Meryl Streep (74 años) no es la única. Este año, la lista de galardonados en los Premios Princesa de Asturias incluye otros nombres que resultan familiar. Para los amantes de la lectura, destaca el del escritor japonés Haruki Murakami (74), quien es reconocido por su impecable trayectoria en la literatura. Una pasión que se convirtió en su trabajo y que le llegó por casualidad cuando disfrutaba de un partido de béisbol. A raíz de un hobby surgió otro y fue así como publicó su primera historia, Escucha la canción del viento y Pinball.
Entonces, Murakami se encontraba en la mitad de los 20 y ya estaba casado con su mujer, Yoko Takahashi, con quien ha vivido una historia de amor eterno. Se conocieron en 1969 en la universidad de Waseda, donde coincidieron en un curso de Arte Dramático y cuando el afamado escritor pensaba convertirse en guionista de cine.
Como él mismo reveló en una entrevista con The Guardian hace 12 años, tenía 20 o 21 años cuando se casó con Yoko, quien es la encargada -y para muchos afortunada- de leer sus historias por primera vez. "Seguimos siendo amigos, hablamos mucho y ella me ayuda mucho. Respeto su opinión y a veces peleamos porque en ocasiones es muy dura", comentó alguna vez. Sobre el matrimonio, Murakami ha llegado a asegurar que ha sido "la gran apuesta" de su vida y que por suerte le ha salido "bien".
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Haruki Murakami y Yoko Takahashi nunca tuvieron hijos y aunque no era su mayor deseo, en ocasiones el escritor japonés se ha preguntado que habría pasado si hubiera apostado por la paternidad.
"Yo no tengo hijos. A veces me pregunto qué habría pasado si hubiera tenido hijos. No puedo imaginarlo. No fui tan feliz cuando era niño, y no sé si podría ser feliz como padre. No tengo idea", confesó en su conversación con el periódico británico.
Antes de convertirse en escritor, Murakami y su mujer tuvieron varios trabajos temporales hasta que consiguieron dirigir su propio bar de jazz en Tokio, el cual el escritor decidió abrir sin haber finalizado sus estudios universitarios, sin tener dinero suficiente y pese al enfado de sus padres que aspiraban a que su hijo trabajase en Mitsubishi. Fue hijo único, de un profesor universitario y una ama de casa que buscaban del escritor un perfil empresarial.
Pero el novelista siempre ha sido un hombre de retos y de cumplir sueños. Al margen de cualquier dificultad, en aquella ocasión pidió una cantidad prestada para abrir un local en el que podía satisfacer otro de su hobbies: la música. Su situación era precaria. Estaba muy endeudado y trabajaba muchas horas. Siempre con su mujer a su lado, aunque sin estar muy seguro de su futuro. "Era muy emocionante, pero al mismo tiempo, arriesgado. Las apuestas eran muy grandes. Si puedes ganar, puedes hacer grandes apuestas, pero si pierdes, estás perdido", reveló en aquella distendida conversación.
La pareja tuvo el bar durante cinco años, hasta que el 'eterno aspirante al Nobel' -como se le ha catalogado en ocasiones- comenzó a dedicarse a la escritura la mayor parte del tiempo. Su primera novela, aquella que surgió tras una inesperada inspiración en un juego de béisbol, lo hizo acreedor del premio al mejor nuevo escritor. El resto es historia.
Este viernes, 20 de octubre, Haruki Murakami recibe de la mano de los Reyes de España el Premio Princesa de Asturias de las Letras por "Su alcance universal, su capacidad para conciliar la tradición japonesa y el legado de la cultura occidental en una narrativa ambiciosa e innovadora, que ha sabido expresar algunos de los grandes temas y conflictos de nuestro tiempo: la soledad, la incertidumbre existencial, la deshumanización en las grandes ciudades, el terrorismo, pero también el cuidado del cuerpo o la propia reflexión sobre el quehacer creativo".