Que a nadie se le pase por la cabeza subestimar a Melania Trump (1970, Novo Mesto, Eslovenia), "tiene una influencia poderosa" sobre su marido Donald Trump (73 años), "tanto en materia política como en la forma en que maneja a su personal", escribía la periodista de la CNN Kate Bennett en su libro Free, Melania: The Unauthorized Biography.
Dicen quienes la han tratado que es "amable y cálida", una mujer de "carácter", un don que ha demostrado en público. Basta recordar la frase que dijo en 2018 - "soy madre y primera dama, así que tengo cosas mucho más importantes en las que pensar"- al ser preguntada por las presuntas relaciones extramatrimoniales de su esposo.
"Soy muy fuerte y sé cuáles son mis prioridades", sostuvo Melania Trump, quien cuestionada sobre si su matrimonio está en crisis, como apuntan algunos medios de comunicación desde hace meses, fue tajante en su negación y aseveró que solo son "cotilleos" de la prensa.
Desde que se convirtió en primera dama, Melania ha sido la antítesis de su marido en lo que respecta a su personalidad y relaciones con la prensa, ya que ella prefiere mostrarse discreta y sosegada y evitar conflictos y polémicas. Tan solo se ha enfadado en público para defender la privacidad de su hijo, Barron, un adolescente de 14 años.
Casada con Donald Trump desde hace quince años, ha permanecido alejada del foco de la primera línea en los negocios de su esposo, un terreno que ha ocupado Ivanka (38), hija del primer matrimonio del presidente Trump.
Según sostiene Bennett en su libro, Melania se siente relegada a un segundo plano y esa tensión quedó reflejada cuando la primera dama llevó una gabardina de Zara con el polémico mensaje "I really don't care, do u?" (realmente no me importa, ¿(y) a ti?) durante una visita a la frontera con México en junio de 2018.
Antes de ser modelo y llevar una vida del lujo, Melania Knauss vivía en un modesto apartamento en un bloque de pisos con su familia en el pueblo de Sevnica. Es hija de Viktor Knavs, que trabaja en un concesionario de coches, y de Amalija, en una fabrica textil.
Su sueño de ser modelo se hizo realidad cuando en 1987 el fotógrafo Stane Jerko se fijó en ella. Debutó en Milán y París, una oportunidad que también aprovechó para estudiar idiomas. En 1996 se trasladó a Nueva York.
Aunque es muy cuidadosa y reservada con su vida privada, se sabe que conoció a su marido, Donald Trump, en una fiesta de la Semana de la Moda de Nueva York en 1998. Se enamoró de Trump por "su increíble mente, su inteligencia y su gran energía", explicó Melania en una entrevista para el canal MSNBC.
A partir de ese momento, se fue retirando de las pasarelas, aunque protagonizó reportajes fotográficos un tanto escandalosos, como el publicado en la edición británica de GQ en el que aparecía desnuda.
Tras casi siete años de noviazgo, la pareja se casó en Palm Springs (Florida) el 22 de enero de 2005. "Los dos somos muy independientes. Yo le dejo ser quien es y él me deja ser quien soy. No intento cambiarlo, es un adulto. Él conoce las consecuencias. Yo le doy mi opinión muchas, muchas veces", explicaba en 2016 en una entrevista con CNN.
Meses después, embarazada, posó para Annie Leibovitch en ropa interior en la escalerilla del jet privado de su marido, quien aparecía en la pista al volante de un lujoso coche deportivo. Lejos ha quedado esa imagen de modelo de éxito que acaparó portadas en prestigiosas revistas de moda como Vogue, Harper's Bazaar, Vanity Fair.
Melania Trump -24 años más joven que su marido-, no ha sido la primera dama de Estados Unidos que ha sido modelo, ya que Pat Nixon y Betty Ford también lo fueron. La esposa del presidente republicano ha marcado la diferencia con un estilo muy definido desde su llegada a la política, un sello refinado y personal del que no se olvida ni en tiempos de coronavirus.
Fiel a sus tacones y diseños de lujo, su vestuario se ha analizado con lupa, muchos de ellos elogiados y otros han generado polémica. En el mundo de la política, la elección de la vestimenta no es casualidad. "Los diseños y colores juegan un papel muy importante, envían mensajes y hacen guiños diplomáticos en momentos importantes", ha explicado este viernes a EFE Miguel del Amo, experto en Protocolo Social y Etiqueta de RedScreen.
Prueba de ello, son los impolutos estilismos que Melania ha mostrado en sus redes sociales durante la pandemia por coronavirus, tonos y conjuntos que transmiten tranquilidad. La primera dama también ha llamado a la esperanza en estos complicados momentos luciendo un vestido camisero verde para la tradicional lectura del cuento infantil de Pascua, que cada año se celebra en la Casa Blanca.
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