Gwyneth Paltrow sometiéndose a las picaduras de las abejas para beneficiarse de los ingredientes presentes en el veneno de estos insectos, mujeres metiéndose en cubas a muchísimos grados bajo cero esperando que desaparezca la celulitis, champú de caballo para que crezca el pelo… las redes sociales han dado visibilidad a tratamientos en ocasiones extremos.
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Aunque algunos resulten eficaces, otros son más dudosos y se suman a la larga lista de mitos que incluye por ejemplo que la vaselina es inocua, que la base en las uñas solo es necesaria con esmaltes oscuros y que el maquillaje no tiene caducidad.
Quizá estos ejemplos te resulten más cercanos, y quizá hayas seguido esos consejos al pie de la letra. Te proponemos desmontarlos de una vez.
El maquillaje no caduca
Mentira rotunda. Los maquillajes caducan como cualquier otro producto perecedero. En primer lugar porque con el tiempo, pueden aparecer bacterias que se acumulan, por consecuencia, en la superficie de nuestra piel al aplicarlo y que pueden traducirse en irritación, infecciones e incluso bultitos que se asemejen al acné.
En segundo lugar, porque sus propiedades cambian, con suerte dejan de ser efectivos o no dan el resultado deseado -en caso de los maquillajes, secarán, se escamarán y no darán uniformidad- y con menos suerte sus agentes activos mutan produciendo rojeces.
Todo esto es grave, más de lo que piensas, sobre todo si pensamos en las zonas más sensibles del rostro. En los labios pueden producir las popularmente conocidas como "calenturas", y en el caso de los productos para los ojos (eyeliners, máscaras, sombras…) afectarán no solo al párpado (orzuelos, escozor…) también al globo ocular con irritación e infecciones.
La base para las uñas solo es necesaria con colore oscuros
Esto está bastante extendido, y no es del todo incierto. Los colores oscuros tienen mayor concentración de pigmento que puede llegar a amarillear la uña y a debilitarla por sus componentes químicos. Pero en realidad la base hay que aplicarla siempre, porque todos los esmaltes (salvo las nuevas creaciones que buscan lo 'eco') tienen componentes químicos tóxicos que resienten y debilitan las uñas, por lo que una base hidratante y nutritiva ayudará a reforzarla y a que el esmalte no se introduzca en los poros de las uñas.
El sol termina con el acné
Sí y no, vamos a aclararlo. Son muchas las mujeres que se exponen al sol con la esperanza de disminuir el acné del rostro. Se encomiendan al astro rey buscando que seque los indeseables granitos y espinillas. Y efectivamente, el sol juega su papel: disminuye la inflamación y la rojez.
Pero el problema -por si aún no lo has deducido- es que te estás exponiendo al sol sin protección, porque claro, las grasientas cremas con fotoprotección no las querrás. Así que, una exposición controlada al sol puede ayudarte y además te dará ese aporte de vitamina D tan necesario, pero no va a solucionar el problema y va a ocasionar otros. Siempre hay que exponerse con protección.
Las duchas frías tersan la piel
No, para de sufrir, las duchas frías solo te darán un sofocón en la ducha, la celulitis seguirá ahí por mucho que te metas en agua bajo cero. Y si lo haces de forma "profesional", es decir, si te sometes a crioterapia, ese tratamiento que consiste en meterte en una cuba a bajísima temperatura con el objetivo de "congelar" la grasa y que esta se esfume, cuidado, la FDA ya ha alertado de que no existen beneficios demostrados de esta polémica práctica.
No importa que Gwyneth Paltrow, meterse en agua por debajo de los 300 grados Fahrenheit como ella no parece que tenga efectos beneficiosos, de hecho sobrepasan los límites de lo saludable.
La vaselina es inocua
Lo de meter el dedo en el tarro de vaselina ya es casi un movimiento automático. Probablemente lo hagas constantemente y lo que no sabes es que te estás cargando los labios.
Primero porque su uso excesivo destroza el pH de los labios y estropea la capa protectora natural de los mismos. El resultado es un bucle, tus labios se van a acostumbrar a tener continuamente esa capa protectora así que, cuando no la tengan, se van a agrietar, con lo cual te echarás más bálsamo y así continuamente.
Aprende a echártelo sólo cuando realmente lo necesites, proponte hacerlo máximo tres veces al día hasta que tus labios vuelvan a la normalidad. Evitar esos cacaos tan ricos de sabores ayudará a quitarte el mono.
"Aún eres muy joven para cuidarte el rostro"
La edad no tiene nada que ver con la necesidad de cuidarse la piel (y el género tampoco, hombres del mundo). Nuestra dermis está expuesta a diario a agresiones, contaminación y contacto con otros elementos externos, por lo que tanto si tenemos 15 años como si tenemos 65, debemos protegerla. Recordemos que lo que no cuidemos hoy, tendrá sus consecuencias el día de mañana.
El SPF es para los días de sol
Nada más lejos de la realidad, incluso cuando el cielo está nublado se recomienda la aplicación de protector solar. Cuando no hace sol, nos exponemos más si cabe a los rayos ultravioleta y en invierno encima nos da pereza con el frío, por lo que si no tenemos cuidado, favoreceremos el envejecimiento del mismo y la aparición de pecas y manchas.
Para la piel, lo caro es lo mejor
Esto es un dicho tan viejo como nuestra sociedad capitalista. Y no es cierto. Ha quedado demostrado que salvo que tengas una genética fenomenal en tu piel, no te va a valer cualquier crema, tampoco la de 300 euros.
Lo que hay que hacer es consultar con un dermatólogo y buscar la naturalidad en los productos que te apliques. No significa que lo 'eco' sea lo mejor, sino que la piel siempre agradece la naturalidad de los productos o, si son químicos, las buenas formulaciones.
Así que lo mejor es que consultes con un dermatólogo y en caso de tener problemas en la piel, acudir al médico antes de sacar la tarjeta de crédito.
La fiebre (horrible) del champú de caballo
Esto sí que es el colmo. Como si no tuviésemos miles de champús en el mercado donde elegir, que tenemos que escoger uno de caballo bajo la promesa de un crecimiento espectacular. No es cierto y es un producto creado para animales, animales con un pelo distinto en muchos sentidos y con una piel diferente, en la que anidan parásitos e insectos que el champú contribuye en espantar. No tenemos que decir mucho más, si no comes comida de perro, ¿por qué vas a usar un champú de caballo?
Comprar productos de una misma marca
Muchas firmas de cosméticos utilizan esta famosa táctica de marketing, en la que convencen al consumidor de que el resultado de sus cuidados faciales alcanzarán una mayor efectividad si solamente utilizamos su línea de productos, pero no tiene nada que ver.
Lo ideal es que averigües por ti misma qué fórmulas funcionan mejor en tu caso en concreto, independientemente de la marca.