Vamos al gimnasio, hacemos sentadillas, pesas y salimos a correr. Ejercitamos cada músculo y milímetro de nuestro cuerpo para sentirnos mejor, más jóvenes y tonificados. Pero lo cierto es que olvidamos trabajar la zona más importante, aquella que delata nuestro estado de ánimo y el paso del tiempo: el rostro.

Creemos que las cremas y tónicos son suficiente, pero no es así. Al igual que nuestro abdomen necesita tiempo para lucir terso y firme, nuestra cara también. Y es que el estrés, el cansancio, las condiciones atmosféricas y una mala alimentación son el peor enemigo de nuestros rasgos faciales, convirtiéndose en arrugas, manchas y flacidez.

Por eso, es muy importante trabajar los 50 músculos que tiene nuestra cara. Sí, ni uno menos. Pero, ¿cómo darle el cuidado que se merece? Muy sencillo: yoga facial. Seguro que en alguna ocasión has oído hablar de él, pero aún no te has animado a probarlo. Ha llegado el momento, solo necesitas diez minutos. Y puedes practicarlo en cualquier sitio: en el coche, en la oficina o en casa viendo la televisión.

Pero, ¿en qué consiste exactamente? El yoga facial es una técnica derivada de la disciplina física y mental originaria de la India en la que se combinan trabajos de respiración y meditación. Centrada en la parte superior de nuestro cuerpo, sus ejercicios contribuyen a relajar el cuello, la cara y la mandíbula; olvidándote al fin, del estrés diario. Además, con el yoga facial se estimula la producción de elastina, responsable de proporcionarnos un aspecto más joven, terso y luminoso.

CONSEJOS PARA PRACTICAR YOGA FACIAL

FRENTE

La frente es una de las zonas que, inconscientemente, más movemos a lo largo del día y donde más se refleja el estrés. Con cada gesto o emoción, los músculos de nuestra frente se activan y aparecen las arrugas. Para evitarlas, cierra las manos en puño y coloca los nudillos índice y corazón en el centro de la frente. Una vez posicionados, ejerce presión y muévelos lentamente hacia la sien. Aguanta 20 segundos, descansa y vuelve a repetir.

PÁRPADOS

Apoya la mano derecha sobre la cabeza, coloca los dedos en la sien (sobre los ojos) y ejerce una ligera presión hacia arriba y hacia atrás con pequeños movimientos. Aguanta 20 segundos, descansa y vuelve a repetir. Verás que muy pronto, podrás olvidarte del contorno de ojos para enmascarar las bolsas y las temidas patas de gallo.

MEJILLAS Y PÓMULOS

A veces los nervios se reflejan en la zona de los pómulos y, sin darnos cuenta, apretamos la mandíbula y ejercemos una presión sobre ésta que conlleva la aparición de dolores y molestias en la zona. Para aliviarlos, apoya los dedos índice y corazón por debajo del hueso del pómulo. Realiza pequeñas presiones desde la zona de las fosas nasales hasta las sienes. Repite entre 2 y 3 veces, intercalándolas con respiraciones de 20 segundos. Descansa y vuelve a repetir.

Para las mejillas, solo tendrás que cerrar los ojos e inhalar hasta hincharlas todo lo que puedas. Aguanta un par de segundos y exhala. Repite 3 o 4 veces para que el ejercicio sea más efectivo.

CONTORNO

Para mejorar visiblemente el aspecto del contorno del rostro, presiona con los dedos la raíz del pelo, realizando un recorrido desde la raíz en la frente hasta la mandíbula. Da pequeños golpes sobre esta línea, presionando al inhalar y relajando al exhalar. Repite 3 veces realizando el recorrido completo de arriba a abajo.

Y ahora, ¿es verdad que no tienes ni 10 minutos para sentirte mejor?