Pronunciar el nombre de Wallis Simpson es sinónimo de cine, glamour, polémica, amor, lujo y, por supuesto, realeza. Desde hace algunos años, hay que añadir un concepto más: joyas. Fue en el año 2010 cuando la prestigiosa casa de subastas Sotheby’s de Londres sacó a la venta un impresionante lote de 20 joyas que pertenecieron a la que fuera esposa de Eduardo VIII. Entre ellas se encontraba la Wallis Simpson Bracelet, una de las alhajas más caras en el mundo y un récord mundial de venta para Sotheby's hasta aquella fecha.
Como se puede imaginar, el nombre del brazalete más caro jamás vendido en una subasta no es casual. Su propietaria fue la actriz americana Wallis Simpson, cuyo romance con el rey Eduardo VIII de Inglaterra lo llevó a su abdicación -por tratarse de una mujer dedicada al espectáculo y divorciada-. Tras la abdicación del soberano Eduardo en 1936, la pareja recibió los títulos de duque y duquesa de Windsor y se fue de Reino Unido, viviendo en el extranjero durante el resto de su vida.
La joya, uno de los regalos del monarca a su pareja, se vendió por 4,5 millones de libras, casi 5,3 millones de euros. El precio de la pulsera no sólo alcanzó esa cota altísima por la exquisitez de la pieza, sino también por pertenecer a una de las parejas más seguidas y que más interés suscitó en la sociedad a mediados del pasado siglo.
La Wallis Simpson Bracelet, diseñada, producida y fabricada por la firma francesa de high jewelry Cartier estaba compuesta por rubíes, zafiros, esmeraldas, citrino y diamantes. La cadena brilla por sí sola gracias a la hilera de diamantes circulares y brillantes que sostienen las nueve cruces latinas con un cierre en forma de navette. La longitud de la pulsera es de unos 190 milímetros.
Cuando el rey Eduardo VIII conoció a su razón de amor, Wallis Simpson, comentó en público y sin titubeos que su relación cambiaría radicalmente todo el curso de su vida, todo aquello que el destino de manera dinástica le había preparado sin él haberlo deseado. A lo largo de su historia de amor, fotografiada y seguida por la prensa social de aquel entonces, los flamantes duques de Windsor, alejados de las imposturas que imponía el protocolo británico -como sucede hoy con Harry (36) y Meghan (39)-, expresaron profundamente su amor a través de la joyería.
Eduardo VIII encargó un impresionante lote de fabulosas creaciones de algunos de los mejores joyeros de la época para su amada. Muchas de estas alhajas se encuentran dentro de las conocidas como grandes obras maestras jamás creadas por Cartier, Van Cleef, Harry Winston y Arpels, entre otros. Hace algo más de una década, además de la Wallis Simpson Bracelet, también salieron a la venta otras joyas del joyero personal de la conocida actriz a subasta como la pulsera de Cartier con forma de pantera, adquirida en 1952.
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