María Salas es una reputada diseñadora nupcial con más de 20 años de experiencia profesional. María decidió poner en marcha su propia colección prêt a porter con diseños íntegramente diseñados por ella y a día de hoy, cuenta con cuatro colecciones de novias que llevan el sello de María Salas. La última colección, MAGIA, fue presentada en la Valmont Barcelona Bridal Fashion Week.
Los diseños de María Salas cuentan con un denominador común: unos patrones que permiten adaptar el vestido al cuerpo y fisionomía de cada mujer con el objetivo así de potenciar al máximo la feminidad y empoderamiento de la mujer y, a su vez, facilitar al máximo los arreglos posteriores.
¿Cómo te inicias en esto?
Empecé a dibujar el mismo día que aprendí a sostener un lápiz. La expresión artística ha sido para mí una forma de ser, un modo de vida, una motivación para seguir... Por otro lado, mi madre es modista y yo crecí en su taller. Unir esas dos cosas, el arte y la costura o el diseño y la moda, fue algo natural. Ocurrió sin planearlo. Al principio sólo diseñaba vestidos de alta costura pero luego, en 2016, decidí dar el paso y crear mi primera colección Prêt-à-porter. A día de hoy, cuento con cuatro colecciones de novia y una de fiesta.
20 años, dice mucho... Es difícil mantenerse...
No es fácil, pero creo que en cualquier sector o empresa pasa lo mismo. En mi caso el secreto es el cariño que pongo en cada novia. Pongo en cada vestido el mismo mimo que si lo estuviera haciendo para mi propia hermana. Empatizo profundamente con la ilusión que cada mujer está poniendo en su boda y creo que eso se nota.
¿Qué es lo que más te gusta de un vestido de novia?
Lo que más me gusta es que es el símbolo de un paso muy importante que se va a dar. La razón por la que una mujer se viste de novia es que va a comprometerse para toda la vida y delante de todos sus seres queridos con la persona que ama; y, para ello, quiere estar más guapa de lo que haya estado jamás.
Nada más ver a la novia, ¿tienes su traje?
La verdad es que me suele venir la inspiración cuando ya estamos las dos solas en el probador después de haber visto los catálogos y, ciertamente sí, suelo acertar.
De tus colecciones, ¿suele haber un traje que sea el más fichado o cuando llega una novia son dispares los gustos?
En cada colección hay cuatro o cinco modelos 'estrella' que se repiten más que el resto. Pero también hay novias que prefieren lo diferente o que buscan algo muy específico. Intento tenerlas a todas en cuenta a la hora de diseñar cada colección.
¿Qué debe destacar o en qué debemos de fijarnos a la hora de elegir un traje de novia?
Creo que es fundamental que el vestido que se elija represente a la mujer que lo viste. Que la novia se sienta guapa y segura de sí misma con su vestido.
Para ello, es importante que se diferencie de otros vestidos, que su diseño destaque, porque nadie quiere el día de su boda ser una más. Los tejidos deben ser nobles y de calidad. No importa que no se sepa de tejidos, todos sabemos diferenciar lo bueno de lo malo, aunque no sepamos explicarlo. Un buen tejido tiene un aspecto, un movimiento, una textura que nos hace admirarlo.
El patrón y la confección deben ser impecables. Prácticamente todas las novias necesitan de arreglos y ajustes del diseño que han elegido, por ello, si el patrón es bueno y la confección es de calidad, los arreglos serán mucho más sencillos de realizar. Y créeme que, por muy bonito que sea un vestido, si te lo arreglan mal, irás mal.
¿Cuál es la novia famosa que más te ha gustado?
Me gustaron muchísimo Anne Hathaway y Bar Rafaeli.
¿A quién te gustaría hacerle vestido y/o a quién te hubiera gustado vestir?
Me hubiese encantado vestir de novia a Chiara Ferragni. Me parece una mujer preciosa.
¿Hay modas o te dejas seducir por la novia que tienes delante?
Hay modas, pero a mí lo que más me inspira es la mujer que tengo delante. Me encanta esa conexión que se crea entre nosotras cuando nos vamos conociendo y poder encontrar su estilo. Que no se vea disfrazada, que su vestido y ella se integren.
Vestidos de fiesta... ¡Oh madre! ¡Qué me pongo! ¿Protocolo, colores?
Lo primero que hay que tener claro si se trata de ir impecable como invitada es que el vestido que utilizas para una boda, no puede ser un vestido que serviría para cualquier otro día. Con la ropa que nos ponemos para un evento tan especial, le decimos a los novios cuánto nos importa su enlace. Deben elegirse tejidos de vestir: fluidos, con caída o con porte si el vestido lo requiere y no tener miedo a los encajes, los escotes o la pedrería, ¡vamos de fiesta! Probar diferentes cortes y colores y dejarse aconsejar para elegir lo que nos favorece porque en estilismo nupcial, como en cualquier otro campo, hay magníficos profesionales muy bien formados que son los que conocen los 1001 secretos para sacarte el máximo partido.
Bajo ningún concepto tratar de salir del paso con un chollo. Los vestidos malos llaman la atención a kilómetros. Es importante también poner especial esmero en los complementos. Cada uno tiene que tener su protagonismo pero con equilibrio, sin estridencias. Y rematar con un maquillaje y peinado elegantes y bien ejecutados. Por supuesto, siempre respetar el dresscode y tener en cuenta la fecha, hora y lugar de la ceremonia.
Si soy muy delgada, sin formas, ¿qué me pongo?
Algo que te haga formas. Por ejemplo un diseño con cuerpo entallado y falda de volumen, un vestido de volantitos, un mono de pata ancha...
Si soy más fuerte, ¿qué me pongo?
Lo importante es saber qué parte del cuerpo queremos destacar y cuál disimular. Hay cortes para cualquier tipo de figura. Imagina que eres rellenita, pero bien compensada, probablemente casi cualquier cosa te quedará bien siempre que no te marque demasiado, sin embargo, si eres finita hasta la cintura pero luego tienes caderas y muslos anchos, seguramente te interesará realzar tu espalda y cintura y despejar la parte de abajo con un corte evasé.
Hacia donde van las tendencias...
Hacia mujeres que no van hechas en serie, que son distintas unas de otras y se permiten libertad a la hora de escoger algo que las represente. Cuando las novias vienen al atelier a elegir su vestido, muchas veces sus acompañantes más mayores hacen comentarios, con algunos vestidos, como: "es muy bonito, pero no parece un vestido de novia". Como si para que un vestido fuera de novia tuviese que tener un cuerpo entallado, una falda grande con mucho vuelo y ser blanco. Las nuevas generaciones, sin embargo, ya no lo ven así y eso nos permite licencia creativa, tanto a los diseñadores como a las parejas a la hora de diseñar el vestuario y el evento en sí.
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