Estados Unidos no ha tenido monarquía. Pero de haber sido así, no hay duda de que los Kennedy habrían dado forma a su Corona. Son la familia más legendaria del país norteamericano, destacando en la política y los negocios. Configuraron un clan de poder que, 60 años después del fallecimiento de su máximo representante, John F. Kennedy, sigue dando que hablar.
El que fuera presidente de Estados Unidos tuvo cuatro hijos, fruto de su matrimonio con la mítica Jackie Kennedy. Pero hoy, seis décadas después de su asesinato, la lista de descendientes se reduce a uno, siendo Caroline la única hija viva de John F. Kennedy. Arabella, la mayor, nació muerta después de que la primera dama sufriera un aborto natural. El segundo, que llevaba el mismo nombre que su padre, murió en un accidente aéreo en 1999. El último, Patrick, perdió la vida solo dos días después de llegar al mundo.
Caroline, la tercera hija de John F. Kennedy y Jackie, es así la única heredera directa del matrimonio más famoso de todos los tiempos de Estados Unidos. Tiene 66 años y ha continuado con el legado político de su progenitor, aunque ahora, a unos 1.500 kilómetros de su tierra.
Vive en Australia, donde ejerce de embajadora de Estados Unidos. Fue designada por Joe Biden (81) en 2021 tras servir como jefa de la legación diplomática estadounidense en Japón durante la Administración de Barack Obama (62), entre 2009 y 2017.
Oficialmente, Caroline asumió el cargo en julio de 2022. Entonces, emocionada, recordó a los suyos. "El legado de mi familia es algo de lo que estoy muy orgullosa, y trato de estar a la altura y creo que el hecho de que signifique algo para la gente de todo el mundo me enorgullece mucho y quiero ser digna de ello y hacer lo que quiera. Puedo continuar con los valores que a mi padre le gustaría", pronunció.
"Personalmente, esto significa mucho para mí. Mi esposo está aquí conmigo. Vinimos por primera vez a Australia en nuestra luna de miel hace 36 años, casi exactamente porque ayer fue hace dos días nuestro aniversario. Y luego tuvimos la suerte de volver con nuestros hijos cuando estábamos en Japón", añadió entonces Caroline, confirmando que vive su aventura australiana al lado de su marido, Edwin Schlossberg, y sus vástagos. A la familia se unen sus dos perros labradooles, Joey y Chester.
Caroline comparte sus vivencias en Australia a través de la cuenta de Instagram de la embajada. En sus post no solo se le ve cumplir habituales roles del mundo de la diplomacia. Entre sus actividades, aparentemente profesionales, la hija del fallecido John F. Kennedy ha podido tomar clases de surf o tener su propio momento 'Top Gun', como reseñaron en alguna ocasión, en una vuelta sobre Melbourne junto a pilotos de la Real Fuerza Aérea.
En su casi año y medio como embajadora de Estados Unidos en Australia, Caroline se ha centrado en recorrer todos los puntos del territorio. Visitar cada comunidad, según comentó en una entrevista, era unos de sus primeros objetivos.
A Caroline, si se le compara con sus homólogos, es más lo que se le ve que lo que se le escucha. Es ajena a los larguísimos discursos, pero muy creyente de que hay que estar presente en cualquier espacio que le permita absorber todo tipo de información de su nuevo hogar. Así, manteniendo una actitud cercana que nada haría pensar que es la 'hija de', a la diplomática del Gobierno de Biden también se le ha visto disfrutar de algún espectáculo drag, recorriendo sus cervecerías favoritas o trepando un árbol en un bosque de Tasmania.
En ocasiones, Caroline acude a sus compromisos junto a su hijo, Jack (30), graduado en Historia, con postgrados en Derecho y Business, pero con la misma ambición política que su madre y abuelo, quien un día como este, 22 de noviembre, pero hace 60 años, fue asesinado.