En la pasarela madrileña se ha visto costura, artesanía y gusto por los tejidos en todas las propuestas, desde el minimalismo de Juanjo Oliva hasta el lujo de Teresa Helbig (55 años), pasando por barrocos frunces de Devota&Lomba, las crinolinas de The 2nd Skin Co o los patrones intelectuales de Ana Locking (48).
Juanjo Oliva, la importancia del medioambiente
Juanjo Oliva ha dado un paso más y apuesta por una colección "en la que los tejidos son lo más importante", con veintiséis piezas que se pueden utilizar en cualquier momento porque "no hay temporadas", explica el diseñador.
Con este esquema, Oliva propone prendas de silueta oversize con guiños deportivos, prendas de larga vida porque considera que si una pieza funciona bien ¿por qué no se va a utilizar muchas veces?. "Mis clientas siempre me preguntan, ¿y esto con qué lo combino?".
Y así, muestra las mismas prendas en varias propuestas del desfile, por ejemplo un chaleco azul que sale con un vestido blanco y después con otro negro de aire más nocturno.
Un ejercicio comprometido además con la sostenibilidad -el consumo responsable de moda es de lo más respetuoso con el medioambiente-, una idea que Oliva suma al uso de tejidos hechos con plástico PET que utiliza para coser una gabardinas fabulosas junto a una nueva colección de gafas para Multiópticas.
The 2nd Skin Co, o el interior de las prendas
Atelier Madrid es el título que engloba los diseños de The 2nd Skin Co. para primavera-verano 2020 con los que quieren poner de relieve el proceso creativo de un vestido. "Mostramos el interior de las prendas", explica Juan Carlos Fernández que junto a Antonio Burillo, son el dúo creativo de la firma.
La primera salida, un vestido blanco con el que han querido hacer referencia a los miedos que supone enfrentarse a un lienzo o folio en blanco.
Superado ese temor, los diseñadores han desarrollado una colección con corsés, crinolinas (miriñaque) y tejidos que modelaban el cuerpo, fieles a una estética refinada dirigidas a mujeres que quieren vestir de cóctel.
El vestido, en diferentes largos, vuelve a ser la prenda estrella de su nuevo trabajo, realzados con escotes a la espalda, hermosas lazadas, bordados o minimalistas, de corte lencero, como si se tratara precioso camisón.
La artesanía de Teresa Helbig
Las chicas Teresa Helbig se convierte esta temporada en mujeres que siente un amor infinito por la moda, que hablan de arte, una idea que la diseñadora ha trasladado a la pasarela con vestidos de rafia de aire campestre, blusas de cuero troquelados, faldas tableadas hechas en piel de pitón.
Piezas que requieren horas y horas de taller al igual que los vestidos de tul, enriquecidos con bordados de ganchillo hechos con tiras de tul -"la versión mini ha requerido más de 1.500 metros de tul", explica Helbig-.
El tul ha sido el hilo conductor de la colección, en la que sobresalen lindos vestidos de rafia y trajes de chaqueta con cientos de tachuelas, "prendas chulescas", dice la diseñadora, que pronto presentará en Los Ángeles (EE.UU.) sus creaciones.
El barroquismo contenido de Devota&Lomba
Devota&Lomba regresa a la pasarela madrileña buscando con Oasis, el título de su colección, un paraíso en el que tienen cabida el minimalismo y las líneas rectas habituales en sus diseños, pero también ricos estampados, volantes y frunces que dan volumen a una colección armónica.
El barroquismo en los frunces añaden vistosidad en vestidos que tienen como ornamentos lazos para "exagerar el volumen" y que contrasta con piezas rectas en lino artesano en blanco y un vivo buganvilla.
Para este diseñador, que no tiene "prejuicios ni con estampados ni colores ni tejidos", la textura es "fundamental" para construir una estructura, armar una pieza.
A Modesto&Lomba le gusta trabajar de manera "artesana" una característica que se observan en un mono blanco con patas "palazzo" gigantes o una bomber en poliester estampado.
Ana Locking, un retrato de lo diferente
Ana Locking se ha inspirado "en mujeres raras que no cumplen con el estereotipo femenino" para crear A Short Story of Weird Girls, en la que se han visto cinco estéticas diferentes donde aparece una mujer romántica pero con mirada al futuro que viste con plisados, texturas en lamé con piezas de joyería, que enriquecen la camiseta más sencilla.
La sastrería de caballero aparece para vestir a una mujer en blanco y negro "con clásicos renovados", piezas que se adornan con un ojo "surrealista" en estampados y broches.
Con tejidos técnicos como el PVC, la diseñadora crea la imagen de una mujer que "arriesga". La minifalda las reserva para una mujer sexi, "sofisticada". Un clásico que nunca pasa de moda en el armario femenino.
[Más información: María Ke Fisherman, artesanía y tradición en movimiento]