La familia de la exministra de Cultura Carmen Alborch ha donado parte de su vestuario al Museo del Traje de Madrid, donde está previsto que se realice una exposición con sus piezas, algunas de las cuales formarán parte de su colección permanente, una vez que el centro abra sus puertas de nuevo.
Juan Gutiérrez, conservador del Museo del Traje y experto en moda contemporánea, ha explicado en una entrevista con Efe que la familia ha donado alrededor de 80 piezas, parte de las cuales ya están allí.
El "grueso" de la colección, realizado por el diseñador valenciano Francis Montesinos (70), forma parte de la exposición dedicada al creador abierta en Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad, una muestra prevista como itinerante, por lo que aún las piezas tardarán en llegar al museo madrileño.
Carmen Alborch (Castellón de Rugat, 1947- Valencia, 2018) rompió moldes en muchos aspectos de su vida, pero cuando asumió la cartera de Cultura, entre 1993-1996, su estética llenó de luz las salas del Congreso, con una sonrisa permanente, un vestuario colorido y una melena incendiaria, como en su día reconocieron algunos compañeros de asiento.
Diseñadores como Sybilla, Jesús del Pozo, Antonio Miró o Juan Andrés Mompo, además de un Armani, Moschino o un diseño de Thierry Mugler, prendas de finales de los 80 y primeros 90, forman parte de las piezas cedidas y demuestran un "estilo muy coherente" y el vínculo entre su vestuario y su vida profesional, que denota con el paso del tiempo "una transformación personal", según Gutiérrez.
Ha asegurado que para Alborch la ropa era una extensión de su personalidad, que llamaba la atención al formar parte de un universo -el político- muy masculino y en aquella época, incluso entre los progresistas, "gris y poco rancio".
"Ella no tuvo que transformarse, ya iba con la moda puesta", su intención no era llamar la atención, aunque se la intentara "frivolizar" por su imagen extravagante, ha añadido.
Entre todas las piezas, el conservador ha destacado los diseños de Montesinos y los del japonés Issey Miyake, que llegarán para enriquecer los fondos del museo.
"La moda es un lenguaje internacional que funciona mucho más allá de lucir una prenda y Carmen supo cómo utilizarla", ha apuntado Gutiérrez, quien ha recordado cómo durante un viaje a Japón, en una recepción oficial con los emperadores, Alborch lució un Miyake, una elección que, a su juicio, por su mirada no pasó desapercibida para la emperatriz. "Es una pena que no haya políticos como Carmen".
Para Gutiérrez, no fue la primera vez que Alboch utilizó la moda como un "guiño diplomático" para establecer un diálogo cultural fluido, un gesto que lamenta que "nadie más del entorno político haga esa reflexión".
Ha afirmado que, cuando se expongan las prendas en su conjunto, será como exhibir parte de su "biografía", con los cambios y circunstancias que vivió.
"La ropa nos lo cuenta casi todo y cómo la utilizó para fines distintos, según su posición en la sociedad", como si formara parte del discurso, ha indicado.
Gutiérrez considera a Alborch la impulsora número uno de Francis Montesinos, del que era clienta habitual desde sus inicios, una relación que afianzaron a través de la necesidad de ambos de expresarse de una "manera radical", unidos por un pensamiento común en la vida y en la estética.
"Va a ser muy importante la incorporación de sus diseños" pertenecientes a la época más gloriosa de Montesinos, "el pope" de la moda española, con una repercusión internacional "tan importante" en aquel momento, donde revolucionaba la estética masculina. "Cuando otros han subido a la pasarela a un hombre con falda, Montesinos lo había hecho ya", ha agregado.
Gutiérrez ha manifestado que Alborch "definiría la moda como un modo de arte porque vivió al lado de un genio de la moda muy vinculado al arte", en referencia al diseñador valenciano.
Considera a la exministra como una coleccionista porque conservó prendas de hace cincuenta años de grandes diseñadores, "aunque necesitaran algún repaso", adquiridas en base a un criterio estilístico e histórico, ha concluido el conservador, a la espera de que, tras las obras de reforma, el Museo del Traje pueda reinaugurar sus salas con un homenaje a Carmen Alborch.
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